Un ejemplo de ello, más allá de las recetas económicas y políticas que nos están administrando, es el aliento desesperado que quiere dársele al coche como bastión de la movilidad y motor de la economía. Alargar la vida del todopoderoso vehículo parece que es el encargo que se han propuesto los poderes, aceptando el chantaje de fabricantes y vendedores, por llamarlos de alguna manera digna.
La noticia es el nuevo plan de ayudas a la compra de coches nuevos o seminuevos en la que se ha embarcado el gobierno central de la mano de fabricantes y concesionarios. A la espera de que el ladrillo vuelva a pesar lo que pesaba y, no contentos con esquilmar las arcas públicas para pagar el desastre, ahora vienen con una micromedida de ayuda a la compra de coches.
Más coches
Hacen falta más coches. La caída en picado de un sector que había generado su propia burbuja al calor de la inmobiliario-financiera y que ahora sufre las vacas flacas ha servido para justificar, bajo la excusa de mejorar la eficiencia y disminuir el nivel contaminante, la subvención a la compra de 75.000 coches de aquí a diciembre.
Ahora que la demanda de coche había bajado, por la disminución de la actividad económica, por el incremento del precio del combustible y, en menor medida, por las medidas disuasorias de su uso, principalmente la tarificación del aparcamiento, ahora vienen los poderes fácticos y se autoadjudican unas ayudas que, por ejemplo, la compra de bicicletas no la tienen.
75.000 coches más. Prácticamente nada. Si en vez de coches se hubiera financiado la compra de bicis hubiera dado para 1.000.000 a razón de 75 euros/bici, que en proporción viene a ser lo mismo. Todo para salvar a fabricantes y a tiendas, dando igual que la fabricación sea estatal o no.
Para la ciudad, sobre todo
No ha pasado ni una semana de la celebración de la Movilidad Sostenible como evento, en la misma ciudad en la que se organizó simbólicamente la marcha de la bici hasta la factoría de coches local el periódico de mayor tirada y más conservador publica hoy un informe según el cual Pamplona es tan transitable en coche en Septiembre como en Agosto. Cuestión de minutos.
¿Qué significa esto? Pues que esta ciudad, como tantas otras, es todavía demasiado favorable al uso del coche. Que, pese a esas medidas pretendidamente disuasorias, la facilidad y la prioridad de uso del coche como medio de locomoción es incontestable. Eso y que, como en todas estas mediciones de viajes en coche se siguen descontando los tiempos terminales de aparcamiento y desplazamiento a pie hasta el destino final.