lunes, 4 de marzo de 2013

DGT dg s RGC

Aburrición. Eso es lo que provoca tanto debate sobre las intenciones de la DGT en la revisión del RGC en relación a las bicicletas. Cada día, todos los días, tenemos noticias al respecto y lo que están consiguiendo, con nuestra inestimable colaboración, es sacar más las cosas de quiciio. Por si no lo estaban ya suficientemente.

Todo el mundo se ha lanzado a la arena de la discusión, de la versión visionaria de la cosa ciclista en lo que respecta a la legalidad, de la disquisición de lo que es y lo que debería en el tratamiento de las excepciones más descabelladas, de limar una puntilla en un resquicio... y hemos perdido el sentido de lo principal.


Aquí no hablamos sólo de bicis, hablamos de circulación, de movilidad y de accesibilidad. Pero, por encima de eso, deberíamos estar hablando de espacio público, de convivencia, de movilidad sostenible y de futuro de nuestras ciudades y de la necesidad improrrogable de reducir el uso del coche de manera tajante. Y eso lo hemos olvidado enfrascados en guerras triviales como las del casco, las de las aceras, las de las contramanos y otras gaitas.

Nos han llevado al huerto los unos y los otros. Los que quieren preservar el estado de las cosas y el predominio del coche y los que sólo vigilan por sus intereses parciales olvidando que el espacio público es la cosa común y que las ciudades se han convertido en lugares inhabitables porque hemos dado más importancia a la circulación que a la habitación. Da igual que sean coches, bicis, tranvías o buses, mientras prioricemos en la circulación, nos estaremos perdiendo la ciudad para vivirla, el espacio público como lugar de encuentro, de cohabitación, de sociabilización.

Pero no. Parece que el RGC este de las bicis es más importante que nada porque nos han vuelto a prometer que lo van a aprobar inminentemente y que nos jugamos mucho y hemos creído que en ello va nuestra supervivencia como alternativa modal al tráfico motorizado y, sin embargo, nadie en la DGT habla de buscar alternativas al coche, nadie habla de reducir su uso, nadie habla de la peligrosidad y la agresividad que produce y que es la causa de todas las víctimas. Nadie. Eso parece secundario y no lo es.

Una vez más, lo urgente nos está desenfocando de lo importante y estamos olvidando que el RGC vigente era y es una mierda en lo relativo a los ciclos, pero que en la mayoría de las ciudades no se contempla y no se respeta y no pasa nada. Así que DGmonos de tanta DGT y tanto RGC y empecemos a pensar cómo queremos vivir, cómo queremos que sean nuestras ciudades en los próximos años, y luchemos por ello.

7 comentarios:

  1. Comentado en Ibilbideak http://bicicletasciudadesviajes.blogspot.com.es/2013/03/dgt-dg-s-rgc.html?spref=tw

    ResponderEliminar
  2. Pues a mi si me ha gustado, coincido contigo, son necesarias ciudades más humanas y habitables

    ResponderEliminar
  3. Jodé Eneko:
    Tienes razon, mucha razón, pero estoy seguro que si miramos al otro lado, van a seguir haciendo lo que les de la gana, a espaldas de nosotros, nosotros que soñamos con una ciudad mejor y mas humana.
    Hay que luchar, tienen que saber que estamos, que el poder no son ellos, nosotros también tenemos algo que decir.
    Un abrazo
    Bixen

    ResponderEliminar
  4. Tienes razón la DGT habla en terminos de táfico y no de movilidad y menos de movilidad sostenible. Vienen de regular la circulación en las carreteras y trasladan estos planteamientos a la ciudad. La bicicleta son un medio de transporte como otro más. Que se utilicen más o menos dependerá de cómo sean nuestras ciudades, de cómo sean los lugares en los que vivimos. La DGT solo piensa en la calle como un lugar en el que ordenar la circulación y el tránsito, no piensa en el resto de las funciones del espacio público: el encuentro, la relación, el juego, el descanso, la manifestación, la actividad económica, etc.

    ResponderEliminar
  5. La DGT a nivel del estado es como la policia local en un pueblo. No saben ni quieren saber que es movilidad ni saben ni quieren saber que las ciudades son segregadoras de todos aquellos que no son como ellos (defino "ellos" como ese parámetro humano del que habla Frascesco Tonucci para el cual se diseña la ciudad: " ciudadano varón, adulto y trabajador) y olvidadan a los niños, a las mujeres, los ancianos, los discapacitados, los pobres y los extranjeros, a los que van en bicicleta, los que llevan carritos de la compra, los que resbalan en los pasos de cebra...
    Las ciudades se han adaptado más a las exigencias de los coches que a las de las personas; por eso, se han convertido en lugares peligrosos e inhóspitos.

    ResponderEliminar