jueves, 19 de abril de 2012

¿Qué son las "ciclocalles" y para qué sirven?

Hace tiempo que se inventó legalmente una fórmula que, basada en la teoría del bote de pintura que los activistas practican desde tiempos inmemoriales, define un espacio en la calzada en calles de un sentido y normalmente de velocidad limitada a 30 kms/hora que indica que los ciclistas circularán por ellas por el centro y de una manera prioritaria. Son las "ciclocalles" y cada vez nos las encontramos con más asiduidad en nuestras ciudades.


Esto que a primera vista pasaría por una sandez bienintencionada no deja de ser una herramienta adecuada para reeducar a los usuarios de dichas calles en la convivencia, para establecer prioridades dando preeminencia a la bicicleta y para reivindicar dicho privilegio.

Una medida sencilla y barata que, aunque costosa, lo es muchísimo menos que construir carriles bici imposibles, se puede hacer en la mayoría de las calles de una ciudad y sirve de recordatorio y de guía para todos esos energúmenos que creen que la calle es de ellos. Así pues, sirve también para educar en la necesidad de compartir el espacio público (que es finito y escaso) y para recordar que, en las nuevas ciudades más humanas, más sostenibles, más seguras y más tranquilas, necesitamos un tráfico más calmado, necesitamos entendernos de una manera pacífica, necesitamos aprender a convivir y necesitamos reconocer que hay modos que son bienvenidos en dicho orden y hay otros que no lo son tanto.


Dicho todo esto, parecería incontestable que en esa Ciudad 30 sobre la que parece que hay un principio de consenso entre los distintos agentes sociales encausados en el asunto de la movilidad a nivel estatal, las "ciclocalles" representarían la herramienta más valiosa y más eficiente para conseguirlo, y, sin embargo, podemos encontrarnos con detractores curiosamente entre muchos presuntos expertos en el tema (lamentable recuerdo el del Director provincial de Tráfico de Murcia en sus declaraciones ante la implantación de las primeras "ciclocalles" en dicha ciudad, por ejemplo).

¿A qué jugamos?

El debate sobre la reinclusión de la bicicleta en un escenario descabellado se sigue dilatando y enconando preocupante e inexplicablemente (o no tanto) y medidas tan sencillas como estas que dan solución a más del 70% de las calles de las ciudades no se quieren poner en juego. ¿No será que "el juego de la bici" ha sido un canto de sirena y una cortina verde que ha servido para despistar a unos cuantos incautos y ocultar el objetivo de seguir preservando el tráfico motorizado casi intacto? ¿Cuánto más vamos a seguir jugando al "Carril bici ya" en vez de al "Queremos ciudades amables"? ¿No nos damos cuenta que lo que está en juego realmente es la convivencia, la seguridad y la habitabilidad de las calles y que el tráfico motorizado segregado e impune no hace sino empeorar el asunto?

Seguiremos dando la tabarra lo que haga falta y seguiremos jugando en frontones impasibles y hablando a sordos cognitivos hasta que logremos abrir brechas de sensatez, de civilidad y de diálogo para que se restablezca el sentido común que nos devuelva las ciudades a las personas, ciudades donde las calles sean para vivirlas lo más amablemente posible, que no sean excluyentes, que no sean inseguras y que no fomenten la violencia.

1 comentario:

  1. Lo único que espero es que no sea un espacio de segregación y nos terminen prohibiendo circular por otras cuando tengamos necesidad.
    Salud y pedal

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