domingo, 9 de octubre de 2011

Mirando desde los ojos de los demás

Una de las máximas de la seguridad vial para ciclistas es que no se obsesionen mirando coches, parachoques y carrocerías y que busquen los ojos de las personas que los conducen para asegurarse que les han visto y para interpretar sus intenciones respecto a si van a ceder el paso o no. Este consejo que repetimos hasta la saciedad muchas de las personas que dedicamos parte de nuestro tiempo a educar o al menos a comunicar nuestra experiencia es una de las claves para entender que esto no es, ni ha sido, ni nunca será una guerra entre vehículos sino más bien un encuentro o desencuentro entre personas. Saber detectar al energúmeno es la clave al conducir una bicicleta y, en general, al relacionarse en la vida.

En esto del ciclismo relacional hace una buena temporada que venimos comprobando, los que utilizamos la bicicleta todos los días y más los que lo hacemos con dignidad, decencia y educación (con bicivilidad), que la imagen de la bicicleta ha cambiado de una manera radical en nuestra sociedad. El ciclista no es un paria, como tratan de defender algunos para luego cargar contra justos y pecadores en su cruzada pro-bici, ni mucho menos. Las personas que andamos en bici con naturalidad, sin agredir, sin intimidar no solo nos hacemos acreedores del respeto de los demás, sino que nos vamos ganando su simpatía.


Yo vengo circulando todos estos días con un fabuloso tándem Hase Pino en el que vamos 3 personas a nuestras rutinas diarias: cole, curro, actividades, compras... No es una bici normal, pero es una bici en definitiva. Años atrás, y os lo digo por experiencia, esto hubiera suscitado comentarios grotescos, risas despectivas y miradas ridiculizantes. Una persona que iba en una bici, y más si la bici era rara, era el objetivo fácil de la gracia tonta y del comentario cuadrillero, cuando no del chiste simplón.

Hoy no. Y no sólo eso. Lo más interesante de este cambio es que aquel desprecio que se ha convertido en esta admiración se provoca en todo tipo de gente, pero de una forma más abierta entre los adolescentes. Esta es una buena señal. La bicicleta representa algo deseable para ellos y para una proporción cada vez mayor de la población. Esta empatía incipiente es un tesoro que debemos consevar, cuidar, mimar. En cada viaje, en cada viraje, en cada maniobra, en cada cruce, en cada ir y venir. Tenemos que entendernos, tenemos que hacernos entender, tenemos que mirar desde los ojos de los demás.

2 comentarios:

  1. La verdad es que llevando una bici de ese tipo captas la mirada de muchas personas, y sobretodo haces pensar de que otro modo de transporte es posible...
    Por si no lo has visto
    http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=aVjFq0Yni0I#!
    Saludos desde Sevilla.
    http://EnBiciXSevilla.blogspot.com

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  2. Este mismo lenguaje es el que tenemos que utilizar entre peatones, ciclistas y cicleatones. Si toca compartir algún espacio, hay que tomarlo como una oportunidad. No como una competición por conquistarlo. Una bici pasa al lado de un peatón, un saludo de buenos días, un breve contacto visual con una sonrisa y a seguir pedaleando. Media Europa comparte los centros de la ciudad y yo no he visto conflictos como los que estamos relatando en Pamplona y comarca. Bicicletas y peatones, bicicletas y coches son totalmente compatibles si cada uno cumple su parte. Lo que no es compatible son las prisas y las actitudes faltas de respeto. Pasad un buen día.

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