martes, 26 de julio de 2011

Kamikafres

Hoy quiero dedicar mi más profundo desprecio hacia aquellos cuya actitud al volante pone en riesgo la seguridad de los demás. Aquellos que menosprecian tanto sus vidas como las de aquellas personas que les rodean, tanto permanente como ocasionalmente, y las ponen en juego a golpe de volante y acelerador. A toda esta banda de "kafres" que tratan de demostrar a bordo de sus vehículos todo lo que probablemente sean incapaces de conseguir en sus vidas de a pie. A todos esos que invaden las zonas de seguridad, esas que ahora la DGT quiere recordar que existen mediante flechas que así lo indicarán. ¡Como si fuera suficiente!

Me parece especialmente despreciable que lo hagan con exhibicionismo.

El problema es que esta chulería provoca "accidentes" (por llamarlos de alguna manera) que se cobran muchas víctimas inocentes. Personas que, sin comerlo ni beberlo, se ven involucradas en situaciones que, en el mejor de los casos, marcarán sus vidas. Y que esa chulería, esa actitud prepotente, se alienta desde distintos círculos. El más evidente: la Fórmula 1 y su extrapolación a la vida cotidiana. Declaraciones como las que se permitió realizar "nuestro" Fernando Alonso en respuesta a la limitación de la velocidad a 110 kms/hora no fueron sólo desafortunadas en este sentido, sino que venían a decir que el que va a esa velocidad o por debajo de ella es aburrido, ridículo o imprudente.

Uno de los nuestros

Lo prudente debe ser ir a la velocidad límite o, como hacen los listos, a ese 10% más que es el margen de error de los radares. Lo prudente debe ser hacer salidas espectaculares, zigzaguear entre lentos y torpes para ganar posiciones, hacer "poles" en semáforos y "vueltas rápidas" en rotondas, siempre en tráfico abierto claro.Y va a dar igual en qué vehículo te muevas. Ser temerario, despreciar la vida ajena como se desprecia la propia, conducir invasivamente, agrediendo con tus trayectorias, frenando tarde, mal o nunca, accionando todas las interfaces que tengas a tu alcance, acelerando compulsivamente, para demostrar que eres "uno de los nuestros".

Y si provocas algún "accidente", no cometas el error de parar a ver qué ha pasado. No seas insensato. Eso es de débiles. Practica eso que los norteamericanos llaman el "hit & run" (golpea y corre), como hizo ese en Pozuelo de Alarcón la semana pasada. Más si uno de esos grupos de "erizos" se cruzan en tu camino reivindicando su derecho a circular por tu calzada. ¡Infelices!



Una de mis personas queridas cuando ve a uno de estos kafres, dice que permitir conducir a estos individuos es como dar una metralleta a un mono... y no le falta razón.

Aquí tenemos a una cuadrilla de esos homínidos que, no contentos con haber intimidado a un ciclista hasta hacerle echar pie a tierra, vuelven para "mejorarle el castigo", por haberse atrevido a compartir la calzada con ellos.



El problema mayor viene cuando ya se es un mono y no se cuenta con uno de esos "acorazados" para hacer idioteces en la vía pública.



En alguna parte del mundo, alguno ha reconocido su condición de criminal, aunque parece algo debido más a un momento de debilidad que a otra cosa.

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