martes, 6 de diciembre de 2011

Este carril bici es basura

Literal. Para probar la efectividad de la segregación, un grupo de activistas de Toronto colocó unos cuantos desechos con objeto de delimitar un arcén en el mismo lugar donde se había producido un fatal accidente unos días antes, que le costó la vida a una ciclista embarazada. El reportaje fotográfico de James Schwartz en The Urban Country así lo demuestra.


Resulta difícil, sólo con este ejemplo, concluir que la segregación salva vidas o, mejor aún, que la basura puede resultar útil para este fin. Lo que queda claro es que muchos conductores no están dispuestos a pisar elementos extraños que se alinean en la calzada, ni siquiera si son ciclistas en movimiento.

No quiero trivializar sobre el asunto, que ya de por sí se las trae y requeriría un estudio más serio y pormenorizado de las circunstancias del accidente, lo que parece importante es destacar la fragilidad del ciclista frente a la muchas veces inexplicable falta de atención de algunos conductores y a la igualmente inexplicable falta de conciencia de muchos ciclistas al no posicionarse y señalizar adecuadamente cuando circulan en tráfico compartido priorizando en su visibilidad y evitando los ángulos muertos de los vehículos, sobre todo de los más voluminosos, que son los que provocan los atrapamientos, como el que sufrió esta víctima.

Pensar que una vía segregada resuelve este problema es otra gran irresponsabilidad que atenta contra los derechos de los ciclistas de circular por la carretera de manera digna y con respeto y que promete una seguridad a costa de multiplicar los riesgos y el peligro en las intersecciones y de condenar la libertad de movimientos de muchos ciclistas.

Desde luego que hay muchos energúmenos al volante, aunque sin duda son una minoría que hay que perseguir ejemplarmente como hay que hacerlo con todos esos cicleatones que circulan alegremente por las aceras, pero ningún atropello en vías urbanas se produce por alcance sino que los accidentes ocurren en intersecciones, en incorporaciones, por falta de visibilidad del ciclista o por maniobras imprudentes del mismo. No quiero con esto exculpar a los conductores de manera generalizada, porque en muchos casos la distracción, el exceso de velocidad o la conducción temeraria también provocan accidentes y sobre todo incrementan la gravedad de los mismos.

El tema más importante cuando tratemos de defender a los ciclistas en su circulación es saber identificar, más allá de la pura percepción subjetiva de riesgo, los puntos negros donde la peligrosidad esté suficientemente probada por accidentes, sustos, falta de visibilidad o velocidades relativas muy diferenciadas. Es ahí donde habrá que actuar y es ahí y sólo ahí donde habrá que habilitar soluciones que muchas veces pasarán tan sólo por disminuir las velocidades o definir mejor las prioridades y otras necesitarán un replanteamiento del viario o de su gestión.

Una cuestión aparte es la de reclamar el respeto necesario, la mejora de las conductas y un poco de civismo exigible en cualquier sociedad para tratar de convivir en el espacio público, pero, para eso este mundo civilizado no da ejemplo de amabilidad y comprensión, probablemente fruto de una educación excesivamente competitiva, individualista, demasiado orientada a ganar, demasiado obsesiva con la agresividad y favorecedora de las actitudes insolidarias y de premiar al más listo y al más rápido. Para muestra, la flema británica que se respira en este video (uno de tantos).



Este otro, que recoge la exquisita educación francesa, resulta mucho más ilustrativo respecto a la ineficacia de la segregación.

2 comentarios:

  1. Viendo el primer video entran ganas de comprarse un carro de combate y aplastar a todos los cafres que no respetan las normas de circulación y que ponen en serio peligro la vida de los demás. entiendo que no es tanto un problema de carriles bicis segregados como de falta de respeto y educación. Es la prepotencia del más rápido y el carrozado más potente

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  2. Pues a tí (y a mí) nos puede parecer que el reportaje de Schwartz demuestra lo absurdo de la segregación, pero el propio autor del reportaje no parece llegar a la misma conclusión, más bien a la contraria: que hace falta más segregación.

    ¿Es ceguera? ¿es adoctrinamiento ideológico en fase terminal? ¿es interés político? ¿es simple estupidez? ¿Hay alguna otra opción para explicar esto?

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