lunes, 11 de junio de 2012

Peatones, por favor, cíñanse a la acera

Uno no sabe ya qué puede encontrarse en estas ciudades que han decidido reinterpretar la movilidad sostenible de la misma manera que cualquier otra área de la sostenibilidad, es decir, a su libre albedrío o, casi mejor, a su libre ocurrencia.

La ordenación del tráfico en estas ciudades se hace hasta en las aceras. Esto es, se señalizan y marcan las aceras como espacios de circulación, perdiendo su carácter discrecional y más o menos anárquico. Muchas veces hemos hablado ya sobre las consecuencias que ello conlleva en la habitabilidad y tranquilidad de las mismas, todo por tratar de canalizar por ellas algunos vehículos que resultan incómodos en las calzadas, mayormente bicis.

Hasta aquí todo conocido. Grave pero conocido. Lo de hoy ya es el colmo. Hoy me he encontrado estas marcas en una acera. Las había visto en alguna calzada pero ¿en la acera?

¿Qué significan? Pues, efectivamente, aunque parezca increíble, están indicando que en esa acera los peatones deberán circular bidireccionalmente. La señal lo deja claro (yo soy de esos peatones que camina mirando las señales).


¿Demencial? No tanto. ¿Por qué? Pues porque justo al lado hay un circuito para patinadores, en el que rara vez hay patinadores y que se quiere preservar como "carril patín", ante las contínuas incursiones de los viandantes. Correcto, comprendido.

Sin embargo, analicemos las características de la acera recomendada para peatones y por qué los malditos caminantes insisten en invadir el "carril patín". ¿Qué nos encontramos? Esto.


Si esto no es una ignominia pedestre que alguien me explique qué es.

Ahora bien, ¿qué tiene todo esto que ver con las bicicletas? Nada. Solo que a veces me da por compadecerme de los infaustos peatones que, pese a tener la mayor masa crítica en la mayoría de nuestras ciudades, siguen sufriendo este tipo de vejaciones, menosprecios y atropellos. Ya podéis perdonar por la digresión pero es que a veces yo también camino.


¡Ooooops!

1 comentario:

  1. La cuestión es que nuestra actitud nos está llevando a circular por aquellos lugares que sean aptos para hacerlo, independientemente del modo que elijamos para desplazarnos. Es decir, si la carretera va vacía, pues me meto ahí, a pesar de ser peatón. Si la acera va vacía, pues me meto ahí, a pesar de ser una bicicleta...y así con el resto de situaciones.
    ¿Me permite mi modo de transporte transitar por el espacio público, ocupándolo a mi voluntad, sea este del tipo que sea?
    Si la respuesta es afirmativa, entonces tiramos por ahí, porque no queremos estar limitados, porque nos jode obedecer. Nos incomoda.
    Esa actitud obedece a una cultura individualista a más no poder donde las necesidades del otro o sus derechos nos los pasamos por el forro.

    ¿La solución?

    No vamos a cambiar, porque está en nuestra naturaleza ser contestatarios, aunque nuestras pataletas no tengan sentido ni beneficio.
    La solución pasa definitivamente por reducir drásticamente la población.
    Si no lo hace la Naturaleza, lo haremos nosotros mismos aplicando el único control demográfico que sabemos aplicar: la guerra.
    Tiempo al tiempo.

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