jueves, 23 de febrero de 2012

No sin mi bici

Hoy toca ponerse lúgubre. Algunas veces toca. Es lo que tiene la vida: sus luces y sus sombras. Ayer me enteré que la persona que el otro día decidió quitarse la vida justo a unos metros de donde nosotros trabajamos todos los días a vueltas con nuestras bicis era un viejo conocido mío, precisamente de la bicicleta, y me he quedado frío.

Era todo un hombre, un caballero. Una persona recta, adecuada, educada, cortés. Un auténtico enamorado de las dos ruedas. Un ciclista, un ciclodeportista, un señor de la bicicleta. Con él compartimos nuestros primeros años, allá en la cada vez más lejana infancia, en el club cicloturista con más solera de esta ciudad. El nos conseguía bicicletas de alta calidad de equipos aficionados y profesionales cuando aquello era toda una aventura.

Hace un par de años sufrió un accidente, precisamente cuando circulaba en bicicleta por una de esas carreteras locales que frecuentaba con asiduidad, con dependencia, uno de tantos días en los que, después de cerrar puntualmente su negocio, aprovechaba las horas del mediodía para darse una vuelta que le devolvía a la vida, que le ponía las pilas, que le equilibraba, que le hacía sobrevivir.


El accidente le dejó unas secuelas inapreciables cuando le saludabas prácticamente todos los días pero suficientes para impedírle andar en bici con comodidad. De hecho los médicos le desaconsejaron expresamente la práctica del ciclismo. Pero él lo seguía intentando. A escondidas, aunque sea un rato. Pero era imposible.

La vida, en contra de lo que hacía ver con su sonrisa contenida, su pelo siempre perfecto y su pulcritud obsesiva, le había presentado su cara más cruel, su perfil más exigente, una cuesta arriba imposible, un puerto demasiado largo, demasiado duro. Ha aguantado unos meses y, el otro día, ya no pudo más.

Es realmente triste que alguien no sea capaz de entender su vida si le apartan de su bicicleta, pero, por desgracia, hay casos en que es así de real. Cuando me he enterado no he podido reaccionar. Todavía no puedo.

D.E.P.

4 comentarios:

  1. vaya, que noticia tan triste. Aunque tampoco me imagino una vida sin bici e intento evitar cualquier situación de peligro para no lesionarme (como hacer ski), no creo que llegara a tal punto. En fin, una lástima. D.E.P.

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  2. Vaya, siento leer eso. Ánimo.

    Actibici.

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