domingo, 13 de enero de 2013

¿Somos conformistas o tontos?

Estamos viendo como todo a nuestro alrededor se derrumba y nos mantenemos impertérritos mirando la debacle, en parte atónitos, en parte incrédulos, en parte incapaces de hacer nada más que mirar. Y aún pensamos que todo este desastre servirá para algo, porque "no hay mal que por bien no venga" y todo eso. Somos espectadores, queremos serlo, nos va bien así.

La crisis nos va a hacer la tarea y nos vamos a quedar tan contentos. Con un paro aterrador, con unas expectativas económicas y sociales tétricas, con una clase política vergonzosa, con un panorama internacional pésimo, aún somos capaces de conformarnos y verle la parte buena a todo esto.

Pasa con los temas de la movilidad sostenible y sus consecuencias ambientales. Ahora resulta que la inactividad de tanta gente y la angustia económica de muchas familias, que lleva aparejada esta bajada de producción industrial y de actividad comercial, ha supuesto una reducción en el uso del coche y un aumento de opciones por la bicicleta, y nos parece un triunfo.


¿Lo estamos consiguiendo?

Congratularnos porque estamos consiguiendo ciertas cotas de movilidad sostenible y de calidad ambiental urbana a costa de hacer insostenible todo lo demás es penoso. Sería un logro si se hubiera conseguido gracias a decisiones responsables dirigidas a ello y no debido a situaciones irreversibles, obligadas y muchas veces casi insoportables. No hay ningún mérito en ello, no hay estrategia, no hay modelo.

Así pues, no seamos tan mentecatos de enorgullecernos de que gracias a esta debacle socioeconómica y política en la que nos hallamos inmersos estamos haciendo los deberes que jamás hubiéramos hecho motu proprio y, sobre todo, a costa de la miseria de mucha gente, de demasiada, y continuemos exigiendo y ejerciendo un cambio sostenido hacia un modelo de sociedad distinta, donde las ciudades, los trabajos y la formación prioricen en las personas.

2 comentarios:

  1. Es cierto y triste lo que dices pero por otro lado es innegable que ante tal panorama se intenten aprovechar esas partes positivas que solo surgen cuando la cosa se pone fea. Es en cierto modo, el combustible para seguir luchando.

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  2. Estoy con lo que dice ciclismo urbano. En parte... algo es algo. Estamos los que seguimos haciendo cosas, están los que hacen cosas enormes y geniales y están los que sólo se dejan llevar, pero con más o con menos fuerza el cambio está ahí.
    Aunque luego cueste la vida de chicas como la que este fin de semana ha muerto en Valencia por culpa de un conductor borracho. (Aunque sé que no hablas exclusivamente del uso de la bici, o eso entiendo al menos)

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