lunes, 20 de agosto de 2012

Amigos peatones, veo biciones

Es lo que tiene el verano, el calor, las endorfinas, el bienestar que produce el pedaleo mañanero en estas tierras privilegiadas (¿cuáles no lo son?), que te hacen ver las cosas diferentes. El otro día me volvió a pasar. Iba tan tranquilo intentando mantener la media a duras penas cuando tuve esta "bición" (perspectiva ciertamente distorsionada que se tiene de algo visto desde una bici).


No es lo que parece, no es que se me represente el fantasma del carril bici también en carretera abierta y en lugares recónditos, como resultado de mis sueños impenitentes de segregación ineficaz. Es lo que es: un carril bici en toda regla y un carril peatón a su lado y convenientemente separados y defendidos uno del otro.


Por supuesto y para despejar la sombra de la duda, el carril bici no es más que un arcén en buenas condiciones, de ancho suficiente, limpio y separado del resto de carriles por una línea contínua, vamos, lo que vienen demandando los ciclistas desde los años 70.  Lo realmente sorprendente es la ejecución de ese itinerario peatonal entre dos localidades adyacentes con semejantes medios.

Un poco más adelante, en esa misma carretera, hay esta otra modalidad, ya más simplista y posibilista, aunque mucho más barata, de ocupación compartida de la carretera por y para los peatones.


Pues bien, en la obligada excursión al litoral cantábrico que procuramos hacer todos los años, este año me he encontrado con esto.


Otra formulación, mucho más agradable, del mismo concepto. Los senderos peatonales aparejados a las carreteras son, sorprendentemente, mucho más transitados por los lugareños que las intrincados y estupendos que muchos marcan para los senderistas, y son utilizados durante todo el año, prácticamente todos los días.

A los lugareños y a los visitantes les gusta andar por la carretera. Porque se ha hecho de toda la vida, porque se ve quién viene y quién va, porque es el camino natural, el obvio, el histórico, el mejor, el que se fue concediendo al coche y del que el coche les ha ido defenestrando hasta hacerlos casi intransitables a pie. Incluso en carreteras comprometidas, seguimos viendo a los vecinos de los pueblos andando por ellas. Formulaciones como estas son bienvenidas entre ellos.

La prueba:

1 comentario:

  1. Así es. Las actuales carreteras fueron antaño las mejores rutas de comunicación. Es una pena que muchas veces te separe de otras localidades cercanas algo más duro que la distancia: corredores pensados para ser recorridos sólo a motor.

    ¿Dieron acaso por hecho que con la popularización del coche íbamos a dejar de querer usar las piernas?

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