Lo que pasa inadvertido a la inmensa
mayoría emocionada es que todo este circo tiene gato encerrado. Y es que el
propio término de movilidad conlleva la asunción necesaria e ineludible de
tener que moverse para todo como condición de partida, y es ahí donde todo el
asunto de la sostenibilidad (otro término obsceno por definición) hace aguas.
Mientras no cuestionemos esto, que hemos aceptado alegremente como axioma, no
nos podremos dar cuenta de cómo podremos resolverlo (si es que de verdad
queremos hacerlo). Es la promoción de la movilidad la que nos ha dejado como
estamos y nos ha condionado el futuro. Y es precisamente el ejercicio masivo y
compulsivo de la movilidad, la llamada
"hipermovilidad", la que nos tiene atenazados, obnubilados,
moviéndonos de un lado para otro como gallinas descabezadas.
Y es que, hasta que no cambiemos la
perspectiva y prioricemos en la proximidad y en la accesibilidad como objetivos
deseables, esto no va a ser más que un juego perverso. Un juego en el que
nosotros somos meros espectadores, y en el que cuestiones como el compromiso
con el clima, la revitalización de las ciudades, la mejora en la seguridad
vial, el ahorro energético, la disminución de la contaminación, la recuperación
de espacios públicos para su disfrute colectivo, el impulso del comercio local,
en definitiva, la reconfiguración de las ciudades, son tareas reservadas para
expertos, para técnicos, para gobiernos y para los poderes fácticos.
Para este juego no nos quieren, para eso no
nos necesitan y para eso tienen los 358 días restantes del año. Sin molestas
intromisiones de los civiles sin cualificar, o de los cualificados que no han
sido invitados. Es entonces cuando se corta el bacalao, es entonces cuando se
hacen los grandes proyectos, es entonces cuando se deciden los usos del suelo,
las expansiones urbanísticas, las reurbanizaciones, con sus recalificaciones y
sus apaños. Entonces los procesos de participación, las exposiciones públicas y
la opinión pública no son sino inconvenientes que no hacen más que ralentizar
la ejecución y diferir el beneficio, que cuanto más pingüe sea, mejor.
No es que haya que condenar la cosa. Es más
bien que hace falta constatar que esto es un paripé masivo con pretensiones de
universal o cuando menos planetario. Por lo demás, que viva la Pepa (o la
Virgen de Guadalupe), pero que no viva tan lejos, por favor.
Pues si, como bien dices Viva la Pepa...
ResponderEliminarEsta es la Semana del "falseo", como bien dices, estaremos viendo las fotos "absurdas" de personas que quieren aparentar que quieren una movilidad sostenible, cuando en realidad hacen políticas totalmente contrarias... si no que nos lo digan aquí en Sevilla.
En fin , como digo siempre, seguiremos intentándolo...
Saludos desde Sevilla
http://EnBiciXSevilla.blogspot.com
Es que esta semana fue creada por la Unión Europea, ¿que esperas?. Su mensaje nunca será cuestionar la movilidad. Y, por cierto, MCarlos, no has entendido nada. No se trata de la movilidad sostenible, sino de reducir la movilidad (es decir, la cantidad de transporte). Que por cierto, con los bonitos carriles-bici de tu ciudad no se consigue. Ni con muchos ciclistas tampoco.
ResponderEliminarSaludos
Semana de la movilidad sostenible: ¿Transporte o cercanía? http://granadaviaverde.blogspot.com/2008/09/semana-movilidad-transporte-o-cercana.html
ResponderEliminarEstando de acuerdo en el fondo de tu planteamiento también creo que más vale esto que no nada siempre que mantengamos nuestra capacidad crítica y sepamos qué intereses se mueven detrás del modelo actual de movilidad. A veces hay que ser "agrio" y a veces también hay que disfrutar un poco de la vida...
ResponderEliminarLo mismo que el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones, también de las Semanas oficiales (Semana de la Movilidad, etc.) se puede sacar algo bueno, a mi modo de ver. Mañana, por ejemplo, decenas de miles de personas saldrán a la calle en Valencia a rodar en bici por un circuito establecido. Muchas de esas personas no serán ciclistas habituales, pero si a partir de mañana el 1% de esas personas no-ciclistas pasan a emplear habitualmente la bici, para algo habrá servido todo eso de la Mobility Week. Debemos saber aprovechar esta clase de eventos para sacar lo mejor de ellos y hacer que den frutos sustanciales.
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