domingo, 31 de marzo de 2013

El casco que nos trae de cabeza

De la página de Actibici Valencia en Facebook:

"Parece ser que el casco ciclista salva vidas. Esa es, al menos, la opinión de muchos ciclistas deportivos (de carretera o de montaña), personas que tienen experiencia con la bici (una experiencia deportiva e intensa, pero experiencia, al fin y al cabo) y que están muy de acuerdo con que el gobierno de Rajoy vaya a imponer el uso obligatorio del casco en la ciudad. Desde luego, dudo mucho que Fernando Alonso (por citar a un conocido piloto de Fórmula 1, habitual usuario de casco en sus carreras y entrenamientos) esté a favor de implantar el casco automovilístico para todos los usuarios de turismos convencionales, pero lo cierto es que muchos ciclistas deportivos (de carretera y de montaña) ven con buenos ojos el casco ciclista para todos los usuarios de bicis, porque, dicen, "el casco salva vidas".

Sabido eso, la duda que me corroe es por qué los gobiernos de Alemania, Francia, Dinamarca, Países Bajos, Bélgica, Suecia, etc. no han impuesto todavía el casco ciclista obligatorio para sus respectivos ciclistas urbanos nacionales. En esos países la tradición ciclista urbana está mucho más arraigada que en España. Se trata de países con un sentido habitualmente práctico de la vida (sobre todo en los países más nórdicos) y en los que el bienestar de sus ciudadanos en todos sus aspectos suele guiar la acción de sus gobiernos y de sus legisladores.



Si el casco ciclista salva tantas vidas, por tanto, no se entiende que no fuera obligatorio llevarlo ya en esas naciones europeas desde hace décadas. ¿Qué pasa? ¿Acaso esos gobiernos europeos no velan por la seguridad y por la vida de sus conciudadanos? O en todo caso, ¿ni siquiera por iniciativa de los propios ciudadanos de esos países se ha convertido en habitual y masivo el uso del casco? ¿En todas esas naciones europeas se practica un fenomenal desprecio por la vida? ¿Son los daneses o los holandeses una panda de suicidas?

María Seguí, la disparatada directora de la DGT, está convencida de que el casco ciclista es una herramienta estupenda para prevenir lesiones craneoencefálicas, y por eso va a cometer el error histórico de convertir al casco en obligatorio también en ciudad. Curiosamente solo le interesa prevenir, según parece, las lesiones craneoencefálicas de los ciclistas urbanos, pero no de los automovilistas urbanos y no urbanos (nadie sabe por qué Seguí se muestra tan insensible con las cabezas de los usuarios de coches).

Si nadie lo remedia, para este verano el casco ciclista será obligatorio y en el plazo de un año las autoridades podrían empezar a exigirlo a todos los usuarios de bicis. Alguien debería hacer saber a Rajoy (el jefe de Seguí) que la bici salva vidas (de manera directa e indirecta) pero que el casco obligatorio matará a la bici. Rajoy debe elegir: o casco o bici"

sábado, 30 de marzo de 2013

Un ciclista menos

Hay noticias de las que es mejor no haber sido informados, porque, una vez recibidas, son imposibles de ignorar. Sobre todo cuando de lo que informan es de una desgracia, de un hecho irreversible, de un suceso fatal. Anteayer tuvimos la noticia de que el tráfico se había vuelto a cobrar otra víctima entre los que andamos a pedales. Un chaval de 14 años perdió la vida en Cartagena mientras andaba en bici cuando fue arrollado por un coche.


Otro más. Otro menos. Al final, con este goteo trágico vamos a acabar dando la razón a los que defienden que esto de la bici es peligroso sólo porque no quieren reconocer que esto del coche es casi criminal, según cómo se ejerza, y que entre las filas ciclistas hay mucho inconsciente temerario cuyo atrevimiento engrosa también el número de accidentados.

Otra vez más la conjunción de factores ha dado al traste con una vida. Ciclista sin luces al anochecer, conductora desprevenida y golpe mortal. Un segundo y todo vuelta al aire.

Mientras esto ocurre, y ya son demasiados casos, los unos y los otros debatiendo si el casco previene o disuade, si el ciclista por el centro o por el lado del carril, si a contramano o no o si los espacios peatonales tienen que gozar de dicha condición o deben reformularse como ciclopeatonales.

Hasta que no se inculque la responsabilidad y el respeto escrupuloso de todas las medidas de prevención, tanto entre los automovilistas como entre los ciclistas, nos vamos a seguir encontrando con este tipo de sucesos una y otra vez. Hasta que no se conciencie a unos y a otros de que lo que está en juego son vidas y que se mata y se muere bastante más fácil de lo que nos parece, esto no va a parar. Y no van a ser las leyes que se han escrito ni las que se escriban en el futuro las que van a cambiar las cosas sino las personas.

Dicen que no hay más loco que el que no quiere reconocer su locura y más ciego que el que no quiere ver. En esto de la bici hay un tipo de locura ciega demasiado arraigada que es la de los que no quieren ser vistos y mueren en el empeño. Y para estos hay ley desde siempre, como hay infracción sistemática desde siempre. Las luces salvan vidas.


Una pena, un horror, una tragedia, pero mientras los propios encausados, víctimas potenciales, no quieran verlo, seguirán cayendo ciegos y locos.

jueves, 28 de marzo de 2013

Manos arriba, esto es un atasco

Nos han robado la ciudad. Nos la han robado y la han puesto al servicio de los más fuertes, de los más potentes, de los más agresivos, de los más peligrosos, de los más dañinos, de los más devoradores, de los coches.


Ha pasado poco a poco, lo hemos ido viendo evolucionar, crecer, como si fuera un hijo nuestro, de todos, mimado, consentido, maleducado. Y se ha ido haciendo fuerte, ha ido ganando parcelas, hasta que se ha vuelto contra nosotros, de una manera tiránica y ahora nos tiene amedrentados. Porque nos amenaza, nos golpea y nos castiga.

Y es que es muy difícil, después de tantos años de hacerle la vista gorda, tratar de no perdonarle sus trastadas, de darle de todo sin pedirle nada, ahora se ha hecho fuerte y se ha juntado con otros coches, con muchos coches y resulta mucho más amenazante. Hordas de estos descarados y prepotentes niñatos que nos tienen prácticamente secuestrada la calle porque la necesitan ellos, para sus carreras, para sus acelerones, para sus juergas y sus tortazos.

Y así andamos, por las esquinas, esquivándolos, eludiendo el enfrentamiento con ellos porque nos sabemos menos y menos violentos, y sabemos que ellos no tienen miramientos. Se han hecho con la ciudad y la han sometido a sus deseos, han conquistado las calles y se han hecho con los cuartos de estar urbanos hasta tal punto que nos hemos acostumbrado a prescindir de estos espacios y vivir arrinconados.

Lo que pasa es que son nuestros hijos malcriados y no podemos evitar quererles algo, aunque nos estén haciendo la vida imposible, aunque nos estén dejando sin dinero, sin recursos, aunque nos estén haciendo el aire irrespirable. Asfixiados pero conformes, somos unos miserables prisioneros de unas criaturas que hemos estado alimentando durante muchos años, demasiados. Y ya llevamos perdido mucho tiempo, mucho dinero y una buena parte de nuestra salud en ello.

domingo, 24 de marzo de 2013

¿Hecha la trampa, hecha la ley?

En el huerto. Ahí es donde están los interlocutores válidos de los que se ha servido la DGT para justificar la consulta no vinculante con la que está haciendo la pantomima de la participación en la revisión del Reglamento General de Circulación de España. La Mesa Nacional de la Bicicleta y los actores secundarios invitados al GT-44, a todos se los ha llevado al huerto la Señora Seguí, como si fuera el Flautista de Hamelín, engatusados por cantos de sirena que prometían novedosas medidas pro-bici, las principales entidades representativas de la "cosa bici" de este país se han dejado meter un gol de campeonato.

Les han hecho trampa, les han engañado, y, para cuando se han dado cuenta, la cosa ya estaba casi consumada y, para mal de males, lo han hecho con luz y taquígrafos, con fotos de familia y todo. ¡Inocentes!


Sin aceras, sin carriles bici, con casco, circulando por la esquina, compuestos y sin novia, porque la Señora Seguí les ha puesto los cuernos a ConBici, a la Red de Ciudades por la Bicicleta, a la Asociación de Marcas de Bicis, a la Asociación de Ciclistas Profesionales, a la Plataforma Empresarial de la Bicicleta y a María Santísima si se le hubiera puesto a tiro.

De nada valen ahora las mascaradas y las pataletas, la renuncia a la negociación, las causas cibernéticas y las peticiones de asilo representadas por las asociaciones. Ahora es demasiado tarde y el daño está hecho. O casi, a juzgar por la suficiencia que muestran las autoridades supremas.

Es razonable que haya quienes se quejen de que hay gente que se dedica a meter palos en las ruedas mientras ellos trabajan por el bien común y consiguen audiencias en el Congreso, grupos de trabajo exclusivos en el Ministerio y presencia en la prensa. Se podían haber ahorrado tanto sacrificio por las misiones, porque, para lo que ha servido...

En  fin, esperemos que los ayuntamientos, responsables últimos y primeros de hacer valer las leyes en sus dominios tengan más sentido común y menos chulería de la que han demostrado ir sobrados los Señores del Tráfico y, como ya han declarado públicamente unos cuantos, hagan objeción de conciencia ante tamaño despropósito. Pero me temo que sólo se van a quedar en el asunto del casco y van a hacer la vista gorda a la infamia que se está produciendo en las aceras, a los despropósitos de vías ciclistas que ellos mismos han implementado y al dominio apabullante del coche en la circulación urbana, temas mucho más preocupantes y más críticos para un desarrollo ciclista natural, razonable y sostenible.

Seguiremos atentos a las noticias.

jueves, 21 de marzo de 2013

El día que los ciclistas renunciaron a la calzada

No es una fecha concreta sino un proceso que ha ido sucediendo en los últimos años en muchos lugares del tercer mundo de la movilidad urbana en el que vivimos. Ayudados sin duda por las maniobras de unos cuantos ayuntamientos que, bajo la sospechosa excusa de tratar de defender a los ciclistas noveles, empezaron a hacer actuaciones de lo más variopintas en las aceras. Todo tipo de gamberradas estaban contempladas, hasta hacer pintadas, con tal de dar a entender a la ciudadanía en general que se estaba haciendo algo por la bicicleta y a las nuevas incorporaciones ciclistas que su espacio seguro estaba lejos de la calzada.

... los peatones sufrieron las consecuencias...

Fue así como tuvo lugar la profanación sistemática de las aceras y de muchos espacios peatonales. Y fue así como se condicionaron muchos espacios públicos que habían sido concebidos como espacios de encuentro, sin más, y se convirtieron en espacios de circulación vehicular, aunque los vehículos fueran ligeros y sin motor, aunque no mataran, se había conseguido cambiar la esencia de estos espacios.

Ya no se podía pasear distraidamente, ya los niños con la inconsciencia propia de su edad no podían jugar alegremente, ya los mayores con su percepción aumentada del peligro no iban a estar tranquilos e iban a sentirse amenazados, muchas veces con razón. Ya todo había cambiado. Pero nadie se quejó de esto, todos lo tomamos como algo sobrevenido y de siguiendo la actitud dominante en esos tiempos nos dedicamos a salvar nuestro culo y mirar a otra parte como si no estuviera pasando nada grave, cuando no expresando satisfacción por las conquistas ciclistas.

... y los ciclistas perdieron su lugar en la calle,,,

Pero esa deriva, ese cambio de plataforma, hizo que los ciclistas fueran perdiendo presencia en el tráfico y los automovilistas interpretaran todos estos movimientos como un reconocimiento de sus derechos preferentes en la calzada y, muchos de ellos, consideraran que, consecuencia de todo ello, los ciclistas debían ser excluidos del asfalto y debían de ser relegados a las aceras, tuvieran o no permiso para ello.

... y ahí empezó el ring-ring y acabó la masa crítica.

Por supuesto, todo esto está exagerado, porque muchos ciclistas siguieron circulando por la calzada, contraviniedo estas tendencias, ignorando las ocurrencias de unos y otros, e interpretando, como decía la ley y el sentido común, que el sitio de la bici y, más que eso, su funcionalidad sólo se conseguía circulando a su libre albedrío, con total discreción, como un vehículo más en la calzada y como un invitado en las zonas peatonales, pero nunca por las aceras, o al menos no de una manera que no fuera excepcional, justificada y exquisitamente respetuosa con los que andaban, disculpas incluidas.

Lo que no acabamos de ver por estas latitudes es gente capaz de bajarse de la bici y caminar un trecho porque las condiciones peatonales del mismo así lo exigen. Será que no estamos preparados para ello. Será que necesitamos una ley que nos obligue a ello y una policía que nos lo haga valer. Así nos va.

domingo, 17 de marzo de 2013

Cuidado ciclistas: la acera es más peligrosa

No lo digo yo, me lo han contado. Todas las semanas tenemos, desgraciadamente, que atender a víctimas del ciclismo de acera. Personas que no han calculado o que no han sido alertadas del riesgo extremo que supone circular por las aceras. Algunas atropelladas en pasos de peatones, otras víctimas de patinazos imprevistos o de maniobras desfortunadas en situaciones fortuitas, el caso es que en las últimas semanas no hacemos más que recibir a gente que ha tenido algún tipo de accidente circulando en las aceras.

En general están asustados, han visto que la protección que se prometían invadiendo estos espacios reservados hasta hace unos años a peatones y niños se convierte en un segundo en una trampa. Porque las aceras no están pensadas para ser circuladas por vehículos, aunque éstos sean lentos como las bicicletas. El pavimento, los obstáculos, el carácter anárquico, la falta de señalización, la incapacidad de señalizar, la imprevisión de los movimientos y las incursiones aventuradas en las calzadas las hacen especialmente peligrosas en este invierno inclemente y tormentoso.

Foto sacada de aquí
Pero además de asustados, los ciclistas de acera están indignados. Indignados con los ayuntamientos que han promocionado alegremente la circulación por las aceras, recomendando su uso, dibujando itinerarios sobre las baldosas, desprotegiendo y denigrando a los peatones y dejando a los ciclistas, que seguían confiados sus vericuetos, indefensos en los cruces, desorientados cuando las marcas se acababan, inválidos y ridículos haciendo itinerarios imposibles con casco, chaleco reflectante, luces y timbres en ristre, desafiando las leyes de la lógica.

Hoy ha sido una chica la que me ha narrado su incidente en un punto donde el pavimento helado ha dado con sus huesos en el suelo y además de dejarla dolorida y confusa, ha dañado su bicicleta, lo cual la ha enardecido doblemente. Tanto que ha decidido denunciar al ayuntamiento.

Es realmente vergonzoso lo que está ocurriendo en muchas de nuestras ciudades con los ciclistas en las aceras, es realmente triste que sean los propios ciclistas los que muchas veces estén tratando de justificar el uso de las aceras como espacios seguros ante la intimidación que sufren por parte de muchos automovilistas en las calzadas, pero lo que es verdaderamente lamentable es que nadie esté criticando abiertamente con datos fiables y con alternativas posibles los desmanes que están haciendo unos cuantos irresponsables con la excusa de tratar de segregar a la bicicleta del todopoderoso tráfico motorizado imperante.

La acera es peatonal, el lugar de las bicicletas es la calzada y hay que empezar a poner trabas a los coches de verdad, no con aceras bici y falsos calmados de tráfico. Hasta entonces esto no va a servir más que para empeorar las cosas, con o sin casco.

Ciclistas en pie de guerra

Estamos presenciando en las últimas semanas un movimiento de rebelión de los defensores de la bicicleta frente a las intenciones despóticas de la autoridad circulatoria respecto a algunos flecos de lo que será el próximo ordenamiento de la práctica ciclista sobre todo en zonas urbanas. Organizaciones ciclistas, entidades que reúnen ayuntamientos que promueven el fomento de la bicicleta, los propios ayuntamientos de manera individual, todos están de acuerdo en que la obligatoriedad del casco es un disparate y que puede suponer un retroceso de la actividad ciclista.

Sin embargo, todos estas organizaciones y entidades están soslayando otros temas que resultan igualmente centrales en el devenir ciclista en nuestras ciudades. Cuestiones que no están pasando por alto las asociaciones de peatones y que afectan al libre ejercicio de caminar y disfrutar de la calle. La permisividad de la circulación ciclista por las aceras o, lo que es peor, la discrecionalidad de los ayuntamientos a la hora de decidirlo, puede representar un punto de inflexión gravísimo en el devenir de nuestras ciudades y en la difícil tarea de construir ciudades para las personas, antes que para las bicicletas o para los automóviles.


La trascendencia de este tipo de medidas puede resultar mucho más importante que el hecho de que los ciclistas tengan que circular más o menos escorados cuando lo hagan por la calzada, siendo esta cuestión también importante para marcar el estilo de conducción de las bicis. En nuestras ciudades, donde la masa crítica está en las aceras y se llaman peatones, por llamarlos de alguna manera, porque sería igual llamarles viandantes o personas en la calle, tratar de justificar cualquier tipo de circulación en ellas resulta mucho más grave que en otras latitudes donde la gente solo anda en su última milla en islotes peatonales.

Lo que pasa es que muchos de los representantes y responsables de la cosa de la bicicleta están bastante más preocupados en conseguir presuntos derechos para sus usuarios que en colaborar para que nuestras ciudades sean más habitables. Así argumentan que el uso del casco puede ser letal para los alabados sistemas de bicicletas públicas propiedad de multinacionales de la publicidad, sin pararse a pensar ni un instante que estos sistemas han provocado la aceleración y la multiplicación de la prepotencia ciclista en las aceras y la consolidación de las aceras bici como única forma de promocionar la bicicleta como medio de transporte.

La guerra está declarada, amigos ciclistas y ciclistoides, pero la han declarado nuestros responsables que no han sabido interpretar el escenario en el que desenvolverse y que no han sabido priorizar sus objetivos, acobardados por el dominio motorizado de las calles, y han elegido al enemigo más débil para cargar contra él en su afán de imponer la bicicleta a cualquier precio. Pues no, este no es el camino y ese precio es incalculable porque nos condiciona a todos como personas más que como agentes de circulación. Y personas, amigos ciclistas y ciclistoides, somos todos, independientemente del medio en el que hayamos decidido desplazarnos.

Así pues, casco no, pero aceras menos y aceras-bici tampoco.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Menos tamal y más pedal

"El desequilibrio entre la ingesta de alimentos y la actividad física es lo que lleva a la obesidad. En este equilibrio, el sedentarismo casi pesa más que la sobreingesta. Aunque estos no son los únicos elementos que derivan hacia la obesidad: la genética y los factores ambientales también tienen su importancia", asegura el profesor Javier Salvador, director del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universitaria de Navarra (CUN) y presidente de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEN).
En el Estado, un cuarto de la población, el 23%, padece obesidad y más de un 60% tiene sobrepeso, una cifra que en el caso de las personas mayores de 65 años se incrementa hasta el 81%.
Teniendo en cuenta estos datos alarmantes y que uno de los problemas más graves de los países desarrollados es el sedentarismo, asociado a la falta de actividad física, expertos como el doctor Salvador demandan en el abordaje de esta epidemia del siglo XXI una respuesta coordinada de todos los agentes implicados. "La prevención desde la infancia es fundamental, involucrando en ello a la familia, el colegio, la industria alimentaria... será la única forma de atajar en origen y controlar la obesidad"
En esta línea, los especialistas advierten que el sobrepeso y la obesidad son un problema de salud pública de primera magnitud que además genera un importante coste sociosanitario. "Una situación que incrementa, asimismo, el riesgo de sufrir otras muchas enfermedades como diabetes, hipertensión arterial, dislipemia, apnea del sueño, problemas cardiovasculares y gota, entre otros", añade el doctor Salvador, quien participó junto a otros especialistas en una sesión científica sobre Nutrición e Hidratación, organizada por la Academia de Medicina (RANM), que contó con el apoyo de Aquarius y Coca-Cola España.
Ejercicio y buena alimentación
Una de las conclusiones de la jornada y el mensaje que los nutrólogos quieren transmitir es que una buena nutrición y una adecuada hidratación, unidas a la práctica de ejercicio diario, son las claves para lograr una buena salud.
Pero sin olvidar otros factores de incidencia. En algunas personas existen alteraciones hormonales que les provocan el desarrollo de más obesidad; la edad también juega a favor. "A medida que se va envejeciendo la probabilidad de tener obesidad es el doble. El estrés es otro factor determinante. No se suele tener muy en cuenta, pero cualquier tipo de estrés: laboral, conyugal, el derivado de un problema psiquiátrico, suelen facilitar que la regulación de la alimentación sea distinta. También el dormir mal favorece la obesidad, ya que altera las hormonas que controlan la alimentación", explica didácticamente el profesor de la Clínica Universitaria de Navarra.
Como reconoce el doctor Salvador, todos estos factores son evitables, o al menos modulables. "El trabajar en exceso no es bueno, hay que controlar la actividad y realizar algo de ejercicio físico. En este sentido, tampoco hace falta ser un fanático del cuerpo. Suelo recomendar cosas factibles; no se puede recomendar una actividad física que no se llevará a cabo al no poderse incorporar a la vida diaria", añade.
(...)
En los tratamientos de obesidad, el doctor Salvador considera imprescindible la valoración individual del paciente, "según las características de su enfermedad, las complicaciones y sus circunstancias personales se decide qué tratamiento es el más apropiado en cada caso", argumenta. "Hay que escuchar al paciente, saber si tiene problemas de estrés, si duerme bien si tiene una alimentación equilibrada. No me gustan los planes drásticos porque no se pierde grasa y no mejora la salud. El ejercicio físico polariza la pérdida; es una garantía de salud", añade.
El profesor insiste en la necesidad de activar mensajes que transmitan con claridad que la obesidad no es cuestión solo de peso, sino de vivir menos, con una calidad peor y con una probabilidad creciente de padecer diabetes, apnea del sueño y todo tipo de cáncer. "Hay que ser conscientes de esto", apostilla.
El especialista destaca también la importancia de una correcta hidratación que garantice las cantidades de líquidos necesarios para el organismo y el equilibrio entre las pérdidas e ingestas que se realizan a diario. "Es necesario hidratarse bien, pero vivimos en una sociedad que va tan deprisa que no solemos tener mucho tiempo para beber líquidos en abundancia. Con el exceso de trabajo muchas personas descuidan la ingesta de líquidos. Además, en la infancia y en las personas mayores hay que tener mayor cuidado, pues los mecanismos reguladores de esta ingesta no están activos y pierden la sensación de sed corriendo el riesgo de deshidratarse.
Claves para mejorar la salud 
Una buena nutrición y una adecuada hidratación, unidas a la práctica de ejercicio diario, son las claves para lograr una buena salud. En definitiva, "menos plato y más zapato". Este es el sencillo pero útil mensaje que los expertos quieren trasladar a la ciudadanía.
Artículo de Diario de Noticias de Navarra

Lo dicho: menos tamal y más pedal.

domingo, 10 de marzo de 2013

Fomentando la depredación circulatoria

Presenciamos incrédulos lo que está pasando en nuestras calles, fruto de la futilidad de las medidas de impulso de los modos de transporte sostenible y de una rancia educación civil. Coches pitando e intimidando a bicis y motos, bicis tocando el timbre a peatones en las aceras y soportando el que los coches intenten amedrentarlas, motos colándose en el tráfico y sobreviviendo al mismo a base de malabares y peatones sufriendo las consecuencias. La circulación en nuestras ciudades hemos querido que se convierta en un mero ejercicio de subsistencia, fundamentado en que cada uno se busque la vida de la mejor manera posible y que, en caso de concurrencia, siempre el más fuerte puede.

Lo hemos visto durante todas estas décadas en las que hemos permitido y promovido el uso y el abuso del coche en nuestras ciudades. El coche ha acabado dominando el espacio público y las relaciones viales de tal manera que cuando ha resurgido la bicicleta por una pura cuestión de necesidad evolutiva, se ha decidido que era mejor inhabilitarla de las calzadas y discriminarla a las aceras o a ridículos carriles bici con tal de no tocar en nada el orden y el espacio cedido a los automóviles. Aunque ello supusiera la conminación de los peatones en las aceras.


Ahora andamos dirimiendo si una acera de 3 metros es demasiado ancha para los peatones y que, con esas dimensiones, las bicis caben perfectamente. Andamos también discutiendo si un chaval o chavala de 14, 13 ó 12 años está hecho para morir en la calzada o para amedrentar peatones por las aceras, ahora, eso sí, respetando la distancia de seguridad de 1 metro a los edificios, porque a esos, como a los coches, no hay quien los mueva de su sitio. ¿Alguien ha pensado cuánto espacio le queda a los peatones en una acera de 3 metros si a esos ciclistas les hacemos circular a un metro de las fachadas en dos direcciones y necesitan un espacio de al menos 1,50 metros para cruzarse? Aunque fuera de 4 ó 5 metros y no tuviera árboles, farolas, papeleras, bancos o marquesinas sería difícil. Eso sin valorar las diferencias de velocidad de circulación entre unos y otros

Está claro que la estrategia de tomar como rehenes a los peatones para conseguir las futuras conquistas ciclistoides ha dado sus frutos, aunque parece que es un arma de doble filo mucho más peligrosa de lo que lo que muchos alucinados de la "promoción de la bici caiga quien caiga" habían calculado. Es un paso intermedio argüirán los más clarividentes hasta conseguir el espacio y el reconocimiento que merecemos que los peatones deberán comprender y apoyar por el bien de la movilidad sostenible. Pero, ¿alguien les ha consultado? Y lo que es mejor aún ¿alguien sabe hasta cuándo?

Es una pena, por no decir una vergüenza, que la circulación en nuestras calles muchos ciclistas sólo sean capaces de proponerla en estos términos, es decir, aduciendo miedo o amenazando, o haciendo las dos cosas simultáneamente. Todo para que les habiliten unos pasilllitos exclusivos en los que sentirse protegidos.

Aunque lo consiguiéramos ¿alguien ha pensado qué pasará en los carriles bici entre los ciclistas lentos e inseguros y los ciclistas rápidos y prepotentes? ¿Y entre los que usan bicis normales y los que usan bicis potenciadas con electricidad? ¿Nadie ha prestado atención a lo que ocurre en esos países donde hay carriles bici por todos los lados y donde se permite por ellos circular a los ciclomotores? Pues mirad.



El respeto no es algo que se consigue acochinando al más débil, sino teniendo un mínimo de dignidad para hacer valer los derechos que se tienen en el espacio común y estando dispuestos a reconocer los derechos de los demás de la misma manera.

sábado, 9 de marzo de 2013

La realidad supera con creces la imaginación

Si hace unos cuantos años nos llegan a decir que para fomentar la bicicleta bastaba con permitir andar en bici por las aceras, con hacer el casco obligatorio o que para hacer un carril bici bastaría con pintar unas cuantas lineas en las aceras, hubiéramos dicho que eso no eran más que estupideces y que la cosa era mucho más profunda y, de hecho, bastante más complicada porque debía implicar una reducción imprescindible del espacio y de las oportunidades que se habían concedido a los coches para dárselas a las bicicletas.

Hubiéramos dicho que el meollo del éxito ciclista dependía más de facilitar el aparcamiento seguro y cómodo, de introducir la educación vial y la promoción de la bicicleta como vehículo desde la escuela, de calmar el tráfico y promover las zonas de convivencia, de castigar la imprudencia temeraria y las actitudes agresivas de muchos conductores y de fomentar el respeto, la empatía y la convivencia como motores de la vida pública y, por ende, también de la circulación.


Pues no.

La realidad nos ha enseñado que todo vale, que cualquier sandez se puede hacer valer con un buen aparato mediático y con la complicidad miope de nuestra clase política, sea esta del color que sea. Que se pueden hacer barbaridades y auténticas gamberradas si se cuenta con el suficiente coro de acólitos dispuestos a aplaudirlas y vitorearlas.

Hoy

Pamplona, 1985 - Construcción del carril bici de Pio XII 
Hoy se celebra en mi ciudad natal el 25 aniversario del desmantelamiento del primer carril bici que se hizo allá por 1985 y que duró apenas tres años. Un carril bici muy discutido porque por aquellos años no había más que unos pocos pirados que usaban la bicicleta como medio de locomoción (jóvenes, pobres, jipis y verdes) porque el resto eran deportistas que odiaban la segregación porque preferían morir aplastados por un camión, o algo así. El caso es que el mismo partido político que hizo desmantelar aquel despropósito es el que ha reproducido el mismo modelo y lo ha mejorado con la invasión obsesiva de las aceras en los últimos 5 años, hasta que se le ha acabado el presupuesto.

Hoy es el día en el que, en medio de la refriega que se ha montado al calor de algunas majaderías que anda proponiendo la Dirección General de Tráfico, seguimos creyendo que esto depende de ponerse un casco o no ponérselo (como si estuviéramos hablando de una guerra) o de si la edad límite para andar por las aceras en bici es 14, 12 ó 10 años o cosas por el estilo, y nos olvidamos de lo más importante: la prepotencia y la peligrosidad de los automóviles en la circulación es lo que impide el progreso de las bicicletas y, más que eso, la construcción de ciudades más habitables.

Una anécdota preocupante

Pues precisamente hoy, hojeando un periódico atrasado me he encontrado con la doble noticia, que no es más que una anécdota pero que simboliza el estado de las cosas en el que andamos metidos y la lógica aplastante que la alimenta, de un atropello de un peatón en un paso de peatones con pronóstico muy grave y la colisión entre un ciclista y un coche que no ha revestido mayor gravedad porque el ciclista, "afortunadamente", en vez de dar con sus huesos en el duro suelo ha caído amortiguado sobre el capó protector de su atropellador. Nada nuevo, de hecho la noticia no pasaba de una reseña minúscula en una página interior del diario. Lamentable.

Lo peor es que nos estamos acostumbrando a este tipo de noticias como si fueran normales, lógicas, inevitables, casi tanto como a las que nos anuncian la continuación de la crisis o la escalada de la corrupción a nuestro alrededor. Pringados hasta el cuello, pero callados como corderos.

jueves, 7 de marzo de 2013

NPI

No se puede consentir más el despropósito que se está fraguando en el seno de la Dirección General de Tráfico con la revisión del Reglamento General de Circulación en lo tocante a las bicicletas. Esto hace tiempo que es intolerable.

NO Por Ignorancia

Porque el analfabetismo que exhiben en todo lo relacionado con la bicicleta no les da derecho a hacer las cosas de cualquier manera.

NO Por Improvisación

Porque después de haber reconocido que las cosas se han hecho tarde y mal, lo que no se puede tolerar es que valga cualquier cosa con tal de quitarse a los ciclistas de en medio. Aceras, pasos de peatones, casco, edad de permisividad, remolques, velocidades... todo sigue en el aire.

NO Por Iteración

Porque tampoco es suficiente con repetir hasta la saciedad que quieren resolver un problema o que los que andan en bici no cumplen las normas o que el casco protege o que la calzada no se puede compartir más que si la velocidad está limitada a 30 o 50 kms/hora para que sea más cierto.

NO Por Influencias

Porque tampoco se puede dar cobertura y eco a informes tan tendenciosos y tan interesados como los presentados por algunas instituciones de defensa de los intereses de los automovilistas u otras auspiciadas por entidades aseguradoras de accidentes para tratar de justificar sus estudios como argumentos indiscutibles para legitimar medidas como la educación vial o el casco obligatorios.

NO Por Inmovilismo

Porque la orientación general de toda esta actuación no responde a una estrategia que busque asumir una nueva realidad y mucho menos cambiar el estado de las cosas en lo que respecta a la movilidad sino que se limita a gestionar una incomodidad en la lógica imperante que sigue centrándose única y exclusivamente en reducir las víctimas del tráfico sin condenar el predominio absoluto de los vehículos motorizados.

NO Por Intimidación

Porque lo que es una vergüenza es que se recurra a las amenazas en el transcurso del proceso de revisión de la normativa vigente, introduciendo las propuestas más descabelladas (como la del carnet para andar en bici) adoptando unas maneras chulescas y prepotentes al presentarlas públicamente.

NO Por Imposición

Y lo que ya es el colmo de la indignación es que, después de haber convocado grupos de trabajo y haber recibido varias veces a los representantes de los distintos colectivos que defienden los intereses de la bicicleta, hagan caso omiso de sus recomendaciones, exigencias y advertencias, para acabar proponiendo medidas que contradicen frontalmente sus criterios y contravienen totalmente sus demandas.


NI Puñetera Idea

Así no. Para haber llegado a todo este desmán no hacía falta haber hecho tanto paripé y haber perdido tanto tiempo con falsas promesas y falsas actitudes dialogantes. Hubiera sido suficiente con haber formulado un "decretazo" como se ha hecho en otras ocasiones y para temas mucho más discutidos y discutibles que esta pequeñez de las dos ruedas.

A los sufridos practicantes sólo nos queda penar con las consecuencias, colarnos por los resquicios de la ley, confiar en la connivencia de quienes tendrán que vigilar el cumplimiento de la norma o simplemente objetar de su aplicación y correr con las consecuencias.

Lo que es indiscutible es que la gente que está andando en bici y la que quiere andar no se merece este trato y mucho menos este ninguneo cateto y despótico de los que han sido designados para organizar el orden de nuestras calles y de nuestras carreteras. Ni Puñetera Idea.

lunes, 4 de marzo de 2013

DGT dg s RGC

Aburrición. Eso es lo que provoca tanto debate sobre las intenciones de la DGT en la revisión del RGC en relación a las bicicletas. Cada día, todos los días, tenemos noticias al respecto y lo que están consiguiendo, con nuestra inestimable colaboración, es sacar más las cosas de quiciio. Por si no lo estaban ya suficientemente.

Todo el mundo se ha lanzado a la arena de la discusión, de la versión visionaria de la cosa ciclista en lo que respecta a la legalidad, de la disquisición de lo que es y lo que debería en el tratamiento de las excepciones más descabelladas, de limar una puntilla en un resquicio... y hemos perdido el sentido de lo principal.


Aquí no hablamos sólo de bicis, hablamos de circulación, de movilidad y de accesibilidad. Pero, por encima de eso, deberíamos estar hablando de espacio público, de convivencia, de movilidad sostenible y de futuro de nuestras ciudades y de la necesidad improrrogable de reducir el uso del coche de manera tajante. Y eso lo hemos olvidado enfrascados en guerras triviales como las del casco, las de las aceras, las de las contramanos y otras gaitas.

Nos han llevado al huerto los unos y los otros. Los que quieren preservar el estado de las cosas y el predominio del coche y los que sólo vigilan por sus intereses parciales olvidando que el espacio público es la cosa común y que las ciudades se han convertido en lugares inhabitables porque hemos dado más importancia a la circulación que a la habitación. Da igual que sean coches, bicis, tranvías o buses, mientras prioricemos en la circulación, nos estaremos perdiendo la ciudad para vivirla, el espacio público como lugar de encuentro, de cohabitación, de sociabilización.

Pero no. Parece que el RGC este de las bicis es más importante que nada porque nos han vuelto a prometer que lo van a aprobar inminentemente y que nos jugamos mucho y hemos creído que en ello va nuestra supervivencia como alternativa modal al tráfico motorizado y, sin embargo, nadie en la DGT habla de buscar alternativas al coche, nadie habla de reducir su uso, nadie habla de la peligrosidad y la agresividad que produce y que es la causa de todas las víctimas. Nadie. Eso parece secundario y no lo es.

Una vez más, lo urgente nos está desenfocando de lo importante y estamos olvidando que el RGC vigente era y es una mierda en lo relativo a los ciclos, pero que en la mayoría de las ciudades no se contempla y no se respeta y no pasa nada. Así que DGmonos de tanta DGT y tanto RGC y empecemos a pensar cómo queremos vivir, cómo queremos que sean nuestras ciudades en los próximos años, y luchemos por ello.

viernes, 1 de marzo de 2013

Dando palos de ciego

Se dice que a la gente de estas latitudes se le valora en otras partes del mundo por su capacidad de improvisar. Lo que igual no saben en esos sitios donde los de aquí resuelven problemas a base de darle la vuelta a la tortilla es que quizá esas personas no sepan hacer otra cosa.

Es lo que pasa con muchos de nuestros dirigentes y responsables, que alardean de su capacidad improvisación como si se tratara de una virtud que les hace adaptarse a las nuevas realidades, cuando muchas veces es poco más que una pura incapacidad de planificación, de prevención, de competencia o de decisión.


En los temas de la bicicleta se está dejando ver todo esto con nitidez. La bici es nueva en nuestra sociedad, al menos lo es la bici como medio de transporte urbano tomada en serio. Es algo que se veía venir, que se ha ido viendo cómo crecía de una manera constante. Y, sin embargo, ha tenido que volverse problemática para que nuestras autoridades vuelvan la vista sobre ella para preguntarse ¿de dónde han salido todos estos chalados en sus bicicletas? Y ¿qué vamos a hacer con ellos?

¿Por dónde mandamos a los ciclistas?

La cosa empezó hace ya unos años y, desde entonces, no ha sido más que un puro tentadero para ver por dónde venía el toro y cómo se le podía torear. Primero empezaron apartando a las bicis del tráfico "por su bien", actuación recogida con regocijo, como un triunfo, para unos cuantos que llevaban muchos años pidiendo que a las bicis se las "encarrilaran". Fueron las aceras bici.



Después, cuando la cosa se empezó a poner fea en las aceras, tanto que hasta empezaron a surgir asociaciones de defensa de los derechos del peatón (que es como que hubiera asociaciones en defensa de las personas que quisieran utilizar los bancos para sentarse), empezó la batalla para retomar una situación que se había descontrolado y devolver "las cosas a su sitio". Multas, campañas de adoctrinamiento ciclista, cursos de educación vial para ciclistas noveles... acciones testimoniales.

¿Y cómo les mandamos?

Como esto no daba resultado y el tema tomaba un cariz preocupante, más cuando la cifra de ciclistas accidentados y fallecidos en condiciones peatonales crecía espectacularmente, el mando supremo del orden circulatorio decidió tomar cartas en el asunto, después de haber estado mirando para otra parte durante muchos años (sobre todo con los ciclistas de carretera, que caían como moscas sin que se tomara ninguna medida para solucionarlo).


Aquí es donde empieza el titubeo, las pruebas, las declaraciones de intenciones, los ensayos en falso, las amenazas y los retractos. Pura improvisación. Que si las aceras sí, que si ahora no, que si el casco obligatorio, que si no es definitivo, que si vamos a perseguir a los que no lleven luces de noche, que si bueno vamos a perdonarles, que si proponemos la reducción de las velocidades a 30 kms/hora, que si ahora no, que si el ciclista por el medio del carril, que si ahora resulta que igual van a ir demasiado despacio y nos van a molestar, que si cursos y carnet, que si era un comentario y va a ser que no, o que igual, o que no sé, o que me da lo mismo.

Y mientras tanto...

Mientras tanto nuestros representantes, o los que creen que representan a la población ciclista, aplaudiendo y denunciando, agradecidos e indignados, perdiendo los papeles o retomándolos, riendo la gracia o enrabietándose por el ninguneo. Esto es un juego, una broma pesada, una gamberrada que ya dura demasiado y que tiene demasiadas alternativas, demasiadas lagunas, demasiados puntos negros.

Lo que está quedando claro en este campo, como en tantos otros, es que la improvisación no da frutos cuando se trata de construir un nuevo modelo de sociedad, un nuevo modelo de ciudad, una nueva forma de relacionarse y una nueva forma de moverse. Está claro que eso no se hace tanteando, pero está igual de claro que estos responsables que tenemos tampoco persiguen eso sino salir de otro atolladero de la manera más indemne posible.

Mientras tanto la gente sigue peleándose con automovilistas prepotentes, sigue sufriendo la insolencia de ciclistas por las aceras, sigue soportando el robo masivo de sus bicicletas, sigue incomodándose por cosas tan triviales como que no le dejan aparcar la bici en su casa ni en su trabajo y, peor que todo eso, sigue cayendo atropellada en pasos de peatones, sigue circulando de noche sin luces, sigue ignorando las pautas básicas para moverse con seguridad en bici y sigue manteniendo eternas discusiones maniqueas y cortoplacistas sobre qué hay que hacer para mejorar esto.

¿Cuánto tiempo va a durar esta deriva ridícula y fatal?