lunes, 9 de abril de 2012

El "terracing" conquista la calzada

La ciudad de Pamplona lleva unos días revuelta desde que se dió a conocer en la prensa la modificación propuesta en la ordenanza que regula el uso de las terrazas. Nada nuevo: el que quiera terraza que la pague. Ahora bien, hay una pequeña novedad que llama la atención: donde las aceras resulten demasiado estrechas, las terrazas se podrán colocar en la calzada, ocupando las plazas de parking que se crean convenientes hasta el límite correspondiente a la fachada del establecimiento.

Ocupar plazas de aparcamiento, que en algunos lugares se hace como una práctica ciertamente subversiva que se denomina "parking day" (día del aparcamiento) y que consiste en plantarse en una plaza de aparcamiento para todo el día como forma de reivindicar la recuperación del espacio urbano cedido al coche, aquí se ha consentido en mercantilizar bajo la fórmula del "terracing" que, sobre todo después de la implantación de la ley anti-tabaco, ha cobrado especial relevancia y un éxito sin precedentes en nuestras calles.

Imagen de RetROW (Rethinking the Right-Of-Way)

Claro que hará falta pagar la tasa correspondiente y justificar suficientemente la necesidad, pero simbólicamente esta medida marca un hito en dos direcciones fundamentales:

Defiende las aceras

Hay un concepto que se maneja todavía en el campo pero que en las ciudades, que tendría mucho más sentido y significado, no está tan vigente: la servidumbre de paso. Realmente recoge el derecho del propietario de una finca para exigir a su vecino el paso para acceder a la suya. Aquí, porque hablamos del espacio público, lo recogeríamos como el derecho de todo peatón a acceder al otro lado de la acera ante la invasión de la misma por diversos motivos. Es una figura novedosa en una sociedad que no ha tenido empacho en comerse las calles, aceras incluidas, para dárselas al coche, a la bici o a cualquier fin comercial. Esto sienta un importante precedente.

Ocupa las calzadas

Pero lo que resulta realmente significativo es la concesión a la ocupación de la calzada y más concretamente de plazas de aparcamiento para algo que no sea relativo al coche. Hasta ahora lo que habíamos aprendido es que los aparcamientos en superficie eran algo así como un derecho consolidado de los propietarios de los coches, algo que iba incluído en el permiso de circulación y que era tan exigible con inalienable. Sólo se entendía la excepcionalidad de la peatonalización. Permitir que la calzada se ocupe de manera permanente para un fin que no sea la circulación o el aparcamiento de automóviles es, más que una novedad, un cambio cualitativo determinante.

Por supuesto que tiene fines indudablemente mercantilistas y recaudatorios, pero siempre será mejor tener una terraza más, por más privada y consumista que esta sea, que un espacio ocupado de manera privativa por un automovilista para dejar su coche en la calle. Hay que recuperar muchas parcelas en la ciudad para las personas arrebatándoselas a los coches y ésta, entre otras, es una buena manera. Sería mejor que fuera sin precio, pero la noticia es la que es y el mundo en el que vivimos no está para florituras, sobre todo en lo que a financiación municipal respecta, así que, lo daremos por bueno.

2 comentarios:

  1. Una forma excelente de demostrar el valor económico del espacio que están consumiendo los coches.
    si hay suficiente demanda, se podría poner la tarifa equivalente de este valor en el parquímetro...

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  2. Y además con arbolitos para reducir Co2. Pues me parece bien.

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