viernes, 9 de diciembre de 2011

Esperanza: color azul

Es difícil generar ilusión en un mundo que se nos está derrumbando día a día y donde los unos y los otros andan elucubrando e improvisando fórmulas para sostenerlo de cualquier manera. Y no precisamente con una conciencia de sostenibilidad sino por tratar de parapetar el asunto lo que dure. En este ejercicio agónico de tratar de salvar los trastos todavía hay gente que se aferra al color azul como garantía de mantenimiento del sistema. Menos urgente que el rojo y más elegante que el verde, el azul representa, por lo visto, la esperanza de futuro en toda Europa.


El mismo azul que sirve de fondo para identificar el símbolo inequívoco de progreso en el desarrollo de la bicicleta: el carril bici o la ciclovía o lo que sea. Una señal que encierra una bicicleta dentro. El símbolo inequívoco de la obligación, del buen camino, porque somos dóciles y sumisos, que es la única manera de ser ordenados. La defensa ante la amenaza del crimen organizado de los motorizados, tristes y perversos, agresores de la gente de bien, la salvaguarda de los bicicleteros, la salvación de los ciclistas es el azul azulón. El que nos libra de todo mal.



Si todavía no ha llegado a tu puerta, no desfallezcas, un año de estos llegará y ese día podrás por fin utilizar tu bicicleta para desplazarte a donde te lleve, que seguro que es a donde querías ir. Mientras tanto deberás ir por la acera, para salvarte y seguir siendo temeroso del "dios coche" y sus malvados conductores, que son unos malos malones. Y no te importe si te multan o si te insultan, estarás haciendo lo correcto.

Y no te dejes caer en la tentación de aquellos que te inviten a probar la calzada, sólo quieren desviarte de tu camino, sólo quieren ponerte en peligro. Perdónalos, que no saben lo que hacen.

Y si, por lo que sea, por la santa crisis o por cualquier otra causa mayor, el azul no llega nunca a tu puerta, piensa que habrá sido por el bien común, que esto es un valle de lágrimas y que no hay mal que por bien no venga y todo eso. De todas formas, siempre te quedará implorar y continuar con tu penitencia terrenal como vía de purificación, con la tranquilidad de saberte en la senda de la virtud.
 
Por los ciclos de los ciclos...

2 comentarios:

  1. Es interesante el detalle en el vídeo que (aparte de ser, más que promoción de la bicicleta, un desvergonzado marketing de las hazañas segregacionistas de Peñalosa) NI UNO SOLO de los anuncios va dirigido claramente a los automovilistas: hay peatones, usuarios de transporte público, poéticas menciones a la contaminación... pero no hay ni un automovilista viendo las bicis pasar desde su coche.

    ¿Hace falta decir más?

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