¿Es la ciclabilización en sí misma? es decir ¿consiste en convencer a la gente a que use la bici y ya está? En las ciudades que venimos de una proporción de ciclistas habituales mínima o, cuando menos, simbólica todo lo que sea aumentar parece que fuera incuestionable. Sin embargo, algo empieza a cuestionarse respecto a la bondad de la bicicleta sin más condiciones, especialmente en aquellas poblaciones de marcado carácter peatonal,, especialmente en aquellas poblaciones de marcado carácter peatonal.
Las bicicletas empiezan a molestar, incluso en localidades donde no representan ni un 6% del total de los desplazamientos ciudadanos. Y no precisamente a los coches, aunque también.
Está claro que las bicicletas no contaban cuando se fue haciendo el reparto de prebendas en la circulación de personas que se ha ido consumando en las últimas décadas. Las bicicletas siempre han sido el hermano menor, el pobre, el despotenciado en un mundo dominado por motores y flanqueado por peatones. Nunca han sido realmente bienvenidas desde que perdieron su presencia hace ya casi un siglo. Eran sinónimo de regresión, de fracaso, de subdesarrollo.
Hoy queremos reincorporarlas de una manera forzada y no acertamos. Entre otras cosas porque nos hemos ocupado tan fervientemente de dotar a los coches de todo tipo de privilegios y facilidades durante tanto tiempo que ahora nos parecen incuestionables los principios de la motorización, que podríamos resumir en tres: autopistas urbanas, aparcamiento a discreción y promoción del miedo.
Sin cuestionar estos principios, cualquier intento de introducir otro tipo de medio de transporte es una temeridad. Es lo que ha ocurrido con la promoción de la bici. Si tratamos de meter las bicis en ciudades donde no hemos restado oportunidades y privilegios a los coches, nos vamos a encontrar en el atolladero en el que nos encontramos hoy.
Nadie "en su sano juicio" al que se le antoje que la bicicleta puede ser un medio de locomoción interesante se atreve a jugarse la vida poniendo en cuestión la prioridad de los automóviles en el tráfico y ocurre lo que ocurre: que no se cuestiona ni un momento la posibilidad de circular por la calzada y acaba invadiendo las aceras.
Esto en ciudades donde no hay peatones más que en las islas peatonales no tiene mayor trascendencia, porque en realidad las aceras son elementos casi decorativos o infrautilizados, pero en poblaciones donde la gente acostumbra a desplazarse a pie se convierte en un problema de primer orden. Esta es una cuestión que los centroeuropeos y muchos "ciclo-ombliguistas" de aquí no alcanzan a entender. Pero es una cuestión central.
Así cuando se consigue "convencer" a cantidades significativas de gente a que utilice la bicicleta se encuentran invariablemente con el mismo problema: los peatones vuelven a ser las víctimas del victimismo ciclista. Y reaccionan.
Pero se sigue evitando afrontar la problemática de fondo. La verdadera oportunidad para que la "ciclabilización" sea efectiva y aporte beneficios para una ciudad viene de despotenciar la motorización dominante. Si no es poco menos que tratar de vestir una virgen desvistiendo otra... o algo así. Y es entonces cuando la "ciclabilización" se convierte en algo perverso y hasta no deseable.
Fotogramas de la película "Bandoleros ciclistas", rodada en Vitoria-Gasteiz.
Lo que ocurre es que no se atreve ningun municipio a quitarle espacio al trafico motorizado, se lo quitan a los peatones. Cuestion de quien paga mas impuestos o simplemente cuiestion de complacer a una mayoria....elecciones. En Palma hace unos años un carril bici quitaba espacio a los coches, en el momento del cambio de partido dominante se gastaron cerca de 200'000 euros para desmontar ese carril bici que molestaba a los coches. Que lejos estamos de Zurich, lugar donde los tecnicos municipales declaran sin miedo que su funcion consiste en poner trabas al trafico motorizado. ¿Es que no nos hemos enterado todavia que la contaminacion mata, que el ruido molesta y probablemente tambien mate?
ResponderEliminarCreo que la tendencia logica, tanto desde el punto de vista del transporte y del medio ambiente, lleva a la "biciclación" (perdón por el palabrejo que me acabo de inventar). Eso parece evidente, pero a pesar de ello, ningún político tiene en este país la decisión suficiente para quitar espacio a los vehículos a motor en favor de las bicicletas.
ResponderEliminarSiempre es el peaton el que acaba perdiendo espacios o bien compartiendo los que ya eran suyos. Y la bicicleta se acaba encontrando en tierra de nadie, en una situación ambigua, en algunos casos no regulada que no favorece en nada la potenciación de este medio.
Hace falta altura de miras y tomar decisiones valientes, algo que me temo no conseguiremos en este país hasta que sea demasiado tarde
Eneko, que yo no soy centenario! La¡ motorización en España empezó en los años 60. Yo hasta entonces, como muchos de mis compañeros íbamos al colegio en bici. Con el desarrollo la bicicleta entró en desuso y los llamados paseos y bulevares se convirtieron en autopistas, como la Castellana en Madrid.
ResponderEliminarHoy solo estas vías rápidas son peligrosas para los ciclistas. Hay que acabar con la fealdad, contaminación y ruidosidad de estas vías, como se acabó con el "scalextric" que se montó en la Plaza de Atocha de Madrid. Por todas las demás calles, como las del 2º Ensache de Pamplona los ciclistas debemos recuperar la calzada.
Cierto Julio, debería haber puesto "hace ya más de medio siglo". Un saludo y gracias por tu aportación.
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