Viajar en bicicleta, circular en bicicleta, moverse en bicicleta tiene una ventaja respecto a los demás medios de transporte: en bicicleta ves, oyes, sientes y te puedes parar prácticamente donde quieras. Eso te permite tener una perspectiva más directa, más cercana, más inmediata y más tangible del entorno.
Si a eso le sumamos la inocencia de la mirada de un niño, descubriremos que en bicicleta las cosas se ven de otra manera, porque da tiempo a verlas y a interpretarlas, porque en bici, circulando relajado, da tiempo a reflexionar sobre lo que estás viendo.
Es lo que le pasó el otro día a Mikael Colville, Copenhagenize, yendo con su hija cuando se encontraron un par de pimientos en un paso de cebra. A ningún automovilista le hubiera importado un comino semejante insignificancia en su trayectoria. Uno, porque no hubiera podido verlo. Dos, porque no hubiera podido evitarlo. Tres, porque un automovilista no repara en esas tonterías.
Un ciclista, o un pasajero en una bicicleta, puede verlo, pararse a comprobar qué es, cogerlo e incluso dedicarle un momento a una reflexión, como le paso a la niña de Mikael.
Recuerdo un día...
...que iba con mis dos pequeños pasajeros en nuestro vehículo a pedales y el mayor me pregunto:
- Oye aita ¿te has dado cuenta que todos los bancos están en las esquinas?
Cierto, pensé, y mientras esperábamos a que se pusiera en verde el semáforo le dije.
- Sí, porque son los mejores sitios y ellos son los únicos que pueden pagar el precio de los alquileres... que ellos mismos se han encargado en subir hasta precios que la gente normal no podía pagar.
- Ya -me contestó- pero no dan ambiente a la calle, porque parece que siempre están cerrados.
Un momento que sólo puede tener lugar cuando vas en bici... o andando.
Muy buenos los comentarios, tanto el de pamplona como el de Copenhague. Nuestras criaturicas son observadoras e inteligentes y lo tienen muy claro. Sigamos peDAleando en 2013 para no decepcionarles!!! Toño Peña
ResponderEliminarPara moverse, lo mejor es caminar. (En mi opinión).
ResponderEliminarSaludos.
Me ocurrió una historia similar: Perdí un guante negros y he estado unos días de invierno con la mano izquierda helada. Pasando por un aparcamiento de camino al curro pensé "anda que no habrá guantes negros desemparejados por el mundo que la gente pierda y que me podrían solucionar esto".
ResponderEliminarAl día siguiente, pasando por ese mismo lugar encontré un guante negro de mano izquierda que hacía poco alguien había perdido y que ya no había manera de reintegrar a su dueño. En unas horas, el guante acabaría aplastado por los coches del parking.
Así que ahora vuelvo a tener dos guantes.