De la mano de David Hembrow, me ha llegado esta joya japonesa que, más que un curso de conducta vial en bicicleta parece un concurso de esos que tanto les gustan a los nipones, donde unos infaustos concursantes se ridiculizan delante de un público más o menos impasible.
Decididamente Japón está mucho más lejos de aquí de lo que nos creemos.
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