domingo, 26 de junio de 2011

Más aparcamientos para bicis por favor

Hoy leo en el periódico una noticia sobre la insuficiente oferta de aparcabicis en mi ciudad y sobre la deficiente seguridad de los existentes. No es un tema nuevo. De hecho, es un tema que parece secundario cuando hablamos de impulsar o dar facilidades al uso de la bicicleta en la ciudad y, como ya he comentado en otras entradas anteriores, es un tema central.


El problema es que muchos limitan la discusión del aparcamiento de las bicicletas a que exista una mayor oferta de aparcabicis, es decir, de estructuras metálicas más o menos acertadas en sitios más o menos idóneos donde dejar la bici en la calle a merced de todo.

No basta con que haya aparcabicis

Hay que dar una solución de mayor calado. Que aporte mayor seguridad, mayor protección. Es entonces cuando la mayoría de la gente, los responsables de la cosa pública primero, creen que esto debe ser barato y que los ciclistas no demandan este tipo de servicios. Y mientras tanto, se dejan unos presupuestos fabulosos montando sistemas de bicicletas públicas, aparcamientos subterráneos, sistemas de promoción y subvención del coche eléctrico y otras "naderías".

Tampoco hay información suficiente sobre cómo asegurar la bicicleta cuando se aparca en la calle: sistemas de candado y la forma correcta de candar una bicicleta... y pasa lo que pasa. La mayoría de la gente piensa que basta con poner un candado cualquiera para asegurar la bicicleta a un aparcabicis o a cualquier elemento del mobiliario urbano y luego se quejan de que les han robado la bici.



Aquí tienes algunos consejos de cómo evitar el robo de tu bici en la calle cortesía de Valencia en Bici.



Hace falta una política integral de fomento de la bici

Si queremos impulsar el uso de la bicicleta como medio de transporte y darle oportunidades reales, hay que trabajar con la misma lógica, con la misma determinación, con la misma calidad, con las mismas exigencias y prevendas... y con los mismos presupuestos con los que hemos construido sistemas para los coches o para el transporte público. Y, en todo este esfuerzo, la adecuación de las calles es una parte menor de todo el trabajo a realizar.

Hay que proveer de buenas soluciones de guarderío de las bicicletas en casa, a través de espacios colectivos cómodos y seguros. Hay que dar servicio de estacionamiento protegido, vigilado y asegurado a todos aquellos que quieran desplazarse en bicicleta de manera habitual a sus obligaciones. En las empresas, en los centros educativos, en los complejos hospitalarios, en los centros de atracción de viajes.



Aquí hay algunos ejemplos más.

Hay que introducir la bicicleta en las escuelas como se ha venido introduciendo el coche en las últimas décadas. Hay que enseñar a la gente cómo funciona. Hay que prescribirla. Con potencia, con ilusión, con ayudas públicas (he leído que el gobierno está subvencionando con ayudas de hasta 7.000 euros la compra de un coche eléctrico).

Sólo a través de una política integral e integrada, bien planificada y financiada, se podrá fomentar el uso de la bicicleta como vehículo óptimo para determinados desplazamientos urbanos. Todo lo demás son fuegos artificiales, pantomimas populistas y operaciones de márketing carísimas.

La bicicleta es sencilla, pero eso no quiere decir que sea fácil reintroducirla en nuestras ciudades. Ni barato.

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