El asunto empieza a ser insoportable porque las consecuencias son fatales. Lanzar personas en bicicleta alegremente por caminos que fomentan la encerrona, que son difícilmente transitables y que multiplican los riesgos ciertos de sufrir un accidente grave e incluso mortal es una responsabilidad que, aunque muchos representantes estén dispuestos a hacerlo, una sociedad no se lo puede permitir.
Esos corredores que pretendidamente sirven para transmitir seguridad a los ciclistas inexpertos o a los miedosos del tráfico, en su inmensa mayoría y en las modalidades y casos que se han decidido implementar en nuestras ciudades son una temeridad.
Estrechas, ilógicas, apartan a los ciclistas del tráfico rodado y los invisibilizan, obligándoles a reinterpretar las normas de circulación y proponiéndoles encuentros con los motorizados desde trayectorias imposibles de gestionar por ninguno de los actores. Vías que fomentan la circulación en contradirección sin más justificación que ofrecer un pasillo seguro son una trampa que ya demasiadas veces se ha revelado como mortal, pero que nadie (o demasiada poca gente) está denunciando o recomendando desmantelar.
Pues hay que hacerlo y concretando, porque si no estaremos fomentando un nuevo estilo de ciclismo urbano, más allá incluso del ciclo-peatonal: el del ciclista suicida bienaventurado y con cobertura legal. No podemos estar dispuestos a comentar más crónicas del estilo "le atropelló pero el ciclista tenía prioridad". No lo podemos consentir. Es demasiado grave.
Estas vías fomentan la imprudencia confiada, que es la más peligrosa de todas. Sólo el que ignora el peligro es capaz de demostrar un atrevimiento mayor ante el riesgo, por más cierto y demostrable que éste sea. Lo que muchos llaman la "percepción de seguridad" que aportan estas vías es lo que multiplica su peligrosidad y lo que trae consecuencias más graves en las colisiones. La falta de prevención hace que los usuarios de estas trampas no vayan precavidos y se expongan ignorantes a riesgos terribles.
¿Un ejemplo?
Sí, efectivamente, es el carril bici en el que se produjo el golpe mortal en Corella hace unos días. ¿Por qué?
- Porque es bidireccional (en una calle de un sólo sentido: de derecha a izquierda según se muestra en la imagen).
- Porque es estrecho (poco más de 1 metro para dos direcciones).
- Porque es obligatorio (como se recuerda en la información que acompañó su implementación).
- Porque todo eso es imposible de predecir visto desde una calle perpendicular (justo por la que circulaba el automóvil en el suceso relatado y que presuntamente no respetó el ceda el paso, aunque no informa de la circulación bidireccional de ciclistas).
¿Cómo se puede anticipar la circulación de ciclistas en contradirección desde esta perspectiva? ¿Qué consecuencias puede tener todo ello? ¿En qué trampa mortal estamos "invitando" a meterse a los ciclistas en estas circunstancias? ¿Quién es el responsable de todo esto?
Extracto del folleto informativo sobre normas para circular en bici en Corella (fuente: bicilibre) |
Buenos dias.
ResponderEliminarEl Ayuntamiento de CASTELLÓN de la PLANA tiene abandonados muchos tramos de "carriles-bici".
Me he puesto varias veces en contacto con el responsable y elude el caso argumentando que muchos de esos viales que antiguamente estaban destinados al transito de las bicicletas, ahora ya no lo son.
Esa es la escusa que ponen al no haberle realizado el mantenimiento oportuno.
VERGONZOSO.