miércoles, 2 de febrero de 2011

Un parche sobre otro parche no pega

La cultura popular de la bicicleta nos ha enseñado que es inútil intentar poner un parche sobre otro parche. No pega. Esto, que hasta los niños son capaces de entender, parece imposible de hacérselo ver a nuestros mayores. En una sociedad que ha perdido la confianza de andar libremente en bicicleta, las soluciones para que esto se produzca de una manera artificial no dejan de ser invenciones, chapuzas, parches.

No es mi intención profundizar en una llaga que empieza a ser una herida infectada. Sólo quiero recoger una anécdota que representa la ignorancia, la incompetencia y la desbordante creatividad de muchos de nuestros técnicos encargados de hacer nuestras ciudades ciclables.


Este ejemplo del absurdo en el que se manejan los encargados de ciclabilizar nuestra ciudad es un paso peatonal para ciclistas en una acera. Dicho así, no llama la atención, de no ser porque es una de las aceras más transitadas de la ciudad... también por peatones. El colmo es que este paso de cebra para ciclistas en la acera, además de estar pintado en sentido perpendicular imposible ser interpretado, tiene continuidad en un paso de bicicletas en la calzada, y coincide (o lo han hecho coincidir) con el trazado del Camino de Santiago a su paso por Pamplona, que continúa al otro lado de la calzada así.



Bien. Pues esto, que podía haber sido un auténtico desmán, no pasa de ser una broma pesada más entre las miles que se pueden recoger en cualquier ciudad donde sus responsables han querido jugar a hacer una red de vías ciclistas separadas del tráfico hasta sus últimas consecuencias y podemos estar orgullosos de que la nuestra es puntera en esto.

El caso es que esta infraestructura no tenía otro uso que el peatonal (ellos sí habían entendido el paso de cebra en acera) y no era más que otro apunte más para el anecdotario de los inventos de la ciclabilidad. Pues bien, nuestro ayuntamiento, que es sensible a los detalles, se dió cuenta  de este pequeño desliz (probablemente con la ayuda de algún viandante) y decidió restañarlo. ¿Cómo? Poniendo un parche sobre otro.


Y para ello se valió de los operarios de mantenimiento de turno que decidieron hacerlo con luz y taquígrafos: indumentaria reflectante, soplete y cepillo y la furgo ocupando toda la acera. Un panorama impresionante.

No les ha quedado del todo bien, pero seguro que los elementos meteorológicos ayudarán a mejorar el resultado.

Yo no sé si todo esto servirá para algo más que para justificar el gasto en mantenimiento que conlleva, pero el hecho es que los cicleatones siguen prefiriendo la acera del otro lado de la calle porque es más recta y  más conectiva. El chiste de este tramo es que la calle por la que transita el Camino de Santiago es de un solo carril y la velocidad media de los vehículos no sobrepasa nunca los 30 kilómetros por hora. Perfectamente ciclable.


Ver Camino Santiago en Navas Tolosa en un mapa más grande

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