miércoles, 29 de enero de 2014

Ciclistas en calles peatonales ¿barra libre o limitaciones?

Está siendo muy aireada la modificación de la ordenanza de tráfico de Vitoria en lo relativo a prohibir la circulación de bicicletas por algunas calles del centro de la ciudad en las horas en las que en ellas se concentra la mayor actividad comercial y la mayor ocupación peatonal. Algo que se presta a la crítica en caliente, pero que hay que analizar con algo más de rigor y profundidad.


Somos ciclistas, como tales somos personas que conducimos vehículos a velocidades moderadas porque nos desplazamos y eso hace que tratemos de optimizar nuestros itinerarios. Nos han dado permiso, por omisión normalmente, para circular en zonas peatonalizadas. La mayoría, cuando lo hacemos tratamos de ser respetuosos y cívicos y hay constancia de que algunos, los menos, cuando ven que la cosa es mínimamente comprometida se bajan de la bici y no tienen ningún problema en caminar unos metros, aunque sean un ciento, para no perturbar la calidad convivencial de estas zonas.

Si esto fuera así mayoritariamente y los que montan en bici estuvieran dispuestos a desmontarse sin más de forma voluntaria en determinadas condiciones no habría problema. Si hubiera cuatro ciclistas tampoco. El problema es que ni la mayoría es capaz de caminar con la bicicleta en la mano, ni hay cuatro ciclistas, ni cuatrocientos, sino que afortunadamente las bicicletas se cuentan por miles. Es ahí donde hay que actuar y hay que hacerlo con tacto pero también con temple y con buen pulso para priorizar donde hay que priorizar: en las personas.

Decía alguien en algún sitio que él no quería ser peatón ni que lo catalogaran como tal cuando caminaba, paseaba o estaba en un lugar público, porque consideraba que dicha clasificación empobrecía su entidad como persona y reducía sus derechos a su mera capacidad de desplazarse o a su contingencia de persona en movimiento. Efectivamente, la gente que está en la calle no son peatones, lo son cuando cruzan una calzada, lo son cuando caminan en un desplazamiento hacia alguna parte, pero no se pueden considerar tales cuando simplemente están disfrutando del espacio público.


Esto lo han entendido perfectamente los responsables de gestionar el espacio público en las ciudades donde hay mucha presencia de ciclistas. ¿Y cómo lo han hecho? Pues simplemente limitando el acceso en bicicleta a las zonas que han querido preservar con ese caracter estancial, recreacional, social, de encuentro y/o de alta densidad comercial.

En esas ciudades está prohibido circular montado en bicicleta por esos espacios peatonales a determinadas horas y está prohibido también aparcar las bicicletas y realmente son dos cosas que se agradecen y que también están severamente perseguidas y no sólo por los agentes de policía local sino por cualquier conciudadano que te intimida con una simple mirada reprobatoria o con un comentario educado.


Aquí, donde la preeminencia peatonal es mucho más fuerte que en esas ciudades y donde la vida de nuestras calles y plazas es mucho más intensa y más rica no podemos caer en la tentación de consentir excesivamente el uso de las bicicletas en las horas de mayor actividad de esas calles porque podemos perder ese carácter que tienen para convertirlas en espacios con tensión circulatoria.

Vitoria lo acaba de instaurar, pero muchas ciudades lo están ya necesitando con urgencia. ¿Significa esto que se está renunciando a una decidida política de promocionar la movilidad sostenible y, dentro de ella, la bicicleta como vehículo clave? En absoluto. Más bien reconoce que hay espacios en los que la circulación no es deseable.

"Partiendo de la premisa de que las aceras y espacios peatonales no son lugares para la circulación de vehículos, la nueva regulación de la movilidad ciclista busca compatibilizar la promoción de la bicicleta como alternativa de movilidad urbana con la preservación de la calidad estancial, la defensa del espacio público en los entornos urbanos y la protección de la movilidad peatonal."

Nada menos sospechoso que esto. Recordemos que la calidad del espacio público y su uso social debe prevalecer sobre la movilidad por más sostenible que esta sea. Maximizar la bicicleta, como el transporte público o como las peatonalizaciones unívocamente es no entender que la ciudad es un sistema complejo y que para hacerla más amable, relacional e inclusiva resulta imprescindible entenderlo... y actuar en consecuencia.

Al final estamos hablando de una decena de calles y sólo durante unas horas, que no condicionan de una manera excesiva la movilidad ciclistas ya que cuentan con alternativas cercanas (o pueden recorrer esas calles a pie con la bici en la mano). Lo que es reprobable es prohibir antes de dejar claras y preparadas las alternativas de circulación, porque muchos ciclistas utilizan esas calles para sus desplazamientos habituales.

4 comentarios:

  1. A mi me parece correcta la norma, como tú dices, el peatón tiene preferencia y si después de un tiempo se ve que hay ciclistas que molestan cuando deberían tener más cuidado (y soy ciclista habitual, pero normalmente voy por la calzada y evito aceras y zonas peatonales, y si tengo que ir por cualquiera de estas me bajo de la bici) pues hay que tomar medidas.

    Lo que me molesta de la norma es el agravio comparativo de siempre: si los ciclistas molestan pues se les criminaliza y se ponen rápidamente normas y leyes para limitarlos y evitar las conductas que molestan sin proponer alternativas. Si son los coches los que molestan, pues no pasa nada, pues son sagrados, hay que aguantarse porque así ha sido siempre y como mucho se hace algún parche siempre y cuando no se limite la movilidad del coche.

    No nos engañemos, el vehículo privado es lo que más molesta en ciudad, ocupando muchísimo espacio público, moviendo toneladas de metal a gran velocidad, provocando ruido y polución sin que realmente suponga una mejora de la movilidad ya que hay exceso de tráfico en todas las ciudades. Pero se ha aceptado como algo normal y no hay quien limite un poco este exceso. O al contrario, cuando el auto molesta, en lugar de limitarlo se intenta construir una infraestructura que compense esa molestia sin afectar a los autos.

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  2. Soy ciclista urbana de poca frecuencia (no a diario), pero muy susceptible con estos temas.
    Me gusta circular en bici con sentido común, y eso quiere decir que la bici, por muy vehículo que esté considerado, puede ser lo suficientemente delicado para poder compartir calles peatonales con paseantes. El sentido común me dice que, cuando la calle está con mucha gente, debo bajarme de la bici e ir andando. El sentido común me dice que no debo circular deprisa en estos casos, ni cerca de las personas, ni asustando al personal. Y el sentido común también me dice que si hay una acera por la que no va casi nadie, y es ancha, no pasa absolutamente nada por recorrer un tramo con la bici por ella.

    Si no hubiera conocido otras ciudades, estaría de acuerdo en limitar la circulación en bici por calles peatonales, pero he estado recientemente en Pisa y Florencia, por poner un ejemplo, y me ha parecido que, salvo casos excepcionales, la convivencia entre bicis y gente andando es excepcional, y el ambiente urbano que se respira, ni os cuento. Desconozco si hay una normativa específica para las bicicletas en esas ciudades.
    ¿Por qué hay que legislar tanto el ciclismo urbano? ¿realmente es necesario? ¿tantas bicis hay ya que es imprescindible hacerlo? ¿No es mejor trabajar en favor de incentivar su uso y no de limitarlo?
    Yo soy partidaria de hacer campañas en los colegios, aumentar el número de aparcabicis, publicidad municipal, encuentros ciclistas minoritarios para la gente que aun tiene miedo de circular por la calzada con los coches al lado, etc.

    Estoy de acuerdo con la opinión de Cristian: el coche es el que más molesta, por la contaminación, el ruido y el peligro que supone, y está mucho más consentido, incluso por parte de algunos peatones.

    ¿Y si fuéramos un poco más flexibles?

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  3. No puedo estar mas de acuerdo con Eneko.
    Me muevo en bici por Vitoria y aunque es un fastidio tener que dar un pequeño rodeo, prefiero evitar ir haciendo slálom entre la gente por las calles peatonales e ir por las calles 30 y ciclovías que se han hecho últimamente, por las vias del tranvía (General Alava) se va de maravilla ya que casi no circulan vehículos y por todo el casco medieval lo mismo. Y por andar 50-100 metros bajado de la bici no pasa nada
    Lo que si hace falta son mas calles 30 por el centro.

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  4. La cuestión que ha roto el consenso de la ordenanza, no es el respeto total a las zonas peatonales del centro de la ciudad y que los ciclistas nos debemos de bajar de la bici en calle concurridas, lo que no tenemos la mas mínima duda y porque muchos ya lo hacemos. Lo que ha roto la partida, es el cambio de las normas pactadas en un Foro ciudadano de participación, por todos los grupos y los movimientos sociales por parte del gobierno.

    Es anunciar:
    • campaña de información que no se ha dado.
    • Crear las alternativas que están diseñadas, tienen presupuesto y de fácil ejecución y lo que ha hecho es echarse la manta a la cabeza, restringir las calles peatonales sin hacer todo lo anterior antes que es lo que los ciudadanos le demandan, información y espacios seguros.

    El centro de la ciudad está condicionado por el casco antiguo al Norte, en el centro las zonas peatonales y al Sur dos viales con mucho tráfico y que no se quieren tocar para ser alternativa, esta es la cuestión.

    Por último decir, quien es el mayor responsable de la falta de educación y respeto en las calles, donde nunca se ha puesto ningún límite a los que no respetan al ciudadano.

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