lunes, 3 de agosto de 2015

5 razones por las que promocionar la bicicleta

Ya. ¿Por qué 5 y no 10, 7 ó 15? Pues porque el 5 es un número talismán en mi vida y punto. O porque no se me han ocurrido más o simplemente porque el artículo anterior también eran 5. ¿Qué más da? 5. Van.

1. Es barato

En los tiempos que corren el precio de cualquier operación es crucial. Promocionar la bicicleta puede ser barato sin perder un ápice de éxito. Pero esto sólo se consigue alejándose de las fórmulas desgraciadamente más repetidas en nuestras ciudades. Fomentar la bicicleta sin priorizar en inversiones formidables en forma de viales ciclistas exclusivos o sistemas de bicicletas públicas. He ahí el reto. El epicentro de este movimiento sistémico debe circular alrededor de la desacreditación del uso ineficiente que hacemos del coche y de poner en aprietos su uso indiscriminado. Fuera travesías de alta capacidad, fuera zonas de aparcamiento en superficie (da igual si están reguladas o no), fuera entradas hasta el corazón de la ciudad a través de autopistas urbanas...


2. Es rentable

Y no sólo políticamente, que también. Que la gente se desplace en bicicleta (o a pie) es rentable para cualquier sociedad donde eso se produzca. Primero porque la gente no consume recursos valiosos y limitados como el aire, el espacio público, el tiempo o los combustibles fósiles, por no hablar de la paciencia de sus ciudadanos, siempre tan poco valorada. Pero una sociedad que hace desplazamientos físicos, se activa (biológicamente hablando) y se convierte en una sociedad más sana, más fuerte, con menos enfermedades, menos bajas, menos estrés, con los costes que todo ello apareja. Eso sin hablar de los accidentes y las muertes. Pero es que además está demostrado que ciclistas y peatones compran más y mejor que los automovilistas, con lo que revitalizan la economía.


3. Es moderno

No hay que desestimar las componentes de modernidad en ninguna línea de actuación que se quiera acometer en los tiempos que corren, donde el futuro mucha gente se ha empeñado en pintárnoslo demasiado negro. Parece que la modernidad, la vanguardia, el progreso o el desarrollo hasta hace unos pocos años sólo eran concebibles asociados a alta tecnología, fuertes inversiones, un infierno financiero o complicadísimos contubernios. Ahora no. Gracias al crack que hemos tenido la oportunidad de presenciar, la gente ha decidido volver la vista a medidas y a opciones asequibles, fáciles, efectivas y asumibles... y la bici forma parte de ese universo conocido, cercano, amable y efectivo.


4. Es diferente

Aunque sea por probar. Con eso ya bastaría. Porque las fórmulas dominantes ya han demostrado que son un fracaso que nos está lastrando de una manera mucho más formidable de lo que somos capaces de imaginar o de calcular. Hay que intentar salir del atolladero con fórmulas distintas a las que nos han metido en él, si no es imposible.


5. Es divertido

Ya vale de exhibir caras largas. El cambio de modelo social tiene que ir acompañado de sonrisas y las bicis las provocan. Pedalear es lo que tiene, que no deja de ser un juego nunca. Un juego que provoca felicidad. Tonta si se quiere, pero felicidad. Porque estamos aburridos de que todo lo importante tenga que ser solemne, serio, pesado. La bicicleta aporta ligereza, infantilidad, alegría, y sólo por eso es bienvenida. No podemos aguantar más tristura. Porque nos tiene aburridos y, más importante, porque no nos va a sacar del hoyo.


Tengámoslas en cuenta, pero sabiendo relativizar. Que sea interesante no convierte a la bicicleta en la panacea. Nunca. El ejercicio, el verdadero ejercicio para que la bicicleta tenga una oportunidad real en sociedades que la han marginado es devolverle la dignidad perdida. Sólo cuando todo el mundo sea capaz de ver la bicicleta como una elección real, será posible. Y eso no va a depender de que haya unos cuantos kilómetros de carriles bici más o menos deficientes o de que unos pocos se pongan muy pesados con manifestaciones más o menos colectivas que magnifiquen su elección. Tenerlo en cuenta es tan importante como saber argumentarlo.

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