jueves, 24 de marzo de 2011

Velo-city 2011 Sevilla... un mundo feliz

Un poco mareados por tantos mensajes, ofuscados por tratar de comprender distintas ópticas que ofrecen distintas propuestas, distintos propósitos, empujados por la fuerza de inercias excesivamente pesadas y que cada vez cobran más envergadura sin que nadie las ponga realmente en cuestión, diálogos interminables, interlocuciones ilustrativas de las diferencias culturales, de los distintos niveles de desarrollo ciclistas.

Velo-city es un pequeño universo de personas implicadas en el desarrollo de la bicicleta, pero no deja de tener un vicio en sí mismo que es precisamente ese: todos empujan porque haya más ciclistas, de una manera intensa, comprometida... pero muchas veces obsesiva. Y todo eso se produce en una burbuja que no produce más que el propio eco de todas estas voces y genera una especie de euforia colectiva que, aparte de ser provocativa y emocionante, tiene el peligro de la autocomplacencia y de creer que hemos arreglado algo sólo porque hemos conseguido que unas cuantas personas monten en bicicleta alguna vez a la semana.

Es precisamente esa obsesión la que muchas veces no nos deja ver que el objetivo de incrementar el uso de la bicicleta está provocando un descenso de los viajes a pie o en transporte público, y no está consiguiendo reducir el uso excesivo e injustificado del coche, porque realmente se ha desviado la atención hacia las bicicletas como instrumento de marketing social.

3 comentarios:

  1. Eneko, somos muy pocos todavía los que subrayamos esta cuestión. Parece que nadie nos escucha... todos quieren más bicis... pero ¿para qué?

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  2. Totalmente de acuerdo con tu planteamiento.

    Creo que el objetivo no debe ser el de tener más ciclistas sino el de conseguir una ciudad más amable y más habitable para TODOS los ciudadanos y ciudadanas.

    En el capítulo de la movilidad se trata de conseguir una ciudad más accesible y próxima; una ciudad que facilite los desplazamientos peatonales y en la que un servicio transporte público, funcional y competitivo, permita unir cualquier punto de la cuidad con cualquiera otro; una ciudad con menos coches y por tanto con menos riesgo de accidentes, menos contaminación, menos ruido, menos intrusión paisajística, etc.

    Por supuesto, en este modelo de ciudad la bicicletas tendría mucho que aportar y seguro que se haría un hueco importante en el reparto entre los diferentes modos de transporte.

    Por tanto, el incremento del número de ciclistas no sería el resultado de la implementación de medidas orientadas hacia este fin, sino consecuencia de la puesta en práctica de una serie de politícas tendentes a la consecución de una ciudad para los ciudanos, de una ciudadad en la que vayan ganando espacio otras funciones diferentes de la de la movilidad.

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  3. Eso es, un mayor número de ciclistas no es una traba para que se sigan contruyendo autovías, se disperse más la ciudad, se hagan más aparcamientos subterráneos en el centro de la ciudad, se zonifiquen más las actividades cotidianas, etc... es decir, más bicis no son menos coches.

    Saludos

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