martes, 10 de diciembre de 2013

Evitar la tiranía de la bicicleta

Muchas personas se echarán las manos a la cabeza con sólo ver el título. Porque muchas personas siguen pensando que las bicicletas son buenas independientemente de cómo se utilicen, en cualquier cantidad y en cualquier condición. Pues no. Todo tiene sus límites. Resulta complicado reconocerlo desde las filas ciclistas, pero es absolutamente imprescindible darse cuenta de ello antes de que sea demasiado tarde... y el tiempo corre que se las pela cuando las cosas se tuercen.

Muchas personas creen que el modelo de ciudad, el modelo de urbanismo y el modelo de movilidad es el que han desarrollado algunas ciudades del centro de Europa donde las bicicletas se han convertido en el medio de transporte hegemónico en los núcleos urbanos. Se equivocan. Y se equivocan porque sólo ven las virtudes y son incapaces de darse cuenta de los inconvenientes que ello conlleva.

Amsterdam, Copenague, La Haya, Groninga, Munster, Basilea, Friburgo, Estrasburgo o la que se quiera poner como ejemplo, todas adolecen el mismo mal: la tiranía de las bicicletas se vuelve contra los peatones y deteriora la calidad del espacio público en el que se ha conseguido quitar la condición del tráfico. Que el coche lo hiciera de una manera mucho más grave no justifica nada. El mal menor no es aceptable cuando de lo que estamos hablando es de la tranquilidad de las personas y de la cualidad de la calle como lugar de socialización.


Parece que cuestionar el "sobredesarrollo ciclista" sea una especie de sacrilegio cuando se trata de promocionar la bicicleta en ciudades "ciclosubdesarrolladas", pero hay que aprender tanto de los errores propios como de los ajenos y el exceso en esto de las bicicletas puede resultar tan contraproducente como el defecto.

Las ciudades donde la bicicleta ha dominado el espacio urbano sufren las consecuencias en silencio, como un dolor íntimo. En esas ciudades las bicicletas molestan porque ocupan las aceras, porque aparcan de manera desordenada e invasiva, porque yacen en montones muchas veces abandonadas como chatarra... pero más que eso representan una amenaza para la gente que está en la calle paseando, caminando o estando. Porque acaban invadiéndolo todo y acaban condicionando los espacios que deberían estar exentos de circulación.


Lo puede comprobar cualquiera que se desplace a una de estas ciudades con un mínimo de ecuanimidad, pero también empiezan a llegarnos crónicas que así lo atestiguan desde medios relevantes. Claro que pueden ser sospechosas y responder a la amenaza que ya representa la bicicleta a la industria del automóvil, pero hay mucho de verdad detrás de todos estos artículos.

Eso sin contar que en estas ciudades idolatradas, paraíso de ciclistas, los peatones han quedado recluidos en islotes aislados y prácticamente nadie en su sano juicio se desplaza andando en sus trayectos habituales. Aquí sí. Lo que hay que valorar es si es preferible un modelo de preeminencia peatonal, como el que tenemos aquí, o comprometerlo por tratar de injertar la bicicleta sin reducir el espacio y la prepotencia del automóvil en nuestras calles.

6 comentarios:

  1. Como en todo el problema no está en el medio sino en el comportamiento. Los ciclistas mal educados aparcan mal, abandonan bicis en cualquier sitio quizas bicis que han robado. Conozco Copenhagen. Prefiero los problemas de bicis de Copenhagen a los problemas de coches de Palma porque los conductores mal educados de Palma o de cualquier otra ciudad aparcan donde no deberian quitando visibilidad en los cruces, obstruyendo el paso a los demas, etc. Y para colmo van contaminando. La combinacion gamberro-bici es mala. Pero la combinacion gamberro-coche es horrible. Desgraciadamente esta ultima está mas o menos tolerada, en ciertos tipos de publicidad está valorada, y en todo caso está considerada como un mal inevitable: asi es la vida.

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    1. No se trata de averiguar quién —puesto a comportarse mal— puede ser peor, más perjudicial o más gamberro, si el ciclista o el automovilista. Se trata de que la acera debe ser territorio exclusivo del peatón, sin excusa ninguna, y, por lo tanto, no pueden circular por ella las bicicletas. ¡Bicicletas por las aceras, no!

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  2. Muchas veces leemos en los periódicos que los jardines están llenos de excrementos de perros, y culpamos a éstos de dicha suciedad. El perro no tiene la culpa, sino su dueño, que no tiene la suficiente educación ni respeto a los demás para tener un perro. Y lo mismo pasa si hablamos de bicicles, motocicletas o coches. Todo aquel que no respeta a los demás, en cualquier ámbito que se mueva, y que no tenga la educación necesaria, será siempre un "cafre", independientemente del vehículo con que se desplaze. Ése es el verdadero problema, la educación, el respeto y la convivencia entre todos.

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  3. La humanidad completará un paso de gigante cuando su mayor problema sea el exceso de bicis en las ciudades....y no de autos!

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  4. Tuve la gran suerte de poder conocer bien a fondo " estas ciudades idolatradas, paraíso de ciclistas" pero por desgracia no tuve tanta fortuna a la hora de ver a "esos tétricos islotes donde los peatones se quedan aislados"; por el contrario si tuve la oportunidad de ver un sistema urbanístico abierto y realista que trata de dar alternativas a las necesidades actuales de la movilidad sostenible,una sociedad concienciada ,educada y respetuosa con sus ciudadanos, ya vayan a pie en bici o en coche.
    Recorrí las ciudades holandesas como si fuera un holandés mas, tanto en bici como a pie y llegué a darme cuenta de que cuando se está concienciado de que compartes el espacio con otros medios de transporte ya sean bicis , tranvías ,peatones etc.... todo fluye perfectamente. La clave esta en la educación.
    Si reconozco que existe un "problema" de bicicletas abandonadas, pero opino que es un negocio redondo este de cambiar aire envenenado, ruido y accidentes por bicicletas oxidadas y abandonadas.
    Queramos o no todo en esta vida tiene sus pros y sus contras, solo hace falta utilizar un poco de inteligencia y de sentido común para llegar a ciertas conclusiones y poder hacer de este mundo un lugar mejor.

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  5. Por favor, Diosito, ¡mándanos el exceso de bicicletas como principal problema urbano!

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