Aquí una representación de la imagen más suburbial y más subcultural de
la bicicleta, de aquello que los puretas del rollo superintegrado y
normalizado de la catedral centroeuropea tanto denostan en la búsqueda
de la ordenación de la masa ciclista laica y desconocedora de la verdad.
No me malinterpretéis, no es un ataque furibundo al rollo CycleChic, de la gente sin estigmatizar que usa la bicicleta como vehículo de una manera natural, elegante, sin disfraces, etcétera. No. Es un canto al desparpajo, al salero y a la gracia de la gente que, con la excusa de la bicicleta, propone cosas divertidas, descaradas, cachondas.
Estamos en verano y hoy lo celebramos con esta canción con todo el prurito choni y macarra. Genuino. Genial. Gracias Todd por el regalo.
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