lunes, 8 de diciembre de 2014

Futbolistas y cochazos, un matrimonio de conveniencia

Ya no nos sorprende comprobar cómo los intereses creados se regodean, delante de nuestras narices, de lo bien atado que lo tienen todo. Saben cómo cazar en esta jungla que ellos mismos han sabido montar y en cuyas cacerías sólo caben unos cuantos elegidos.

Que los futbolistas son los ídolos que captan más atención mediática en el triste mundo en el que nos movemos, es algo que no escapa a nadie. Ellos, con su estúpido endiosamiento, están ahí, representando lo que para muchos son los deseos más inalcanzables, que, precisamente por eso, son los más anhelados por la plebe.


Ellos han llegado allí por sus cualidades deportivas, pero, una vez en el olimpo, han visto cómo el mundo se rendía a sus pies, esos con los que golpean la pelota de manera magistral. Les han adulado, les han vestido, les han agasajado, les han dorado la píldora, les han invitado a los clubes más exclusivos (y no hablamos ahora de los deportivos), se les han presentado las mejores mujeres (o eso han creído ellos... y ellas), les han llevado de fotocall a fotocall para que repitan esas estupideces que sólo están reservadas a los deportistas de élite y que el público agradece con aborregamiento ejemplar.

Pues es a ellos y no a los cantantes de turno o a los actores estrella a los que se los rifan las casas de coches de lujo y de semilujo para que les sirvan de escaparate inigualable. Esta semana ha sido esa de los cuatro aros la que, a cambio de hacer un poco el ridículo delante de los medios y de hacer una demostración de conducción más o menos macarrística, les ha regalado a cada cochazo, así por todo el morro.


Primero a los del Madrid y luego a los del Barça, que estos no hacen distingos, ni tienen remilgos con rollos partidistas, nacionalistas o chorradas de ese tipo.

Así podrán llegar a sus respectivas ciudades deportivas convenientemente alejadas de la posibilidad de acudir en algo que no sea un cochazo, fardando. Y salir acelerando delante de sus fans, que graznarán agradecidos. Parece que no pueda ser de otra manera y que, para ser un futbolista de élite creíble, tengas que pagar este peaje. Pero es que esto está montado así y hay mucha gente pasando el cepillo en esta misa.

Seguiremos embobados mirando a la pantalla.

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