miércoles, 1 de agosto de 2012

Poco ruido y muchas nueces

El mundo es pequeño. Muy pequeño. De hecho, es mucho más pequeño de lo que muchos se han encargado durante mucho tiempo en hacernos ver. No es una cuestión de distancias, es más una percepción de las mismas y una apuesta por la cercanía, por la proximidad.

Tenemos en Mundoraintxe unos vecinos de excepción. El Restaurante La Nuez. No es un restaurante más, todo en este establecimiento rezuma calidad, frescura y a la vez calidez del trato. Es uno de esos sitios que te enamoran con sólo cruzar el umbral de su vetusta puerta de madera maciza de hace un par de siglos, restaurada y conservada con mimo.

Julio y Cristina regentan un local en el que, además de poder degustar unos platos exquisitos, se respira un ambiente distinto. Joven, austero y a la vez clásico y agradable. La Nuez ha hecho una apuesta arriesgada y ambiciosa en una ciudad pequeña y hasta cierto punto provinciana. Una apuesta por una cocina de autor, hecha y servida con esmero, con detalle, con productos de la tierra, de temporada, frescos, comprados por el chef en el mercado... ¡ en bici!

Y no en cualquier bici. En una Brompton. Porque saben elegir lo que es bueno... y lo que dura. Lo que funciona, lo que sirve. Por eso la han elegido. Con una bolsa de compra grande donde transportar la verdura y los productos frescos con agilidad, con sencillez, con elegancia y de una manera divertida, por qué no. Todo un ejemplo.



Muchas veces nos devanamos los sesos para dar con la forma de transmitir los valores de aquello en lo que creemos, que nos gusta y que nos hace estar implicados y no sabemos cómo hacerlo. Los responsables de este restaurante tan especial y tan recomendable han decidido utilizar la bicicleta para transmitir todo eso: frescura, cercanía y calidad. Y la meten hasta la cocina.



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