Otra vez en movimiento. Otra vez de viaje. Otro congreso. Este no es uno cualquiera. Es el Velo-city. El congreso de congresos relacionados con la bicicleta.
Aún me acuerdo de la histórica edición de 1997 en una Barcelona que capitalizaba los mayores y mejores logros de ciclabilidad ibérica y quería ser un referente también a nivel europeo. Recuerdo con emoción aquellas ponencias de daneses y holandeses exponiendo sus problemas para resolver la seguridad en intersecciones y rotondas accediendo por vías segregadas, las disputas sobre el casco Recuerdo también el magnífico acto inaugural con el inefable Mario Gaviria, navarro universal, sociólogo, ecólogo, bicicletero. Parece que fue ayer.
Esta vez es en Sevilla. Otro escenario, otro momento, otros ingredientes. Sevilla ha emergido a la escena de la ciclabilidad de una manera realmente impresionante. Con fuertes inversiones, apostando por un modelo realmente discutible de aceras bici y bicis públicas, pero demostrando que mucha, muchísima gente utiliza la bicicleta a diario por sus calles. Los que habíamos tenido el placer de visitar Sevilla antes de la explosión ciclista nos quedamos abrumados por el impulso había cobrado la bicicleta en una ciudad donde, antes, prácticamente no se veían.
El Velo-city de Sevilla llega en un momento álgido del asunto ciclista en nuestro país. Con el eterno debate de la seguridad sobre la mesa, pero con elementos de relevante actualidad, como el intento de homogeneización normativa que está liderando la Dirección General de Tráfico, para unificar criterios en nuestras ciudades. Un momento de crisis mundial que en nuestro país y en el tema de la bicicleta ha gozado de un inusitado impulso gracias al Plan E de revitalización económica destinado a inversiones urbanas sostenibles, que muchos ayuntamientos han aprovechado para improvisar kilómetros de "carril bici". Un momento en que, después de unos años de ayudas del IDAE (Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético), nuestro país es un referente mundial en la implementación de sistemas de bicicletas públicas. Un momento, en definitiva, convulso y, por tanto, emocionante, donde la crisis energética es más acuciante incluso que el calentamiento global que genera, donde la hipermovilidad y la congestión han dado luz a un eufemismo más perverso que ellas mismas y que han llamado "movilidad sostenible".
Un congreso internacional que ha traspasado su ámbito europeo y que se ha convertido en un referente mundial con ponencias de los 5 continentes. Y en castellano. Todo un lujo.
Ahí vamos. A beber y a masticar. Ideas, argumentos, proyectos, propuestas y propósitos. Y llevamos en el equipaje nuestro propio mensaje, nuestro cuestionario, nuestras dudas y nuestras inquietudes. También vamos a pasear ¡cómo no! por sus calles y plazas... y por sus carriles bici. Esperamos a la vuelta verlo todo de color de verde... esperanza.
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