martes, 15 de enero de 2013

Cómprate un muerto...

Es lo que tiene el coche, que mata. Es lo que tiene el paso de cebra, que es el lugar más peligroso para cruzar una carretera. Es lo que tiene la bici, que te la juegas. Nos gusta reafirmarnos en lo que sabemos o en lo que nos dicen que tenemos que saber. Nos ponen los tópicos y las redundancias. Nos sirve para comprobar que las cosas siguen ahí, donde las dejamos estar, por más crueles que éstas sean.

Llevamos unos días tremendos en los que varios peatones y una ciclista han muerto al ser atropellados por coches. Madrid, Murcia, Barcelona, Valencia, Fuerteventura... Más de lo mismo. Lo peor de este tipo de incidentes es que, por mera repetición, nos lleguemos a acostumbrar a ellos.


Lo más grave es que, ante semejantes sucesos, mucha gente demanda tan sólo mayor protección para los más indefensos. ¡Como si fuera posible! ¿A qué se referirán? ¿A pasos de peatones blindados? ¿A carriles bici protegidos con tapias laterales? Pues no. Piden reducción y control de la velocidad y respeto a las distancias de seguridad.

Pues no va a ser suficiente. Hace falta algo más. Por ejemplo, endurecer las penas por infracciones, negligencias y temeridades al volante. Si no somos capaces de ejemplarizar castigando estas conductas entre los verdaderamente peligrosos, los automovilistas, difícilmente podremos conseguir mejorar la situación sangrante en la que nos encontramos.

Pese a que hemos tenido noticia de alguna propuesta dirigida a perseguir alguno de los supuestos que producen mayor letalidad en la práctica automovilística (el Ayuntamiento de Valencia instalará, por ejemplo, cámaras en muchos semáforos para denunciar a los conductores que se los salten en rojo), desgraciadamente también nos ha llegado la resolución del Ministerio de Justicia de indultar a un conductor kamikaze al que habían condenado a trece años de prisión por matar a otro conductor cuando circulaba en dirección contraria por una autopista en 2003 y conmutarle la pena por el pago de 4.000 euros. ¡Demasiado barato!


No se puede consentir más este estado de cosas, esta permisividad hacia los automovilistas criminales, mientras sibilinamente se sigue corresponsabilizando a las víctimas. Los homicidios al volante no pueden quedar impunes y la peligrosidad de muchos automovilistas tampoco.

3 comentarios:

  1. Solo hay que darse cuenta como deceleran los coches al llegar a un punto donde saben que hay un radar... Es cierto, parece que el peligro de muerte no es suficiente para disuadir las infracciones, solo cuando tocan el bolsillo parece que seguir las normas se convierte en una realidad. Qué triste.

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  2. Conducir un coche es como ver las cosas pasar desde el salón de casa. Demasiado cómodo y aislado de la realidad. Por eso lo que dice ciclismo urbano; ni siquiera el peligro de muerte es suficiente porque no se palpa como cierto hasta que es demasiado tarde. Curiosamente el peligro de que te caigan 200 y 500 euros de multa es mucho más palpable.
    Yo soy quizás muy extremista en esto y opino que en una sociedad como la nuestra el hecho de tener un coche para circular por las ciudades debería tener una justificación y que las medidas activas que impidan que un conductor actúe con su vehículo como un arma (limitacion de velocidad automática, sensores biométricos, frenado automático) deberían ser obligatorias y su uso fraudulento gravemente penado en cualquier coche que quiera compartir el espacio urbano.

    Pero claro... eso haría de los coches algo mucho menos atractivo de utilizar y hay demasiado intereses en que la gente siga comprando cacharros de una tonelada que se mueven a gran velocidad.

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    1. Lo malo de un coche cuando lo compras es que la gente se cree que solo hay que echarle gasolina. Nadie se para a pensar en el dineral que hay que gastarse en mantenimiento, reparaciones, sustitición de piezas rotas o desgastadas por el uso, los cambios de aceite y neumáticos... impuestos aparte. Y lo gracioso es que esa insostenibilidad financiera doméstica que es el coche para las familias se coge y abusa de su uso para hacer diariamente algo menos de cinco kilómetros para ir a trabajar, la compra, etc (y todo dentro del casco urbano). Resulta ridículo y antieconómico y sin embargo seguimos tirando dinero por el tubo escape (coste ecológico aparte). Es incomprensible que la bici no triunfe por eficiencia y economía en este país de pandereta y tópicos (si me ven en bici en vez de en coche la gente creerá que soy pobre, así que mejor me quedo sin comer para llenar el depósito de combustible, que hay que aparentar) :(

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