Da gusto ver gente nueva en los ayuntamientos. Gente ilusionada con que esta realidad, por más cruel y dramática que se presente, se puede cambiar y también con vocación de ostentar menos y trabajar más y más cerca de la ciudadanía que la generación anterior de políticos que, gracias a la alternancia y a la abulia de casi todos los partidos minoritarios, se habían apoltronado, acostumbrados a repetir las mismas caras y ocupados más en atender su continuidad en las listas cerradas de sus siglas que en lo que realmente deberían ocuparse, que es a gestionar la cosa pública de acuerdo a las demandas ciudadanas.
La alcaldesa de Madrid en bicicleta (Foto: Sergio Pérez) |
Esa nueva hornada de políticos, muchos de ellos veteranos y curtidos en batallas sociales, ya le están dando un aire nuevo a la cosa pública, al menos a nivel municipal. Ya se ven los primeros destellos de esas nuevas maneras en las bajadas de sueldos o en la forma de desplazarse a sus obligaciones. Alcaldes y parlamentarios que se desplazan en bicicleta o en transporte público, rompen con una generación de políticos dependientes de sus coches oficiales para hacer cualquier desplazamiento, incluso urbano.
El alcalde de Valencia en bicicleta - Foto: Miguel Lorenzo |
Como guiño vale, pero los guiños nunca son suficientes, lo que vale es la mirada, la perspectiva y las actitudes valientes mantenidas en el tiempo. De ahí manarán las actuaciones definidas y decididas que busquen cambiar de escenario, que asuman riesgos, que planteen nuevos retos y que trabajen por conseguirlos. Porque lo fácil es la pose, regalarse unas declaraciones para la galería y hacer posibilismo con etiqueta renovadora.
Ahora es el momento de ser exigentes con los que dicen que pueden cambiar las cosas, ahora es el momento de no conformarse con que el político de turno haga declaraciones con una bicicleta y una sonrisa, ahora es el momento de demandar apuestas atrevidas que vayan más allá de habilitar algún pasillito más para bicis o para buses o de tener un tranvía o buses de mayor capacidad. Si no es a costa de poner en aprietos al coche esto se puede quedar en unas cuantas cosas simpáticas y poco más.
No nos quedemos en las formas, por favor.