martes, 28 de enero de 2014

Cómo hacer la bicicleta inconveniente

A veces pensamos que cualquier cosa cuyo sujeto o cuyo objeto sea nuestra amada bicicleta es positiva. Y no nos damos cuenta que pensando de esa manera lo único que estamos consiguiendo es que la bicicleta sea cualquier cosa. Cualquier cosa menos lo que era: un medio rápido y fácil para moverse.


Basta con repasar las medidas normativas de obligatorio cumplimiento que muchas autoridades han perpetrado para regular el uso de la bicicleta. Todos estamos de acuerdo en que hace falta un marco legal para el desarrollo de la bicicleta, pero nunca hubiéramos sospechado que eso sólo iba a servir para poner dificultades al uso y manejo normal de la misma.

Limitaciones de velocidad ridículas, prohibición de circular libremente por lugares tan naturales como una calzada o un parque simplemente por no concurrir con el resto de modos de desplazamiento, necesidad de llevar timbre o imposibilidad de conducir con auriculares son sólo algunas, como la restricción a la hora de aparcar a los aparcabicis habilitados. Por no mencionar la obligación de circular por carriles bici y ciclovías en caso de estar implementados (sean de la calidad que sean y nos lleven por donde nos lleven).

Si a esto le añadimos la insana costumbre de reservar las vías más conectivas en exclusiva para el tráfico motorizado así como toda la inversión y todo el esfuerzo dedicado a recomendar por activa y por pasiva el uso del coche y le sumamos o mejor le multiplicamos el esfuerzo de la industria y la peri-industria automovilística con su pesada maquinaria productiva y comercial y todas sus imbricaciones e implicaciones socioculturales, políticas, financieras y de construcción del modelo urbanístico y de vida que la sustenta, sabremos entender qué hace que nos encontremos donde nos encontramos.

La bicicleta no es conveniente porque no llena bolsillos a manos llenas y no los va a llenar nunca. Por eso los poderes fácticos, y los políticos que bailan a su ritmo, están tan empeñados en demostrar que invertir en bicicleta es prácticamente desinvertir. El ejemplo más claro lo tenemos en la reacción de las constructoras andaluzas ante el anuncio de aprobación del Plan Andaluz de la Bicicleta.

No hay mucho más que decir. Trabajando desde esta consciencia es desde donde hay que tratar de montar un nuevo orden que vaya dándole la vuelta a todo este tinglado y eso sólo se hace inculcando en las nuevas generaciones valores diferentes a los que han servido para montar todo este sistema prácticamente blindado.

"Estamos esperando a que la ciudad nos llegue..."

Eso el poder establecido lo sabe perfectamente y por eso pone todo tipo de trabas y dificultades para que se desarrollen programas e instituciones que trabajen en la Educación Ambiental con mayúsculas como base para la construcción de un nuevo modelo social. Para muestra el botón que ha desactivado y desarticulado una de las instituciones más prestigiosas en este campo como ha sido el Centro de Recursos Ambientales de Navarra, CRANA, que hace apenas unos días recibió su extrema unción del Gobierno de Navarra, con la miserable excusa de recortar gastos. Así se han cargado a una institución que enseñaba precisamente a ahorrar y a aprovechar los recursos disponibles al máximo.

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