Nos
gustan como adorno, pero no como opción real y lógica en un mundo que debería
buscar el bien común y no sólo el beneficio de unos pocos. Porque los
automovilistas, pese a hacer mucho ruido, molestar mucho, poner en peligro al
resto de ciudadanos y matar a unos cuantos y matarse entre ellos, siguen siendo una minoría
dominante.
No
queremos más bicis porque no entendemos unas ciudades que no estén pensadas
para desplazarse de otra manera que en coche y andando. O no queremos
entenderlo, porque creemos que si lo hacemos nos jugaremos la estabilidad, el
bienestar y el desarrollo que tanto nos han costado conseguir. Y nada más lejos
de la realidad, al menos vistas muchas ciudades en el mundo más pujante que han
optado por prescindir de los coches, en la mayoría de los desplazamientos urbanos, y
han conseguido ciudades amables, seguras y humanas, con comercio potente y con
lugares donde socializar y disfrutar de la calle.
No queremos más bicis porque no sabemos cómo habilitarlas sin restar dominio, espacio y oportunidades al coche. Y no sabemos no porque seamos especialmente tontos, sino porque no concebimos que se pueda hacer en serio y asumiendo todas las consecuencias. Y ese es el problema.
El
síntoma más revelador del fracaso de una ciudad en el fomento de la bicicleta
es que sus ciclistas circulen por las aceras. Aquí, por desgracia, la mayoría
lo hace. Y no podemos lamentarnos por ello, ni castigarles multándoles. Es una
consecuencia de una política que ha buscado en la bicicleta un mero reclamo
político y no ha procurado nunca cambiar los cimientos de una movilidad
automovilista que ha estado fomentando durante décadas.
Así
pues, no nos engañemos, no queremos más bicicletas, porque querer más bicicletas pasa necesariamente por querer menos coches y eso no hay político ni técnico responsable que se lo plantee en serio y que sea capaz de asumir las consecuencias. Porque, entre otras cosas, muchos serán los mismos que promocionaron o consintieron el modelo de urbanismo extensivo y disperso, en el que el coche era y es indispensable porque otro modo es ineficiente o imposible y, por tanto, impensable.
Algo está pasando en la ciudad y no os lo podéis perder.
ResponderEliminar¿Os habéis dado cuenta de la nueva cultura que crece en la ciudad? ¿No habéis visto cada vez más practicantes en las calles?
Porque hay una nueva filosofía en la ciudad: La Cultura de la Bici.
Dentro de unos días se presenta la iniciativa Bici Culture Club, la aplicación móvil y la web especialmente pensada para todos los que ven en la bici un medio de transporte y una manera de cambiar la ciudad, con un estilo de vida más lento, en contacto con la naturaleza y con el resto de ocupantes de la vía, con más respeto y más diversión.
¡Y no podéis faltar!
Para asistir a la presentación y poder enviarte un regalo, envíanos tu dirección postal completa y un teléfono de contacto al mail haztebicible@bicicultureclub.com o al teléfono 676 777 024. También la dirección de tu blog, para localizarte más fácilmente.
Te enviaremos la invitación al evento de presentación en Madrid y un regalo muy especial. Para que empieces ya tú también a hacerte bicible. ¡Sé partícipe!