Con la bicicleta los viajes rutinarios son ahora divertidos, agradables, rápidos, cómodos, limpios y seguros. Ambas personas hace algunos años que cumplieron 50 y ninguna de las dos antes había utilizado la bicicleta para desplazarse ni en la ciudad ni fuera de ella. De hecho, no habían andado en bici desde la infancia. Las dos empezaron probando con una bici que tenían por casa. Incómoda, poco apropiada para el uso que le iban a dar. A las dos les animó ver cada vez a más gente andar en bicicleta y el hecho de que la bicicleta volviera a estar de moda. Las dos pronto se compraron una bicicleta en condiciones. Las dos probaron a hacer sus trayectos, primero por aceras y por calles poco transitadas, después por el itinerario más directo y más cómodo hacia su destino, por la calzada mayoritariamente, mejorándolo cada día. Las dos ya no se plantean ir a sus respectivas obligaciones en bicicleta, aunque llueva, aunque nieve. Y están satisfechas, están orgullosas, están convencidas. Han descubierto un modo idoneo de desplazarse en la ciudad.
Resulta sorprendente ver a gente de esa generación cambiando sus hábitos de movilidad. Pero resulta aún más sorprendente comprobar que, más allá de hacerlo por un compromiso personal, acaban haciéndolo por la satisfacción que les provoca, por el bienestar, por el ánimo que les da llegar despiertos y relajados a su próximo destino y la alegría que les da transmitirlo. Se han hecho ciclodependientes. La cicloadicción es una enfermedad que, una vez se contrae, es prácticamente imposible de curar.
Lo peor del asunto es que ambas son personas normales, personas acomodadas, con puestos de trabajo de responsabilidad, con un estatus social que en una ciudad pequeña es reconocido y reconocible, las dos tienen que llegar elegantes al trabajo porque ambas trabajan relacionándose con otras personas relevantes de cara al público. Ambas deben mantener reuniones, acudir a almuerzos, conceder entrevistas, atender visitas... pero no por eso renuncian a su medio de locomoción, ni se visten de una forma especial para andar en bici.
Hoy también he visto a otro Director General acudir a su trabajo en una bicicleta rescatada de un trastero y a otro Director de una empresa pública al que me lo he cruzado dos veces en su flamante bicicleta urbana. Creo que algo está cambiando a nuestro alrededor y no es sólo fruto del buen tiempo.
Lo confieso: yo también soy un cicloadicto.
Me siento reconocido con la ciclodependencia sin duda alguna. 3 años hace desde que empecé y no tengo ninguna intención de dejarla parada. Gracias por esta visión optimista Eneko, yo también creo que algo está cambiando y no es sólo cosa del buen tiempo.
ResponderEliminarJo, yo llevo un mes yendo en bici al trabajo (y a los recados cuando no voy con la familia y cuando quedo con los colegas en casa de alguno y...) y es una gozada. Y cuando has cogido la forma mínima hasta las cuestas pamplonesas tienen su atractivo. Efectivamente la bici es adictiva, y cuando no la he cogido siento auténtica necesidad de lanzarme a ella y pasear o irme a donde sea con cualquier excusa (o sin ella). Por supuesto, mi intención es seguir de commuter ciclista todo el año.
ResponderEliminarPor supuesto, aceras nunca, y preferentemente calzada: señalizando, haciéndote ver y evitando aquello que como conductor de coche siempre he maldicho: bicis y motos que aparecen por puntos muertos, ciclistas que aparecen de repente en pasos de cebra a mil por hora, etc. etc. La bici es un vehículo más. Ah, y para mí el peatón es sagrado.
no la puedo dejar dormida...necesito de ella, la llevo donde sea, al trabajo, a la universidad,cuando voy de compras, cuando voy a gimnasio etc etc ...me hace feliz...
ResponderEliminarJe,je,je. Llevo varios años circulando en bici por esta ciudad todos los días y acabo de tener una pequeña lesión muscular que me impide montar en la bici (y andar bien) Ha pasado semana y media y tengo un mono impresionante. Ayer cogí la bici, pedí ayuda para montarme y me di una vuelta de 5 minutos porque no podía aguantar más. No es broma. He olvidado cómo moverme por esta ciudad sin mis dos ruedas. ¿Debería hacérmelo mirar?
ResponderEliminarMuchas veces he hablado con amigos o compañeros sobre el tema de la movilidad en bicicleta, y me sorprende sus respuestas sobre porqué no van en bici, y es porque les da vergüenza que álguien les vea pedaleando. Result increible que a estas alturas de la historia de la civilización humana la gente se mire por el coche que conduce (aunque no encuentre dónde aparcarlo) y no por la calidad de vida.
ResponderEliminarEs un gustazo ir en bicicleta a los sitios, dejé la moto, el coche aparcado en el garaje y empezé a montar mi bici, ya tenemos 6 en la casa, y somos dos personas, pero es un vicio. No tiene que ver tanto con el gasto que supone ir en un vehiculo autopropulsado, es mas que esto, es el no tener que pensar en aparcamientos, en llegar alegre y con energia a los sitios.
ResponderEliminarPor otro lado, aunque el carril bici aun es un lugar de conflicto, sobre todo con los peatones, puedes ver las caras de felicidad de los otros ciclistas y esto no lo ves en los conductores de coche o moto.
Espero seguir pudiendo montar en bicicleta toda mi vida.
Me encantó como lo describieron. Es una droga maravillosa, he contagiado a todos mis amigos.. de hecho creo ya no tener muchos amigos con auto.
ResponderEliminarLoco, la bici en vida.. es alegría, es independencia, es poder. (@ze_petizza)