sábado, 4 de septiembre de 2010

¡Basta ya!

No es el mejor momento para reflexionar. La muerte nunca inspira. Sólo perturba, vacía, deja sin fuerzas, desgasta el ánimo. Hoy hemos podido saber que una pobre joven de 24 años que circulaba tranquilamente en su bicicleta tan sólo hace 5 días ha fallecido. Y lo ha hecho porque le ha alcanzado un coche conducido por una persona de manera imprudente.

No es momento tampoco de analizar las causas. Es momento de tomar conciencia de las consecuencias. Las consecuencias de conducir un coche sin cuidado son éstas. Muertes, daños irreparables, desgracias, dolor... Resulta realmente aterrador ver la foto de los vehículos accidentados. Un golpe brutal. El conductor del coche: ileso.


Este accidente, como muchos otros de los que se producen en zonas urbanas se podía haber evitado. El hecho es que la mayoría de accidentes en ciudades entre coches y peatones o ciclistas se producen en pasos peatonales o en intersecciones. Pasos peatonales: lugares por definición recomendados y teóricamente seguros para el tránsito peatonal. Como los carriles bici, espacios protegidos para la circulación ciclista (por el que ella circulaba). Los accidentes siguen produciéndose.

¿Cuándo vamos a comprender que sólo poniendo limitaciones reales a la velocidad de circulación y persiguiendo a los infractores de una manera implacable podremos evitar este tipo de accidentes? Los peatones y los ciclistas que cruzan resultan invisibles para los conductores que circulan a velocidades superiores a 30 kilómetros por hora. El mayor problema no es que los conductores de los coches no miren, es que no ven.

Así pues, está bien que se aleccione y se regule la forma en que peatones y ciclistas tienen que cruzarse en el paso de los coches, pero parece que ha llegado la hora de regular la forma en que los coches (conducidos por personas) se cruzan en el camino de esas otras personas que han decidido caminar o andar en bicicleta.

Publicado en Diario de Noticias el 06-09-2010

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