domingo, 2 de marzo de 2014

Stop al ciclismo temerario

No hay prácticamente día en el que, si queremos, no nos encontremos noticias sobre atropellos con ciclistas implicados. Ciclistas atropellados o ciclistas atropelladores. No es lo mismo pero muchas veces da igual. Como víctimas o como victimarios, los ciclistas muchas veces, quizá demasiadas aunque no mayoritariamente, suelen ser elementos propiciatorios de los incidentes en los que se ven envueltos. Casi siempre de forma involuntaria, muchas veces impulsados por un exceso de confianza de su destreza o de las facilidades de las que les han provisto, que les hace ponerse en riesgo de manera imprevista, el caso es que tenemos que denunciar la actitud de muchos de ellos, demasiados aunque no mayoría ni remotamente, si queremos atajarlo.


La bici es fácil, ligera, silenciosa, rápida, inercial y nos permite hacer itinerarios combinados utilizando distintas plataformas en unas condiciones que, hay que reconocerlo, nos hacen los privilegiados de la movilidad urbana. Los que andamos en bici a diario lo sabemos y lo apreciamos. Los que llevamos andando toda la vida no lo queremos perder porque sabemos que es la clave de su utilidad. Y no es de permisividad total de lo que hablamos, es de flexibilidad, de anticipación, de destreza y de prevención al conducir en bici, siempre desde el respeto escrupuloso hacia las demás personas, sean vehículos, peatones o individuos que están en la calle.

Esa versatilidad y esa capacidad de colarse, de escurrirse, de circular casi subrepticiamente hace que la bicicleta, las bicicletas sean difícilmente detectables por el resto de la gente en su deambular y es lo que las hace peligrosas tanto para los demás, sobre todo para los que caminan, como para los propios ciclistas que muchas veces no son conscientes de su invisibilidad para el resto de vehículos o de lo peregrino de sus maniobras.


Es aquí donde hay que hacer el llamamiento para atajar esas conductas y esas maniobras ciclistas que juegan en contra de la bicicleta como paradigma de la movilidad urbana. Si no somos los propios ciclistas los primeros en denunciar la temeridad de mucha gente que conduce bicicletas, perderemos legitimidad y credibilidad cuando queramos recordar nuestras necesidades y hacer respetar nuestros derechos.

Lo que pasa es que muchas veces nos da miedo de caer en el descrédito de lo que entendemos que son nuestros correligionarios, como si los que andamos en bici formáramos parte de una secta con un pensamiento único y una estrategia común. Pues no. Los ciclistas no somos ni más ni menos que ciudadanos que, en ese momento, montamos en una bicicleta y eso no es una condición sino una pura circunstancia. Y como ciudadanos nuestro derecho y deber no es otro que demandar y dispensar respeto entre y de los demás. Punto.


Todo lo demás debe ser denunciable y debe ser denunciado y nosotros, como usuarios de ese vehículo que somos, tenemos que ser los primeros que lo reconozcamos y lo delatemos, si queremos que se preserve y se potencie su uso porque resultaremos beneficiados de ello. Personas en bici circulando sin control, sin luces, en sentido contrario, saltándose las normas básicas de circulación, pasando demasiado cerca, metiéndose por trayectorias suicidas, aprovechándose de la torpeza, prevención o respeto de los demás, o de su suerte incomparable... tienen que ser denunciadas y castigadas por ello.

Así pues, no tratemos de exculpar a los ciclistas temerarios, porque son el peor enemigo de la bicicleta. No importa dónde se produzca su temeridad: en una acera, en un carril bici, en la calzada, en un paseo, en un parque, en una calle peatonal o en la carretera. Aquí y en Sebastopol, un ciclista temerario, como cualquier persona temeraria, no sólo juega con su riesgo sino que pone en peligro a los demás, menospreciando el respeto debido a la libertad y esto, además de execrable, es inconveniente para cualquier sociedad, por minúscula que ésta sea.

Denunciar a nuestros semejantes en actitudes temerarias no es ser un traidor o querer recortar sus libertades, sino es trabajar por preservar las colectivas y asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos.

4 comentarios:

  1. "Así pues, no tratemos de exculpar a los ciclistas temerarios, porque son el peor enemigo de la bicicleta. No importa dónde se produzca su temeridad: en una acera, en un carril bici, en la calzada, en un paseo, en un parque, en una calle peatonal o en la carretera."

    Ya sé que lo que pretendes no es exculpar la circulación por la acera sólo en el caso de ser temeraria, pero es lo que, quizás, con unas pocas ganas que se tuviera de ello, parecería deducirse del texto que he entrecomillado. Saludos.

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    1. A veces nos ponemos muy "ciclismiquis"...

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    2. No creo que sea el caso. La circulación de bicicletas por las aceras cunde como la mala hierba —me guío por mi ciudad— sin que la autoridad (in)competente y complaciente haga nada por impedirlo, cómplice de quienes, porque van en bici, se sienten seres poco menos que superiores. Tenías que haber visto cómo nos miraron hace unos días un par de chicas con las que nos cruzamos en la acera, ellas en bici claro. Poco menos que: a ver si os apartáis que nosotras tenemos que ir por la acera. Creo que es una batalla perdida, o casi, la de que los peatones tratemos de oponernos a esta desgracia. Pero no obstante yo que, como peatón, me siento expulsado de mi territorio trato de hacer algo: como escribir cosas en un blog, así como mandar comentarios a otros tratando de tapar cualquier hueco por el que se pudiera colar una justificación de la circulación de las bicis por las aceras. No creo que esto sea ponerse tiquismiquis.
      Saludos.

      P. S. Hace un rato he visto unos videos en el blog Ciudad Ciclista, y se me abren las carnes pensando que esta situación pudiera llegar a darse en Alcorcón, porque camino de ello llevamos.

      Enlace de los videos citados:

      http://ciudadciclista.org/11152/videos-de-ciclopeatones-i-buscando-hueco/

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  2. Caracterizar el caracter temerario desde la perspectiva de peatón y del mismo ciclista tiene un amplio abanico que debemos señalar sin ninguna duda...

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