domingo, 21 de abril de 2013

Ciclismiquis

En una lectura distraída de un periódico regional, da igual cuál, da igual de dónde, me he encontrado con el clásico valiente que expresa su opinión a modo de queja para denunciar el desfase ciclista urbano en una mezcla de exigencia y de reprobación gracias a la cual no se sabe bien si trata de pedir o de impedir el desarrollo razonable de la actividad bicicletera en su ciudad. Habitual.


La nota recoge la esencia más cruel de en lo que ha derivado la cuestión de la bici en muchas de nuestras ciudades para la mayoría de la gente.

Por un lado, las "bicisitudes" de los que intentan seguir esos chorizos que se han habilitado bajo el denominador común de carril bici, que no son sino auténticas gamberradas hechas por técnicos municipales ignorantes y asumidas como mal menor por la mayoría de los ciclistas dóciles y miedosos.

Por otro, el sangrante tema del timbre y de la conveniencia o necesidad imperiosa de su uso, que es la expresión máxima de la peatonalización del tráfico ciclista, ya que en calzada el uso del timbre resulta impropio por ridículo.

En último lugar está el asunto de la velocidad a la que circulan los carrilbicistas y cicleatones que atemoriza a los peatones y, más que eso, es la demostración de que todo esto, además de hacer tortuosos, incómodos e incomodantes los itinerarios en bici conlleva la necesaria ralentización de los ciclistas, una vez convertidos en pseudo-peatones.

Lo peor de todo esto es que a muy poca gente le chirría. Esta mezcla de conformismo, ñoñería y taimada agresividad está dejando a la bicicleta a la altura del betún y a sus prácticantes como los bastardos de la circulación urbana. Veremos cuánto dura la alegría.

2 comentarios:

  1. Ya me había preocupado con lo del timbre. ¿Realmente la gente piensa que hay que utilizarlo incluso cuando vas por tu carrilbici?
    Como si no fuera ya lo suficiente complicado pedalear por la ciudad...

    ¡Un saludo!

    ¡Ah!: Me gusta tu blog. Volveré (sobre todo por el apoyo reivindicativo y si no me he roto la crisma antes).

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  2. El timbre por el carril bici es necesario, aunque sólo sea para avisar a algún rapaz despistado. Otra cosa es colocarse detrás de un peatón en una acera estrecha de centro urbano sin carril, y esperar que éste se baje para cedernos el paso, usando el timbre; algo que también se da mucho.

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