lunes, 14 de enero de 2013

Vuelta la burra al trigo

La tozudez es la cualidad que sin lugar a dudas más caracteriza a la especie humana. Mantenerse firme en las posiciones, sean estas las que sean, se entiende como una virtud, aunque los signos indiquen que la dirección es la equivocada. Nadie escapa de esto en alguna faceta de su vida. Muchas veces la tozudez es la expresión máxima de la determinación, del tesón, otras, sin embargo, es señal inequívoca de estupidez, de borreguismo. Estar convencido de algo así, sin más, es una forma de necedad tan acusada como desconfiar de evidencias o tratar de negarlas.

Los que somos cabezotas por naturaleza sufrimos mucho este tipo de síndromes, pese a que nos lo hacemos mirar repetidamente, conocedores de nuestras debilidades. La pertinacia muchas veces se confunde con la pertinencia y para muchos el ejercicio de insistir es la fórmula más segura para convencer de algo y hacerlo conveniente. Luchar contra ello sin parecer obstinado, incluso obsesionado es difícil.

Es lo que nos pasa a los que nos hemos mantenido durante estos años pasados de desfase pro-bici, recordando una y otra vez que la bici es fácil, que la ciclabilidad debe ser simple y que no se pueden perder estos fundamentos tratando de fomentar el biciclismo como transporte a cualquier precio. Estos años aciagos de lujuria bicicletera ha servido para dar cobertura a cualquier cosa, ignorando cuestiones tan básicas como la necesidad, la seguridad o el precio.

Así se han asumido máximas como que las aceras bici son la mejor herramienta para fomentar el uso de la bicicleta, como ha venido defendiendo persistentemente Sevilla, después de haber apostado por esta fórmula de manera invariable y masiva.

Grafismo parte de este logo

Hoy la noticia nos la trae en bici por madrid, el blog más activo y uno de los más certeros y cabales del panorama español.

Las aceras-bici de Madrid frenan el uso de la bici 


Terrible. Más cuando el titular responde a las conclusiones de un estudio hecho por el Ayuntamiento de Madrid en varias calles de este municipio en el que se han implementado dichas infraestructuras.

Según el estudio, en las tres zonas analizadas se ha detectado un aumento del uso de la bici, como sucede en el resto de la ciudad, pero excepto tramos muy puntuales, no se está produciendo en las calles donde están los carriles-bici, que registran aumento de número de bicis inferior a la media del municipio, e incluso negativos.
  • La acera bici ha tenido efectos contraproducentes para el tráfico, pues ha expulsado a buena parte de los ciclistas de la calzada, aumentando así la velocidad media. Cabe preguntarse si no es esta una de las causas de que los ciclistas estén prefiriendo otras calles para sus desplazamientos diarios. 
  • Igualmente en las calles con carril-bici ha disminuido la proporción de mujeres, cuando se constata por las encuestas que el uso de la bici por sexos se ha requilibrado considerablemente. 
  • Quien más valora los carriles-bici son los peatones, que lo entienden como una ampliación de la acera.
Antes de empezar las obras se preguntó a la gente que tenía bici sus motivos para no usarla: Distancia, falta de carriles propios e inseguridad fueron los motivos argumentados. Tras realizar las vías ciclistas, han crecido las quejas respecto a la distancia, la inseguridad y la falta de carriles.

Estremecedor. Mejor que no se enteren en Sevilla, en Valencia, en Zaragoza, en Málaga, en San Sebastían o en Pamplona, que siguen intransigentes, convencidas de la conveniencia de sus aceras-bici, porque les va a poner muy nerviosa a mucha gente que esto pueda sentar un precedente que suponga que las burras, sus queridas burras, tengan que volver la vista a su trigo natural, la calzada, después de haberlas mantenido acorradas en aceras-bici durante tanto tiempo.

2 comentarios:

  1. A mí me sacan de quicio. Y mucha gente sigue pensando que es lo mejor, que por la carretera es un suicidio y... oye, les entiendo. Pero hay que ir por la carretera. Antes o después se darán cuenta.

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  2. Mas suicidio me parece interceptar a velocidad de cicleatón los pasos de cebra. Sea un conductor de coche normal o uno que cuadruplica la tasa, tiene muchas posibilidades de llevarse puesta a la bici y al "ciclista".

    Vaya, es que lo tengo comprobado. De mi casa a la universidad son 3 km. En la calzada hay 4 puntos negros (considerando las rotondas como tales). En carril bici o como se llame, 9. Yo lo tengo claro.

    Por no hablar que como ciclista deportivo, ni se me ocurre meterme con mi flaca por uno de ellos.

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