A veces veo la tele. Lo confieso. No es nada grave. La procuro ver en dosis limitadas. Si no me alela, como a todo el mundo. A pesar de que sigue habiendo algún programa que se salva de vez en cuando, sigo prefiriendo los anuncios. Creo que recogen la esencia de la comunicación televisiva. Como pastillas. El problema es que incluso cuando estoy viendo esos pequeños pildorazos de apenas 20 segundos, sigo manteniendo mi atención en esos pequeños artilugios de dos ruedas que transportan a personas a pedales. Soy un obseso, lo reconozco.
Acabo de ver estos dos anuncios prácticamente seguidos:
No me sorprenden especialmente porque planteen mensajes persuasivos o disuasivos sobre el uso de la bici. No. Lo que me interesa de este tipo de anuncios es que la presencia de la bici es normal, o, más que normal, normalizada. Las bicicletas se presentan integradas. No tienen papeles protagonistas. No se valora la bicicleta como tal. Son parte del entorno, del universo que se presenta en estas secuencias que consiguen representar un mundo, un ambiente en apenas unos segundos.
La bici del poli en el primer anuncio está genial,y es cierto que casi pasa desapercibida... claro que con la nueva ordenanza le tendrían que multar también, no?...oh eso de prohibir las bicis en la arena sólo pasa aquí en Valencia!!!...si es que tenemos una racha!!!!
ResponderEliminarMe encantan tus observaciones...buena selección de anuncios. Gracias, los he disfrutado.
Pilar
A mi me sucede lo mismo, siempre me centro en las bicicletas que veo en los anuncios al tiempo que pienso que algo está cambiando por que desde luego el número de éstas que aparecen por la TV va en aumento.
ResponderEliminar