domingo, 18 de marzo de 2012

Polución, electrificación y farruquitos

Hoy he desayunado con prensa local y reconozco que, con la que está cayendo, me han sorprendido los titulares que copaban las portadas de los dos principales diarios regionales. Uno de ellos invocaba la lluvia como solución a la polución.


El otro daba la solución a la movilidad moderna: la motorización eléctrica.

Visto así, sin más, no guardaría más relación que dos noticias anecdóticas copando sendas portadas de dos diarios provincianos. Analizando un poco más el marco, observamos que ambas portadas recogen también noticias de la factoría automovilística de la región, lo cual ya nos empieza a apuntar el trasfondo del asunto.

El automóvil no es la causa, es la solución

Esto es, que el automóvil no es la causa pero sí la solución a esta crisis climática y económica. De hecho la culpa de la contaminación es del anticiclón, como bien sabrán madrileños y otros pobladores de las grandes urbes con boina, y la solución está en la lluvia, que cambia el polvo por brillo. Y, por otro lado, la solución  a los problemas de la movilidad viene otra vez de la mano del motor, en este caso eléctrico, tan limpio y tan inocuo que se puede presentar flanqueado por una bici en la zona peatonal de más calidad de la capital de provincias, que para eso está. Como si la electricidad manara de fuentes claras y transparentes.

Cruda realidad que se confirma al día siguiente, cuando los altos directivos de la factoría anuncian al populacho que son ellos los que han venido a salvarnos de esta crisis económica tan mala y tan perversa y de la que empezamos a sospechar que hemos sido nosotros, pobres ciudadanos de a pie, los que la hemos causado con nuestras demandas excesivas de servicios públicos, de casas sobrevaloradas y de ambición financiera desmedida o algo así.

... y Farruquito

Ambos periódicos recogen también la noticia de la inminente llegada del artista Farruquito, una estrella del baile flamenco, que desgraciadamente se ha hecho más conocido por su actitud negligente y temeraria en la conducción de un coche sin licencia, causando la muerte de un peatón y dándose a la fuga a continuación. Tan conocido se hizo que ha dado nombre a esos kamikafres al volante, que navegan impunes por nuestra geografía.

Una combinación terrilble la de polución, electrificación y farruquitos, que asola nuestras ciudades, que nos enferma irremediablemente, que provoca víctimas, que transmite miedo y que consolida la ignorancia en nuestra sociedad.

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