Tremenda la noticia que se publicó el otro día en la prensa y que en su momento y acompañada del resto no resultaba en absoluto sorprendente. Pues sí, el 47,32 por ciento de los conductores fallecidos en accidente de tráfico en carretera durante el año pasado dio positivo por consumo de alcohol, drogas o psicofármacos, según la memoria del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF). Macabro el trabajo de esta gente, pero sin duda necesario porque resulta revelador.
Es fácil emitir opiniones sobre las causas de la peligrosidad en el tráfico. Velocidad, imprudencias, descuidos, falta de atención... pero la influencia del alcohol y en menor medida de otros psicotrópicos es devastadora para sus propios consumidores, si luego se ponen a conducir un vehículo. No digamos para el resto de los que se encuentren en su camino.
El perfil de los conductores muertos tampoco sorprende: más de 3 cuartas partes eran hombres e iban bien bebidos, en su inmensa mayoría cuadruplicaban la tasa permitida. Aquí es donde la cosa chirría un poco más, sobre todo porque todos sabemos reconocer en ello un modelo sociocultural demasiado arraigado en nuestro entorno.
Los peatones también
Lo malo de esta estadística es que, de entre las víctimas, los peatones arrojaban las mismas proporciones de alcoholemia. Ahora bien, aunque es triste, no se puede comparar la gravedad de una y otra, como de las infracciones que se cometen por unos y por otros bajo los efectos del alcohol.
Esto es obvio para todo el mundo, menos para la DGT, la Dirección General de Tráfico, que entre sus novedades normativas quiere introducir los controles de alcoholemia también a los peatones, al menos a los que infrinjan las normas de circulación y no solo a aquellos que sean víctimas o copartíSicipes de un siniestro. Habrá que saber si andar borracho por una acera bici también cuenta, porque entonces están averiados. O estamos. Por cierto que, parece ser, que estas infracciones costarán también una buena pasta y unos puntos del carnet de conducir siempre que se tengan y que se viva para contarlo.
Ahora bien, lo realmente preocupante de todos estos datos es la incidencia que tiene el alcohol en nuestras muertes (y no digamos en nuestras vidas). Tanto o más que la conducción de coches sin motivo justificado. ¿Hasta cuándo vamos a seguir dando cobertura a estos hábitos mortales? Más con el efecto multiplicador que provoca su adición (y su adicción, también).
Si puedes, no bebas. Si bebes, no conduzcas. Si conduces bebido, eres un malnacido.
Te leo a menudo y nunca dejo de sorprenderme de tu clarividencia.
ResponderEliminarEnhorabuena por el blog.
Saludos.
Impresionante y muy buena información.
ResponderEliminarEs la triste realidad. Pero una vez mas intentan confundir cosas: si por algun motivo, el que sea, un dia has bebido ahora como peaton seras multable. Yo pregunto ¿es el peaton bebido el que representa un peligro para la circulacion o los coches que como sabemos son peligrosos? Para evitar la multa una unica solucion : el taxi.
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