domingo, 8 de diciembre de 2013

Peatones y ciclistas en el punto de mira

Defender la supremacía del coche. Ese es el objetivo principal que tiene la Dirección General de Tráfico española. Para los que aún anden despistados. Por eso no podemos esperar que esta institución vaya a cambiar nada que no sea en beneficio de los automovilistas. Lo que sí podemos esperar y comprobar es que con el viejo argumento de la seguridad vial, de lo que traten de convencernos es de que todos tenemos un poco de culpa cuando somos atropellados, porque lo que es incuestionable e inamovible es el reinado del coche en la calle. Vamos, que los coches sólo pasaban por allí y nosotros nos cruzamos en su camino.

Así las campañas de la DGT rezuman ese poso que deja clara la superioridad del coche sobre el resto de medios de transporte y, de alguna manera, su presunta inocencia en la inseguridad y en la violencia vial que sufrimos en nuestras calles. La campaña monográfica sobre la bicicleta que presentaron no dejaba ningún tipo de dudas a este respecto.



Esto es lo literal. Ciclistas ridículos, con actitudes pueriles, presentados como insensatos, invitados incómodos a los que soportar, lentos, patosos, testarudos. Gente a la que domesticar, que debe llevar hasta lo que no está aprobado todavía como obligatorio.

Y castigar al infractor

Pero hay una vertiente mucho más taimada y profunda en la que nuestra DGT trabaja de manera infatigable: el castigo ejemplar. Ese que hace escarmentar y que se puede utilizar para exhibir públicamente las conductas indeseables para su escarnio. ¿Parte de su trabajo? Sí, pero resulta sospechoso cuando dirige su objetivo a los más débiles, a los que, por lo general, se llevan la peor parte en un accidente.

Esta semana hemos tenido noticia de una campaña de estas características que ha tenido lugar en varias localidades de Navarra.

Una policía local controla el paso de los peatones (Diario de Navarra)

Aquí la DGT de la mano de la Polícía Local, ha decidido castigar esta vez a los peatones. Y no le ha temblado el pulso a la hora de establecer las multas: 200 euros por cruzar un paso con semáforo en rojo y 100 por hacerlo fuera de un paso de cebra. Así, el titular se lo llevan las denuncias, aunque la proporción de infractores respecto a la muestra sea irrisoria, que sería la verdadera noticia. En concreto, en Navarra, de 10.677 viandantes controlados se han denunciado a ¡13! ¡Qué te parece! ¡Un 0,12 %! ¡Uno de cada 820! Ridículo.

Lo más lamentable de este tipo de campañas es que al resto de la población nos parecen lógicas y hasta recomendables. Hay que domesticar a los que transgreden las normas. Lo que no nos damos cuenta es que estamos cayendo en su trampa que es la que legitima el orden establecido sin reparar es que es un orden totalmente ventajoso para el coche y que discrimina hasta extremos impensables a los demás.

En vez de tratar de comprender qué motiva esas infracciones

Si en vez de seguir su lógica según la cual el orden establecido es el bueno y el recomendable y cualquiera que no lo siga tiene que ser escarmentado, fuéramos capaces de verlo desde una óptica más conciliadora en la que primara la convivencia y las calles se entendieran como espacios de tránsito multimodal y como lugares pensados prioritariamente para las personas, este tipo de problemáticas se trabajarían desde una perspectiva diferente.

¿Por qué los peatones cruzan con el semáforo en rojo o fuera de los pasos peatonales? ¿Por qué las bicicletas andan por las aceras? ¿Por qué no quieren parar en los cruces? ¿Es sólo porque son una partida de suicidas que no valoran en nada su integridad? ¿O lo hacen sólo para molestar?


Si en vez de enfocar las cosas desde ese ángulo tratáramos de entender que quizá todo está demasiado orientado a que el coche funcione y el tráfico fluya y que para conseguirlo hemos condenado al resto de usuarios de la calle a hacer paradas ridículas, itinerarios penosos o hemos creado barreras que sólo son franqueables por pasos quizá demasiado distantes unos de otros o simplemente mal diseñados, quizá fuéramos capaces de cuestionar este orden y trabajar por hacer ciudades con calles más permeables, más accesibles, más seguras, más amables, más pensadas en las personas que en los coches.

Esto no entra en los planes de la Dirección General de Tráfico ni en el de la práctica totalidad de las Policías Municipales, porque su misión precisamente es hacer que se cumpla el orden. Así pues, si queremos que algo cambie, no tratemos de explicárselo a los que están para que esto funcione. Ya estáis avisados.

8 comentarios:

  1. Es que imposible que no te guste el vídeo del Harlem. Y para rematar, decir que murieron atropellados 471 personas el 2010. Me gustaría saber cuántos por culpa del "Whatsapp para arriba, sms para abajo" y cuántos por culpa del "Hablo por el teléfono mientras conduzco", "Yo controlo al conducir, sólo son dos copas" y el "Bah, todo el mundo se salta el semáforo" entre tantos otros.

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  2. Eres un poco exagerado. El vídeo de la DGT no está tan mal como dices. Todo es mejorable, pero menos es nada. Slds.

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  3. Multas de 200 euros por saltarse un semaforo rojo ANDANDO es un abuso de poder. Me imagino que es que esos peatones insumisos ponen en peligro a los conductores y por eso hay que sanccionarlos. ¡Venga ya!
    He vivido muchos años en Suiza, pais de gentes estrictas y policia severa. Multaban, a veces, por atravesar una calle con semaforo en rojo : 5 francos, es decir 3 euros. Puede que con los años y la inflacion, que alli es poca, ahora multen con 10 francos...

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  4. Desde hace unas semanas circulo en bici con mi propia Ordenanza para bicicletas.

    1. Las bicis deberán circular por la calzada, nunca por las aceras.
    2. Donde haya carriles bici construidos en perfectas condiciones (no una simple raya blanca pintada en las aceras), podrán optar a circular por ellos.
    3. El ciclista deberá respetar las señales de circulación, como un vehículo más, e indicará, con el brazo izquierdo, los cambios de dirección.
    4. El ciclista deberá respetar los semáforos que controlen el paso de vehículos en los cruces de calles.
    5. En los semáforos que controlen únicamente el paso de vehículos y peatones, el ciclista podrá pasarlos prudentemente en rojo sin molestar en ningún caso el paso preferente de los peatones.

    ¿Qué os parece?

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    1. Me parece perfecto, pero creo que, como te pillen saltándote un semáforo, te van a crujir igual.

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    2. Añado, en calles de un solo carril o calles muy transitadas, circulo por el centro del carril, porque YO Y SOLO YO me preocupo de en que zonas me pueden adelantar con seguridad, puesto que el resto de usuarios de la calzada solo se preocupan de adelantarme

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  5. Me cuesta entender que se culpe al coche (a su conductor) de todos los males de la ciudad, será que tanto autoridades como ciclistas lo encuentran un blanco fácil, un chivo expiatorio. Yo lo veo de otra forma, para las autoridades es una fuente de ingresos nada despreciable y de ahí las OTA y demás impuestos y repagos y para los ciclistas es un competidor por el espacio público con el que están en inferioridad ¿pero donde está el malo de verdad?
    El malo es aquel técnico que diseño los ensanches de las ciudades acomodándose a los intereses de las inmobiliarias y el edil que lo promocionó, el malo es el que restringió los espacios públicos al mínimo legal o sea a la insuficiencia absoluta, el malo no es el humilde ciudadano que para desplazarse con un mínimo de comodidad tuvo que ahorrar y comprar un coche porque los trasportes urbanos no son eficientes.
    Son malas las personas que entre los colectivos ciclistas y entre los automovilistas abusan, son maleducadas, intransigentes, zafios, agresivos y a los que antes de permitirles que se suban a un vehículo o facilitarles un permiso de conducir habría que examinarlos de urbanidad.
    Las soluciones hoy son complicadas pero el automóvil es solo un medio confortable de desplazarse que se ha masificado y que por supuesto habrá que ordenar. Eliminarlo no soluciona los problemas, únicamente los mueve de sitio.
    Txeska

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    1. Txeska,
      Totalmente de acuerdo con tu análisis, no entiendo la puntualización. En este artículo no se culpa a los automovilistas, sino a la autoridad competente y hablamos sólo de normativa, no de urbanismo ni de política territorial.
      De todas formas, disiento en que los automovilistas sean tan inocentes y tan víctimas, cuando la mayoría de los viajes en nuestras ciudades no exceden los 5 kilómetros.
      Y, para terminar, nadie habla de eliminar el coche sino de reducir drásticamente su uso.

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