jueves, 12 de abril de 2012

Deja el coche y aprende a socializar

Dicen los entendidos que utilizando la bicicleta contribuímos a hacer nuestro entorno más amable. Es lo que muchos de nosotros nos empeñamos en comunicar a nuestros semejantes por activa y por pasiva. Ahí va otro intento de explicarlo.

¿Te has dado cuenta cómo muta la gente cuando se pone al volante?

Gente razonable e incluso personas agradables se vuelven irascibles con sólo ponerse al volante. Dicen que conducir enerva. Habría que añadir que conducir también te hace insolente, ordinario, insolidario y te ayuda a practicar la violencia vial y la verbal.

El problema es que lo tenemos tan interiorizado que ya no nos damos cuenta. De hecho, contamos con ello.



Pero ¿por qué se produce esta mutación?

Sería largo y tedioso tratar de explicar los efectos que provocan este cambio de actitud en las personas nada más ponerse a conducir. La mente humana es compleja. Pero lo que está claro es que respirar un aire viciado, acondicionado, ir protegidos por una estructura que nos protege, nos aisla y nos insonoriza y funcionar a golpe de acelerador y freno tiene unos efectos terminales en todas las personas que se exponen a ello. Esta sensación de poder que proporciona el coche, que te hace sentirte invulnerable, fomenta esa prepotencia y esa valentía.

¿Y por qué a los ciclistas no les pasa eso?

Es precisamente la vulnerabilidad la que obliga a la gente que anda en bicicleta a ser más amable y respetuosa. Tener que entenderse con los demás por el privilegio de ir a cara descubierta y la condición de circular sin coraza, por la imposibilidad de escapar a golpe de acelerador o de ignorar al vecino subiendo la ventanilla y el volúmen de la música. Oir las voces, los gritos, los comentarios incluso. Eso hace que la gente que utiliza la bici para desplazarse sea más sociable voluntaria o involuntariamente.

Eso y el aire en la cara, sintiendo el frío, el calor, los aromas, oyendo los sonidos, realizando un ejercicio suave y eficiente en cada viaje, limpio y silencioso, sacando adrenalina, liberando endorfinas... todo eso provoca una sensación de bienestar realmente agradable. No hay manera de llegar de mal humor cuando se circula en bicicleta.



Tú eliges.

2 comentarios:

  1. Amable y respetusoa? Por favor, Eneko. Parece que en tu ciudad no hay ciclistas que avasallan a peatones, que provocan accidentes, que circulan sin luces por la noche, etc.

    Sociable? No has probado a decirle a algún ciclista que se baje de la bici tras haberte pasado a 5 mm mientras andas por la acera?

    Nunca le has advertido a ningún ciclista que se ha salvado por los pelos por hacer cierta maniobra y te mira con cara de incrédulo, como si no hubiera pasado nada?

    Que los ciclistas contribuimos a hacer un entorno más amable es un mensaje que queda muy flower power y de los deseos de aquellos eco-ciclistas donde toda bici es guay... pero es completamente falso: tenemos de todo, como en el coche.

    Decir que gente razonable e incluso personas agradables se vuelven irascibles con sólo ponerse al volante... OK. Pero que como contrapartida saques el rollo del ciclista amable creo que ya está pasado de moda:
    http://ciudadciclista.org/4352/agenda-21-del-ciclista-urbano-las-cosas-que-hace-por-los-demas/

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. La parte de que el coche te enerva la veo igual pero en bici hay de todo como en todas partes. De hecho recuerdo que me hayan hecho alguna perrería e ir yo en bici, subiendo cansado, y cagarme en toda la familia de alguien, cuando tampoco soy así " normalmente".

    ResponderEliminar