Es lo que debería hacer un Observatorio de la Bicicleta. Es lo que debería haber en cualquier ciudad que se precie de hacer algo por la bici con un mínimo de juicio, con un mínimo de transversalidad y con un mínimo de participación. Para que la cosa de la ciclabilidad no quede en un mero ejercicio de voluntarismo, de escaparatismo, de posibilismo o de propagandismo. Contando con los agentes involucrados se puede dilucidar más y mejor. Si se quiere. O se puede cumplir el expediente administrativo. Todo depende de las intenciones del Ayuntamiento que lo convoque.
El que nos convocó ayer fue el Ayuntamiento de Pamplona, dentro de esa estrategia que recoge la Agenda 21, uno de cuyos objetivos centrales en esta ciudad recogido en el Pacto de Movilidad firmado hace ya casi 10 años, era, explicitamente, favorecer el incremento de usuarios de bicicletas como medio de transporte, en la siempre difícil tarea de restar viajes automotorizados en el seno de la ciudad.
La sesión consistió en un repaso más o menos atropellado de los distintos aspectos que afectan a una política de desarrollo de la bicicleta o, más bien, a la política de desarrollo de la bicicleta que ha llevado a cabo este ayuntamiento, que no se diferencia casi nada a la que han llevado otros ayuntamientos de esta parte del mundo, si obviamos algunos matices.
Carriles bici deficientes e inconexos, capitalizando los kilómetros de las nuevas urbanizaciones, contabilización de aparcabicis por miles, vagas estimaciones desactualizadas de usuarios e intenciones, las bicis públicas presentadas como una obligación cumplida, el registro casi ignoto, una biciescuela testimonial y algunas campañas, días y semanas más o menos aisladas. Eso junto con una normativa incomprensible y desconocida, el calmado de un tráfico que no disminuye, un buen montón de accidentes sin mayor gravedad y los peatones indignados.
Un balance más bien pobre para ya casi 10 años de presunta estrategia ciclista que se ha hecho a golpe de mando y sin contar con ninguna recomendación, haciendo caso omiso a los avisos y desoyendo el clamor público. Después de 9 años y pico de silencio administrativo y acción blindada desde la cúpula del partido en el poder, de ignorar mandatos parlamentarios regionales, propuestas comarcales y mociones mayoritarias del pleno municipal, esto parece más un ejercicio de consuelo demagógico que otra cosa.
Pero no vamos a dinamitar lo que puede ser el embrión de una figura imprescindible que coordine los esfuerzos de las distintas áreas municipales afectadas (tráfico, urbanismo, mobiliario urbano o medio ambiente) contando con las iniciativas y el criterio de otros agentes involucrados tales como la DGT, el gobierno regional, las universidades o las imprescindibles asociaciones de usuarios.
Esperemos que el futuro depare mejores y más participadas propuestas que las que hemos presenciado esta última década. Ahí estaremos, aunque sea para ser la voz que dé la paliza recordando que esto se trata de restar coches y de no discriminar a los peatones. Aunque moleste a los que quieren sólo celebrar el crecimiento ciclista.
Tenemos que conseguir entre todos la convivencía pacifica entre peatones y ciclistas, quitando espacio al coche que ya es hora.
ResponderEliminarNosotros los que nos movemos en bici debemos ser valientes y circular por la calzada compartiendo con los coches ellos deben ir a 30 y 50 de velocidad , es posible convivir, no podemos quitar espacio a los peatones,,
Yo hace muchos meses que también he dejado de utilizar los "carriles-bici" por su mal estado y peligrosidad.
EliminarAhora circulo por la calzada y en carretera por el arcén.
Yo estoy de acuerdo en usar la bici por la calzada. Lo intento y cuando estoy en un paseo peatonal voy con mucho cuidado y respeto. La posición más cómoda es la calzada para nosotros los ciclistas urbanos.
ResponderEliminarEsta mesa no se si llegará a servir de algo, Pamplona es una ciudad diseñada para el uso indiscriminado del coche y trsitemente siempre están los intereses políticos y económicos detrás.