domingo, 21 de febrero de 2010

Accidentes ¿cosa de coches?


Leo interesado estos días los resultados de la siniestralidad que genera el tráfico en Pamplona y me surgen unas cuantas cuestiones. Nos dan dos datos: la ausencia de víctimas mortales en todo 2009 que resulta gratamente sorprendente y la cantidad de accidentes que ocurren en nuestra ciudad: 2.585. Y eso sólo en el término municipal.

¿Qué está pasando?

Pues parece evidente que las medidas dispuestas por el Ayuntamiento para calmar el tráfico están empezando a dar sus frutos. La limitación de las velocidades de circulación, la utilización de elementos reductores de dicha velocidad, la persecución y penalización de las transgresiones son medidas que se han revelado efectivas. Pero yo quiero creer que además empieza a haber unos indicios de concienciación entre nosotros que nos está haciendo más civilizados, menos agresivos. Siempre hay y habrá excepciones, pero parece que esto empieza a funcionar.

Sin embargo, sigue habiendo accidentes. Y muchos. Y aquí es donde merece la pena pararse a pensar un poco. Veamos lo que les ha pasado a los ciclistas y a los peatones. Los ciclistas se han visto involucrados en 83 accidentes, con 70 heridos, de los cuales sólo 3 fueron graves. Pocos accidentes, sin duda. Pero es que también hay pocos ciclistas. Lo que se constata es la fragilidad de los mismos en caso de accidente. Y lo preocupante es cómo han sucedido. 26 por cruzar por pasos de peatones “indebidamente”, 18 porque el coche no respeta la prioridad del ciclista, tan sólo 7 porque el ciclista no respeta la prioridad del coche y sólo 3 con peatones involucrados. Los peatones por su parte han sufrido (los peatones siempre sufren) 171 atropellos de los cuales 112 se han producido ¡en pasos peatonales! con 34 heridos graves.

¿Por qué?

Porque a los ciclistas se les ha animado a creen que la forma más segura de circular por la ciudad son las aceras y por eso ven con buenos ojos que todas las actuaciones en favor de la bicicleta se hagan “robando” espacio a los peatones y no a los coches. Y sin embargo no se dan cuenta de que, circulando en estas condiciones, la bicicleta pierde rapidez, prioridad, derechos de circulación y sobre todo visibilidad para los coches (que en definitiva son los realmente peligrosos). Por eso se producen tantos accidentes en pasos de peatones (nadie espera una bici porque no hay perspectiva suficiente) y por falta de respeto a la prioridad del ciclista (hay conductores que no tienen del todo claro que las bicis puedan circular por muchas calzadas). Claro que hay ciclistas imprudentes, pero ellos no amenazan la integridad de los demás.

Ya es hora de empezar a demandar los derechos, el respeto y el espacio de los ciclistas en la calzada y dejar a los peatones a su aire en las aceras, que tanto les ha costado recuperar y de las que ahora les volvemos a desposeer.

Y también es hora de reclamar mejores condiciones para los pasos de peatones. No basta con iluminarlos y “temporizarlos”. Hay que acortarlos “invadiendo” la calzada hasta la línea de coches aparcados y hacerlos más visibles quitando la plaza de aparcamiento anterior en el sentido de la circulación. Y, de la misma manera que se hacen campañas institucionales para enseñar a los peatones los peligros de no utilizar los pasos de cebra, se podrían hacer otras igual de contundentes (o más) para que los automóviles los respeten y perseguir a los que no lo hagan.

Pero ¿por qué no empezar a olvidar estos enfrentamientos y apelar a la convivencia como único medio para recuperar las calles como espacios de disfrute y de encuentro? Sin duda estamos en el camino, pero que sea bueno nunca significa que no sea mejorable. Así pues, trabajemos para ello. Merece la pena.

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