domingo, 26 de agosto de 2012

La estrategia de Tian Anmen

Es la imagen de una generación. Ese tipo intrépido, desesperado, loco, que se planta estoicamente delante de una hilera de tanques y consigue pararlos es algo que ha quedado impreso en la retina de muchos como una actitud heróica: el enfrentamiento de la persona contra un sistema desproporcionado e inhumano, el levantamiento de la conciencia frente al pensamiento único, la lucha por la libertad frente a la opresión totalitarista, la apuesta por la no violencia en medio de la masacre... en fin. Demasiado.


No es a ese tipo de prohombres o de descerebrados oportunos a los que me quería referir hoy. Es más al mero hecho de ponerse en medio y confiar en que, al mando de esos tanques, de cualquier tanque, hay una persona conduciendo y que su instinto le va a impedir atropellarte. Ese es el verdadero símbolo.

El derecho a circular se conquista circulando

Esa es la reivindicación. Circulando y confiando en que los demás nos van a respetar. Sabiéndolo. Superando el miedo a las máquinas y sabiendo que es un juego de personas y que los de las bicis somos personas al menos con los mismos derechos de circular que los demás y con las mismas obligaciones de respetar que los demás.

Sólo así podremos conseguir dignificar la bicicleta. Lo demás es miedo. Puro miedo. Y el miedo, además de paralizante, es aterrador, porque coharta nuestra capacidad de entendernos, condiciona nuestras percepciones y nos sume en una congoja que nos hace buscar refugios y consuelo incluso donde no lo hay. El miedo nos hace más cobardes.

Ponte en medio y reclama tu lugar en la calle

Es una forma de insumisión. Aunque es cierto que en algunas ciudades llevan tiempo proponiendo este juego en algunas calles (y sólo en algunas) que las llaman ciclocalles, y que algunas otras, las menos, han modificado las ordenanzas, contraviniendo el Reglamento de Circulación, y lo han permitido en algunas condiciones, la idea es: utiliza el carril que necesites, el que te convenga para tu trayectoria, para tu maniobra, y hazte valer.

A mucha gente esto le parece una estupidez temeraria, pero hecho con dignidad, con seguridad, con respeto y con fluidez es de lo más natural. ¿Por qué? Porque, en el fondo, todos somos personas y sabemos discernir y, en contra de lo que algunos promulgan, hay tan pocos asesinos al volante que merece la pena probarlo. Yo en 35 años no me he encontrado con ninguno.


3 comentarios:

  1. Buenas!
    Sigo tu blog desde hace meses, siempre aprendo y me cuestiono cosas gracias a él.

    Sobre el texto de hoy:
    ¿Y qué haces si vives en una ciudad donde ESTO

    http://www.youtube.com/watch?v=h0jAEFiusdo

    es la realidad cotidiana? Hablo de otra mentalidad totalmente diferente a la europea, incluso la europea mediterránea. Hablo de que una bicicleta es un estorbo físico que hay que apartar y vencer con un acto físico. Esa mentalidad, pero plasmada día a día, en la calle, no en nuestros temores como ciclistas. Algo real y comprobable a diario. O te quitas o te quitan. O frenas o te estampas, por mucho que tengas el semáforo abierto para tí y el coche se esté saltando la mediana por la que circula el tranvía.

    Vivo (y pedaleo cotidianamente) en Moscú. Por propia experiencia, afirmo que la actitud que defiendes en este texto parece, ya me duele decirlo, una verdadera invitación al "accidente". Y entrecomillo "accidente" por no escribir "agresión". Por supuesto, desde la realidad cotidiana de un monstruo llamado Moscú, que es muy diferente a la de las ciudades de la península.

    Y aun así, te doy la razón. Hay que salir a la calzada, el lugar natural de la bicicleta. Y como se trata de visibilidad, hacerlo de manera muy visible. Ese es mi recurso para sobrevivir en las agresivas calles moscovitas. Lo de ir por en medio del carril y tomar nuestro espacio abiertamente, ya es otro cantar, que requiere otros ritmos y consideraciones. Aquí no es natural ni se contempla naturalizarlo de ninguna manera. El ayuntamiento no quiere ni recomienda, oficialmente, el uso de la bicicleta.

    ¿Cómo te plantearías el uso cotidiano de los pedales en una ciudad así? ¿Quizá ya hayas tenido esa experiencia? Molaría una entrada de tu blog sobre estas cuestiones.

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  2. Muy destacable la cita: "El derecho a circular se conquista circulando", aunque hay que reconocer que hay otras acciones de despacho, populares, lecturas-escrituras y difusión, etc. que se retroalimentan.
    Parece difícil en algunas ciudades-culturas, vías... reclamar el derecho a circular de manera segura por el centro del carril.
    En Melilla aconsejamos dejar adelantar a los vehículos a motor, excepto cuando coche y bicicleta se asemejan en velocidad: por restricciones de velocidad, bajadas, etc.

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  3. Hola, te sigo desde hace tiempo, algún que otro año quizás, e incluso he escrito algún comentario en alguno de tus posts. Hoy, al ver el dibujo cómic del final del artículo, el corazón me ha dado un vuelco, la piel se me ha puesto de gallina y los ojos vidriosos. Ese cómic hace referencia a la ciudad en la que nací, me crié, vivo e intento criar a mi hija. Aquí decimos que "els de Reus enganxen i els de Tarragona manxen" (los de Reus enganchan y los de Tarragona manchan, por cierta rivalidad histórica entre dos ciudades muy cercanas) Pero por desgracia, aquí en Reus veo muchos de los problemas, errores, desastres ... que denuncias una y otra vez en tu blog. Envié tu dirección a BiciCamp, una coordinadora de la bici local. No recibí respuesta. Con organizar un par o tres de bicicletadas populares al amparo del ayuntamiento tienen suficiente. Cierto partido político logró un "carril bici" por el centro y estuvieron a punto de instaurar un sistema de bicis públicas de alquiler. Tenemos "carriles-aceras bici" inconnexos entre ellos bordeando la ciudad, puramente familiares, prohibido rodar a más de 10km/h, los hay que van de una rotonda a una riera-cañizal, en teoria para comunicar la ciudad con un polígono industrial. No conecta nada, claro está. Vamos, ejemplos hay miles, no quiero aburrir. Quizás, el más gráfico, podría ser el del cómic. Al fin y al cabo, parece que en estas tierras que habitamos al sur de los Pirineos, todo se hace "por qué sí, por qué mando yo, por mis santas narices y sanseacabó". Y así nos va, que la mayoria secundan/amos ejemplos equivocados y aparecen dibujos que con cierta gracia parodian el sentir popular. Se tendría que conocer físicamente el centro de Reus para poder explicar la aberración a la que hace referencia el dibujo en sí, pero al fin y al cabo, el resumen sería que esas líneas de pintura roja en la calzada del centro no aumentó el tráfico ciclista en la ciudad. Ni los pedazos de asfalto rojo por señalizar que sirven de caminito llano para mayores y cochecitos de bebé y que no conectan más que restaurantes de comida basura, perdón, rápida, con centros deportivos, barrios deprimidos socioeconómicamente y zonas feriales inoportuna e indebidamente financiadas. Vamos, las habas que cuecen en muchas casas.
    En fin, gracias por este blog que nos ofrece información, esperanza, curiosidad, ideas y hasta emociones.

    Ah, y si alguna vez visitan Reus, no dejen de probar nuestros vermouts, el delicioso "Menjarblanc", la bebida local "Plim" y la coca con cerezas.

    Salut i cames!

    www.reusrunning.blogspot.com.es

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