viernes, 30 de septiembre de 2011

Menos de lo mismo

Estamos inmersos en el pozo de una recesión a la que todo el mundo sigue insistiendo en llamar crisis, como si por eso fuera a pasar antes, intentando acostumbrarnos a la presión de esta profundidad, y, después de unos años de mirar a los toros desde la barrera, vienen ahora los mismos que provocaron todo este desaguisado y nos dicen que nos tenemos que apretar el cinturón. ¡Buena idea!

Era de temer que en esto también íbamos a resultar al final los culpables y, cómo no, los paganos. Lo que nadie sospechaba es que los mismos que nos habían llevado a esta situación iban a ser los responsables de sacarnos de ella y que el remedio que, después de todo este tiempo de contemplación, habían descubierto se trataba de la misma medicina que nos hizo enfermar, pero en una dosis menor.

Se conoce que nos quieren inmunizar a base de envenenarnos un poco menos, pero siempre con el mismo brevaje. Lo que nos aguante el cuerpo: lo que sea sostenible. En todos los terrenos y en todos los aspectos, estamos intentando recuperar la misma situación que nos ha conducido hasta nos encontramos. Somos así: torpes, testarudos, conservadores, reaccionarios, cobardes y acomodados. Y somos capaces de dejarnos llevar estúpidamente por el rebaño hasta caer por el acantilado.

La crisis es la oportunidad

Ya lo decía Einstein, aunque quizá se equivocaba también en esto:
"No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a las personas y países, porque la crisis trae progresos, la creatividad nace de la angustia como el día de la noche oscura. Es de la crisis que nacen la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a si mismo sin quedar superado. Quien atribuye la crisis a sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más los problemas que las soluciones, la verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los paises es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin la crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia.
Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos nuestro talento y nuestras habilidades para encontrar soluciones, acabemos de una sola vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla."

Hay que romper con los dogmas, cuestionar los paradigmas y escapar de las inercias, si queremos estar en condiciones de superar la crisis en la que nos han envuelto y nos hemos dejado enredar, sin acabar atrapados y arrastrados por la corriente.

Recortar no es suficiente

En estos momentos convulsos, donde parece que todo se va a resolver recortando gastos, nadie está tratando de proponer alternativas. No podemos esperar que sean los mismos responsables de las operaciones de ingeniería financiera, de especulación inmobiliaria, de precariedad laboral y de perversión propagandística los que nos saquen de este embrollo.


En lo que a las bicis respecta, no podemos confiar en los mismos irresponsables que han implementado, favorecido y permitido toda esta colección de despropósitos en forma de obras públicas más que cuestionables, de operaciones de marketing social apoyadas en multinacionales de la publicidad y de campañas institucionales mojigatas y generalistas, que han deparado en toda una suerte de vicisitudes (más bien "bicisitudes") que han dejado a los que andan en bici indefensos, inhabilitados, desprotegidos y cuestionados, cuando no circulando directamente por la acera.

Mientras tanto, ninguna propuesta de educación, de salud, de movilidad laboral, de intermodalidad, de aparcamiento de seguridad o simplemente de adquisición de habilidades y conocimientos básicos para aquellas personas que lo soliciten y con ayudas públicas, porque esto del replanteamiento de la movilidad, más que una cosa bonita, ya va empezando a ser una necesidad imperiosa de carácter social, para hacer nuestras ciudades más habitables y dar oportunidades a las futuras generaciones.

Así pues, menos de lo mismo, por favor, y un poquito de algo distinto si queremos salir de esta vorágine que no la cura el que la provocó.

3 comentarios:

  1. >>> "Mientras tanto, ninguna propuesta de educación, de salud, de movilidad laboral, de intermodalidad, de aparcamiento de seguridad o simplemente de adquisición de habilidades y conocimientos básicos para aquellas personas que lo soliciten y con ayudas públicas, porque esto del replanteamiento de la movilidad, más que una cosa bonita, ya va empezando a ser una necesidad imperiosa de carácter social, para hacer nuestras ciudades más habitables y dar oportunidades a las futuras generaciones." <<<
    Durante años nuestros queridos gobernantes se han limitado a tirar de cheque y a realizar aquellas obras o programas públicos que ellos consideraban necesarios. Total, sería por dinero… De lo que se trataba era de proyectar y ejecutar las obras y los “arreglos” rapidito, para poder salir en la foto y vender la idea de que el ayuntamiento de turno era “amigo de la bicicleta” y tal.

    La otra opción hubiese sido tomarse su tiempo, convocar a los llamados agentes sociales de la movilidad (asociaciones activistas pro-bici, urbanistas, expertos en seguridad vial, etc.) y, entre todos, repensar y rediseñar el tráfico y las estrategias de movilidad en función de las verdaderas necesidades presentes y futuras de la ciudadanía. Esta opción, además de tiempo, exige que el concejal de turno sea capaz de crear y coordinar el mejor grupo de trabajo posible (con esos activistas, urbanistas, expertos, etc.).

    En suma: un concejal que confíe en la sociedad civil y la escuche; que se tome su tiempo para tomar las mejores decisiones en una materia tan relevante como la de la movilidad, el tráfico y el transporte en la ciudad; que sea además capaz de convencer al resto del equipo municipal de gobierno que estos asuntos deben ser prioritarios en la agenda política local y no solo un asunto de márketing; etc. etc.

    ¿Existe esa clase de concejales?

    Saludos de ACTIBICI Valencia.

    ResponderEliminar
  2. En realidad yo creo que los políticos han puesto la oreja a ver qué decían las asociaciones de activistas pro-bici, urbanistas y expertos en seguridad vial, etc... CARRIL-BICI YA... ya ahí están los resultados en las ciudades que lo han llevado a cabo: cicleatones por todas partes.

    Porque son muy pocas las asociaciones de este tipo en España y ninguno de los urbanistas y técnicos de movilidad los que han planteado alguna "propuesta de educación, de salud, de movilidad laboral, de intermodalidad, de aparcamiento de seguridad o simplemente de adquisición de habilidades y conocimientos básicos para aquellas personas que lo soliciten y con ayudas públicas"

    ResponderEliminar
  3. De momento esto de la bici queda en manos de los particulares, las iniciativas individuales, o como mucho de algunas asociaciones. Parece no ser el momento de demandar a nuestras administraciones ninguna colaboración. Pues por mi, que les den. Trabajo en la Administración de Justicia, en Pamplona, en el Servicio de Actos de Comunicación. He decidido hacer todas las notificaciones, requerimientos, citaciones e incluso algunos de los embargos con la bici. Tenemos un servicio de taxis, que ya restringieron en su día. La Dirección General de Justicia de Navarra es la encargada de pagar los taxis y autobuses que utilizamos como desplazamiento, pero de momento yo, que no gasto un euro en dichos servicios, no recibo ningún tipo de compensación ni económica ni de ninguna otra clase. No es que me importe demasiado, aunque me da un poco de rabia poner mi vehículo, su mantenimiento y mi riesgo por mi cuenta, pero también lo hago por gusto y salud. Lo que de verdad me da rabia es que tenga que excusarme con el resto de ciudadanos a los que, quieras o no, les ahorro un dinero, y cada día tenga que escuchar que no circule por la acera, malas miradas cuando cando mi bici en una farola, o no me paren en los pasos de peatones cuando estoy parada con el pie en tierra esperando para cruzar.
    Los ciclistas no somos el enemigo, ayudamos a descongestionar el tráfico, hacemos de las ciudades lugares más limpios y habitables, y en muchos casos somos un servicio público, así que antes de increpar gratuitamente a un ciclista piensen en los beneficios que aportan. Aprendamos todos a convivir y a compartir los espacios públicos.

    ResponderEliminar