domingo, 1 de diciembre de 2013

Los peatones primero, por unanimidad

Vitoria es y ha sido, en muchos sentidos, un puntal en la promoción de la bicicleta dentro de un modelo de fomento de la movilidad sostenible sensato y razonable. Pilotado por el CEA, Centro de Estudios Ambientales, ha protagonizado uno de los procesos más juiciosos de cuantos se han producido en los últimos años en este país de locos. Y ha obtenido los mejores resultados de todos. No ha sido casualidad. Nunca lo es. Tiene más ciclistas, más usuarios del transporte público y no ha perdido masa peatonal.


Todo esto les ha costado y mucho. Mucho dinero invertido en estudios, en infraestructuras y en cambios y mucho tiempo dedicado a discutir, a convencerse y a convencer de que esto merecía la pena, que una ciudad sostenible es una ciudad más viva, más rica, más humana, más habitable. Y les sigue costando, porque cada nuevo paso, cada peldaño que se quiere subir genera contestación.

La gestión de la movilidad es un juego de equilibrios en el que hay que saber combinar la determinación con la contemporización, saber dar alas a la vez que se establecen limitaciones, saber jugar a incentivar unos modos de locomoción sin que se entienda como una barra libre y desincentivar otros que por su nivel de implantación y tradición cuesta explicar cómo se puede uno desplazar sin ellos.

Lo que está claro es que lo están consiguiendo.

Y los ciclistas después, pero no de cualquier manera

Ahora hemos tenido la noticia de que, tras unas semanas de titubeos, finalmente se ha aprobado la anunciada normativa que regula la circulación ciclista, restringiéndola en las zonas peatonales y prohibiéndola expresamente en las aceras. Y se ha hecho por unanimidad. Por unanimidad, repito.


El malestar entre una parte de los ciclistas no se ha hecho esperar. Basta mirar un poco en las redes sociales el revuelo que se ha creado entre aquellos que creen que poner estas limitaciones a las bicicletas es poco menos que echarlas a los leones y que estos las van a devorar somo si fueran conejillos.

Sin embargo, no parece que esto vaya a servirles de nada porque este ayuntamiento no deja puntada sin hilo y no sólo lleva tiempo colaborando estrechamente con la sociedad civil organizada que representa los intereses de los ciclistas urbanos, los Bizikleteroak, que han participado activamente en esta estrategia y que también comparten los principios que promulga esta nueva normativa en el contexto de la priorización en la construcción de una ciudad más tranquila, más segura y más habitable, donde el protagonista sea el peatón, sino que se ha preocupado como no lo ha hecho nadie en todo el panorama estatal en estudiar profundamente las condiciones y los deseos de la circulación de los ciclistas, elaborando estudios, encuestas y mesas de trabajo en el marco del Plan de Movilidad Sostenible y Espacio Público de la ciudad.

Mapa de los itinerarios ciclistas registrados en el proyecto Naviki en Vitoria

Pero no sólo eso. También han hecho estudios sobre siniestralidad ciclista, han impulsado la creación de locales autogestionados como aparcamientos vecinales de bicicletas a través del acondicionamiento y posterior cesión de dichos inmuebles a comunidades de vecinos necesitadas, han iniciado un programa de educación vial para ciclistas realmente ambicioso y ejemplar, han hecho múltiples campañas para tratar de conciliar los distintos usos de la vía por los distintos agentes de la movilidad y fueron los primeros en impulsar un sistema de bicicletas públicas lógico (y los primeros en perderlo, por suerte)... pero, más que todo eso, a lo que se han dedicado en los últimos años es a ponérselo difícil al coche y a facilitarle las cosas a quien quisiera utilizar otros medios de transporte: potenciando el transporte público, reordenando la circulación en el centro urbano, calmando el tráfico, gestionando el transporte de mercancías, entre otras cosas, e impulsando decidida y especialmente la bicicleta como medio de transporte clave.

Porque las personas son antes que los vehículos

Ahora toca poner los límites al desenfreno ciclista y recordarles a los que pedalean y de paso a todos los demás que, en esto de la movilidad sostenible, los peatones son los primeros y son intocables, porque son personas y las personas son lo primero en la construcción de la ciudad habitable... y después van los vehículos, sean lo amables que sean.

4 comentarios:

  1. Pues habrá que copiar unas cuantas cosas de Vitoria.
    Salud y pedal

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  2. Esos són los norteños; que no se cortan!
    Aupaa Vitoria. Espero que con esos resultados otros ayuntamientos, se vean un poco más presionados,........, no por estudios y encuestas; sino por resultados demostrables y probados

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  3. Hola Eneko,
    Enhorabuena de nuevo por tu blog y por este interesante artículo. dicho esto, de su lectura me surgen muchos interrogantes, que los hago con el ánimo de expresarlos e incitar a la reflexión, sin ser persona cualificada en la materia y sin conocer de cerca, desafortunadamente, el caso de una ciudad ejemplar como Vitoria:
    - ¿no resulta excesivamente bajo el porcentaje de personas que usan el transporte público, sólo un 8% y sin apenas aumentar en los últimos 10 años (ha pasado de un 8 a un 8,30%)? es verdad que hay muchas personas que se desplazan caminando, pero esto ¿no podría interpretarse como la existencia de una red de autobuses "infrautilizados"? se que se hizo un cambio bastante radical de la red existente de autobuses en Vitoria hace unos años, fomentando la interconectividad entre líneas, entre otras cosas, pero esto no parece haber hecho que los vitorianos expresen una mayor preferencia por el transporte público. y esto no lo digo con ánimo de criticar, simplemente me ha llamado mucho la atención, porque normalmente este dato suele ser algo más elevado, incluso en ciudades que han tomado pocas medidas de cara a una movilidad más sostenible.
    - después de ver lo bien que lo están haciendo me surge dos dudas muy grandes, ya que Vitoria se podría decir que es una ciudad con un tamaño (de población y extensión) ideal para realizar estas políticas (que evidentemente necesitan de otros factores, como una sociedad implicada y participativa, un gobierno preocupado por estas cuestiones). La primera es: a) ¿cuanto dinero se necesita para lograr todo eso? ¿que presupuesto le ha dedicado el Ayuntamiento y otros organismos a implementar estas medidas? ¿cual es el coste por ciudadano anual? porque, si todo esto supone una buena cantidad de dinero, podría pensarse que sólo las ciudades con una renta per capita alta o con un presupuesto municipal holgado pueden permitirse el lujo de hacer tantas cosas para lograr esos excelentes resultados (como pasa en Suiza, Dinamarca, Alemania).
    - y por último, ¿en que medida es el caso de Vitoria, como ciudad de excelencia en cuanto a movilidad sostenible, "exportable" a otras ciudades que no tienen sus características? ¿se podría pensar que se pueden lograr esos resultados en ciudades de 800.000 habitantes con un área metropolitana de influencia de otro medio millon, por ejemplo? siempre me surge esa duda, porque las ciudades pequeñas son muy "manejables" para aplicar algunas medidas, pero otras resultan verdaderos problemas y quebraderos de cabeza.
    un saludo y gracias por el blog de nuevo




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  4. Primera consecuencia de la nueva normativa: Menos usuarios de bicicleta.
    Segunda consecuencia: Mayor uso del vehiculo privado.
    En cuanto pueda cojo la bici y me doy un paseo por el centro de Vitoria grabando lo que veo para que opinéis.

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