Probablemente ninguno de estos jugadores tenga una jugada ganadora, pero todos ellos están tratando de hacer ver que la tienen. Ese es el juego. Y están apostando por ello. Algunos van de farol, otros confían en su actitud, otros simplemente porfían, confiando en que algo les vaya a caer, aunque sea de rebote. Algunos creen que basta con ir de mano para ganar. Otros juegan al arrastre. Hay los que prefieren jugar a la contra.
El caso es que muchos han creído que esto de la promoción de la bicicleta es una partida y han hecho sus apuestas, muchas de ellas multimillonarias. Pero no han enseñado sus cartas, porque confían en que les valga su talante, su chulería y su capacidad de intimidar para amedrentar al resto de jugadores.
Muchos consideran que se está jugando con cartas marcadas, en las que unos conocen perfectamente las de sus adversarios, pero estos no saben identificar las de aquellos. Y se aprovechan de ello.
Lo malo, lo peor de todo este asunto, de "los asuntos de la bicicleta" es que se sigan jugando como si fuera una partida de cartas, porque puede resultar muy siniestro ya que puede que, por la ingénua participación de jugadores inexpertos, atrevidos, engreídos o arriesgados, nos estemos jugando el futuro de la bicicleta por querer recoger réditos demasiado pronto.
Plantear el fomento y promoción de la bicicleta así puede resultar o está resultando, además siniestro, muy contraproducente para su desarrollo natural.
Esto, señoras y señores, no depende de que alguien vaya de mano, de que al farruco de turno le de por echar un hòrdago o de que haya cartas marcadas. Sabemos de sobra que la banca gana siempre, así que más nos vale mantenernos al margen de la misma si queremos ganar algo.
Hola Eneko,
ResponderEliminarHoy me cuesta entender lo que quieres transmitir con este artículo, y qué es lo que hay detrás de esta parábola.
Saludos!
Haritz, tahur, no te hagas el inocente precisamente tú, que has tomado parte en algunas de las partidas más ambiciosas de por aquí.
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