Metidos en esta harina, hoy es el día de hacer propósitos y saludar amablemente a nuestros congéneres deseándoles lo mejor, aunque mañana o pasadomañana no tengamos ningún inconveniente en cagarnos en su estampa, porque estemos ya ocupados en atender nuestras miserias rutinarias y hayamos pasado ya de empatizar y de transmitir buen rollo.
Aunque sea por un día, vamos a dar la de cal, y vamos a mostrar la cara amable o la ingenua, según como se mire. Estos son nuestros deseos para 2014.
Que sepamos aprovechar la crisis
Una crisis es siempre una oportunidad para cambiar las cosas. Una crisis profunda como la que vivimos va a servir, además de para cambiar irremediablemente de modelo económico, para cambiar los valores dominantes. El individualismo, la competitividad, el consumismo, el productivismo van a dar paso pese a los denodados intentos conservadores a una nueva forma de entender las relaciones y la economía, pero sobre todo a una nueva forma de vivir con menos pero con más consciencia, con más solidaridad y con más empatía. El esfuerzo consistirá en reforzar estos cambios.
Que no nos obsesionemos sólo con tener más bicis
Porque estaremos perdiendo el argumento principal que debería motivar toda nuestra acción, que no debería ser otro que "queremos ciudades más habitables". Eso pasa, en primer lugar, por cuestionar el uso abusivo del coche y el modelo urbanístico y económico que lo ha fomentado y después por respetar escrupulosamente los espacios públicos con vocación de lugares de encuentro y de estancia y a las personas que se desplazan andando. Sólo en ese contexto las bicicletas tendrán sentido, si no sólo serán molestas invitadas.
Que resolvamos el problema de las aceras
Porque si no llevaremos todas las de perder. El respeto escrupuloso de las aceras debe ser incuestionable. Para ello tendremos que hacernos acreedores a nuestros derechos en la calzada o en corredores exclusivos, pero exigiendo siempre unos mínimos niveles de calidad, de respeto y de seguridad.
Que normalicemos las tendencias
Que no nos quedemos en la marginalidad, en el frikismo, en la subcultura o en la tendencia perecedera y que, aprovechando los valores indudables que tienen todas ellas, sepamos consolidarlos en algo que perdure y que enriquezca nuestra sociedad y nuestra ciudad y, en ella, nuestra forma de movernos y relacionarnos.
Que pongamos el objetivo en los menores
Son el futuro y es la única manera de sentar las bases de una nueva forma de entender las cosas, de interpretar la realidad, de promover valores, actitudes y habilidades que harán que su toma de decisiones incluyan a los modos de locomoción y de relación amables.
Que reforcemos la prevención
En vez de trabajar sólo sobre la seguridad, que no es fruto más que del miedo. La prevención es la anticipación del riesgo, la precaución, la educación en los buenos hábitos, la interacción eficaz y exitosa con el resto de agentes de la calle. La prevención evita accidentes, la seguridad y sobre todo la percepción de seguridad sólo reduce el miedo.
Que el activismo maduro y consecuente continúe
Especial recordatorio a los más activos grupos, instituciones, colectivos e iniciativas: empezando por mi Mundoraintxe y siguiendo por ConBici, Valencia en Bici, CEA, Txita, Bizikleteroak, En bici por Madrid, Ciclosfera, Vanapedal, Melilla con Bici, Doble Fila, Biciescuela Granada, La Ciclería, Murcia en Bici, Acera Peatonal, Asturies con Bici, Espai Bici, I Love Bicis y todos los demás, que trabajan todos los días para construir una sociedad que tenga en cuenta más a las personas que se transportan en bici.
Que los regidores, técnicos y autoridades de los ayuntamientos y gobiernos sean conscientes
Y tengan sentido común cuando traten de impulsar y regular el uso de la bicicleta en sus jurisdicciones y encomiendas.
Salud y comprensión.
Salud y comprensión.