domingo, 15 de abril de 2012

Pienso, luego insisto

Las cosas se han torcido espectacularmente en un país que nunca ha sabido marcar una dirección, acorde a una estrategia, para sentar las bases de algo que se sujete y que fundamente el desarrollo de un futuro mejor. Hablo de bicis, no nos dejemos engañar. Pero hablo también de políticos miopes, de técnicos y asesores clientelistas, de una sociedad razonablemente adormecida y de una facilidad colectiva para la alucinación con cualquier novedad.

Ciclocrisis

Creo que las cosas en estos momentos de crisis que nos siguen vendiendo no pueden pintar más feas, ya que, desgraciadamente, los recortes más importantes anunciados van a cercenar dos de los bastiones donde había que invertir mucho en bicicleta, y no hablo de los carriles bici y de las bicis públicas, no. Hablo de Educación y Sanidad.

Ahora que parece que el mundo se acaba cuando nos anuncian que no va a haber más presupuestos para hacer fastuosas obras en forma de "caminitos imposibles para bicicletas", ahora que el ideario pro-bici se agota y se sigue afanando en hacer líneas divisorias, ahora el asunto del cambio de hábitos de vida y de modelo de ciudad parece que queda más lejos que nunca. Incluso puede llegar a parecer que resulta inconveniente hablar de ello en un escenario donde cada uno se agarra a su nómina y a su vida anterior con más fuerza que nunca.


Cambio de desarrollo

El futuro de nuestra sociedad, como el futuro de nuestras ciudades, pasa irremisiblemente por replantear algunos paradigmas que han fundamentado el errático camino que nos ha traído hasta donde estamos. Hay que volver a pensar en el huevo y la gallina, hay que volver a pensar quién paga el pato, hay que pensar quién se lleva el ascua a su sardina y quién sigue vendiendo duros a cuatro pesetas y, sobre todo, hay que volver a pensar qué hemos dejado de hacer en todo este tiempo.

Así pues, hay que empezar a pensar en que la gallina de los huevos de oro la hemos matado y hay que cambiar de sistema, porque también en los asuntos de la bici estamos ante una crisis sistémica, ya que la era del ladrillo, de la excavadora y del pelotazo, o lo que es lo mismo, la era del carril bici y la bici pública, está prácticamente finiquitada y hay que cambiar el panorama y empezar a construir las cosas desde la base y la base no puede ser nunca otra que: menos coches, para conseguir espacios más habitables, más seguros y más limpios, y hábitos de vida más saludables, más sociables y más humanos, donde demos oportunidades reales a nuestros menores y donde nuestros mayores no se encuentren tan desplazados. Y después habrá que empeñar nuestro mejor esfuerzo en consolidarlo.

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